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Cupra lanza el Terramar, un SUV con múltiples opciones que peleará por mercados 'premium'

Tiene algo de lujo, algo de todo terreno, algo de deportivo, algo de coche familiar, algo de… tierra y mar

Cupra lanza el Terramar, un SUV con múltiples opciones que peleará por mercados ‘premium’

Cupra Terramar.

El nombre no podía estar mejor elegido: Terramar. La última creación de Cupra, la submarca de Seat, adquiere el nombre del circuito de carreras donde el primer Cupra vio la luz. Tierra y mar es perfecto para el nuevo modelo, porque mezcla lo mejor de cada rincón que un usuario quisiera obtener de un coche así.

Terramar fue el cuarto circuito de velocidad permanente de la historia, tras Brooklands, Indianapolis y Monza. Hoy está dominado por la herrumbre, el abandono, tras haber pasado por ser acceso para camiones que acudían a una granja de pollos que hubo en el interior del óvalo.

Ya no hay actividad avícola, aunque se usa para rodar videoclips, anuncios y se hacen presentaciones. Y una muy esperada era la de este Terramar, un SUV del segmento C, que comparte plataforma con el Volkswagen Tiguan y el futuro Audi Q3. Que usen esta arquitectura obliga a la marca a construirlo donde sus hermanos, en Hungría.

Con 4,52 metros de alto, 1,87 de ancho y 1,58 de alto, se sitúa entre el exitoso Seat Ateca y el menos afortunado Tarraco, aunque un escalón más allá en cuanto a calidades y acabados. Su alma deportiva también lo eleva y lo coloca en una zona que podría dibujarse justo entre sus gemelos, Volkswagen y Audi. No desentona entre ellos y les supera en algunas cuestiones, y queda algo descolgado en otras; el comprador decidirá entre opciones bastante afines.

El segmento C supone el 40% de las ventas totales en Europa, de ahí la superpoblación en ese entorno. A los citados se une el Toyota RAV4, Peugeot 3008, Ford Kuga, Renault Austral, o Hyundai Tucson, y se torna en una categoría muy peleada. La lucha se sitúa en la calidad, lo recibido a cambio de un dinero parecido, y el estilo.

Y en estilo y personalidad pocos ganan al Cupra. Podrá gustar más o menos, pero nadie podrá negar sus formas definidas y únicas. La nariz de tiburón, tal y como la definen sus diseñadores, forma parte de un morro alto y plano, típico de los SUV. Hay nuevos faros, triangulares con más triángulos dentro. Son de alta definición, como atrás, donde replican esta forma geométrica, aunque dinámicos. Cuando el coche se desbloquea con el mando, recrean una exótica coreografía que saluda al propietario.

Detrás, hay una barra luminosa que cruza de lado a lado, con el logotipo de la marca en el centro, justo encima de la cerradura en el portón trasero. La zaga no muestra el nombre del modelo con orgullo en placas, letras en relieve o adhesivos como hacen casi todos, sino en el interior de los faros y visto un poco de lado.

En la zona baja hay un difusor de color contrastado con respecto al resto de la carrocería. Lo que han desaparecido de este SUV son los pasos de ruedas agradados con tiras protectoras negras. Parece que se está normalizando la anchura sin más, al tiempo que se ahorra unos eurillos y se simplifica el proceso de montaje.

Su personalidad podría definirse como un SUV al uso, algo más largo y ancho que un Formentor, ocho centímetros más corto, y más familiar y todocaminero, por el más bajito y deportivo que tiene nombre de isla. A pesar de ello, sigue siendo un coche que transmite deportividad, y una de sus señales es el asiento, no tan bajo como en una berlina, pero tampoco tan alto como en un todoterreno.

Calidad superior

Su interior destila calidad, no extrema, pero sí bastante bien solucionada. Hay plásticos duros de buena calidad, zonas acolchadas, y la sensación general es muy buena. De acuerdo con los tres acabados disponibles, los asientos están hechos con materiales plásticos recaudados en el mar y reutilizados, con fibras recicladas, o con cuero natural.

Hay mucho espacio entre los asientos delanteros, con huecos de todo tipo para meter cosas. La guantera es de movimiento amortiguado, las salidas de aire laman la atención por lo delicado de su diseño con detalles del bronce habitual en la marca, y su funcionamiento es muy preciso. Hay pocos botones en el salpicadero, y muchas de las funciones pasan a la pantalla táctil, de origen y software Volkswagen, muy mejorada en diseño y fluidez. El sonido corre a cargo de Sennheiser, con un sistema de audio de 390 vatios.

Si la pantalla central es de 12,9 pulgadas, la de información del conductor es de 10, y resulta bastante completa y atractiva. Se puede acompañar de un Head-up display que refleje datos en la luna delantera en opción. Lo que no es opción, sino standard de serie en todos los modelos, es el volante. Repleto de botones, con controles de radio, velocidad, y otras funciones, dispone de levas para el cambio —no habrá Terramares manuales, solo automáticos—, y dos palancas, una a cada lado. La derecha es para seleccionar el tipo de marcha, y la izquierda para intermitentes y limpiaparabrisas. En el volante están, entre otras cosas, los modos de conducción. Si se mantiene pulsado este último, se pasa al modo más radical, el Modo Terramar.

Muchas opciones dentro de más opciones

Con llantas de 18, 19 y 20 pulgadas en opción, suspensiones muy deportivas en todos los modelos, lo de los motores cubrirá todo el espectro relacionado con la gasolina; esto es, sin motores diesel, ni eléctricos 100%. Las motorizaciones disponibles son de gasolina, de gasolina con hibridación suave, e híbridos enchufables. Los primeros reciben la etiqueta C y parten de los 150 CV, después se pasan a los híbridos autorrecargables con potencias de 204 y 265 caballos. Los enchufables parten de la misma caballería, pero el más potente, el VZ —de Veloz, en español— se dispara hasta los 272. Los enchufables aseguran poder rodar distancias de cien kilómetros sin arrancar su motor térmico gracias a una batería de 19,4 kW, y reciben la etiqueta Cero.

Muchas opciones, para dejar contentos a una amplia gama de público, que sin precios aún, se llevarán a casa un coche que una muchas características difíciles de reunir. Tiene algo de lujo, algo de todo terreno, algo de deportivo, algo de coche familiar, algo de… Tierra y Mar. El Terramar, en los concesionarios antes que sus hermanos, y el que llega el primero, golpea dos veces. Lógico, en un coche de alma deportiva.

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