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El Citroën C3 es el coche perfecto para el que quiera solo lo necesario

La marca pone facilidades con fórmulas de hasta 100 euros al mes durante un tiempo

El Citroën C3 es el coche perfecto para el que quiera solo lo necesario

El nuevo Citroën C3.

Lo han conseguido. En Citroën llevan años fabricando el coche necesario para el conductor que necesite lo mínimo, y han logrado un gran coche con esta cuarta generación de lo que es ya un clásico. El C3 es un producto europeo, a precio de chino.

Desde su lanzamiento en 2002, sus cifras de ventas se acercan a los seis millones de unidades, y para la marca supone una de cada tres de sus matriculaciones. Este superventas es uno de los referentes claros en su segmento, y podría decirse que es el equivalente al 2CV del siglo XXI.

Con esta generación, los galos dan una vuelta de tuerca al concepto sin complejos. Saben que su coche es un medio de transporte básico, y por lo tanto, sencillo, fácil de reparar, con el equipamiento justo y, sobre todo, barato.

Nace con tres versiones, y cada una con su etiqueta. La básica y más sencilla es impulsada por un motor Puretech tricilíndrico turboalimentado de 100 caballos. Los quebraderos de cabeza que padeció en grupo Stellantis a cuenta de la correa de distribución es ya cosa del pasado. Sus ingenieros cambiaron ese mecanismo por una cadena de distribución, y no hay noticia de que el problema se haya reproducido.

El C3 de gasolina sin más añadidos recibe etiqueta C de la DGT. Es poco glotón, con un consumo de 5,6 litros a los 100 km, según el fabricante. El cambio es manual sin más opciones. Alcanza los 180 km/h y su aceleración es acorde con su peso y potencia, con 1,6 en el recorrido de 0 a 100.

Frontal del nuevo C3.

Aún no está en su catálogo, pero en breve estará un microhíbrido con el mismo propulsor, al que se le añaden 29 CV eléctricos. Cuenta con etiqueta ECO, y es perfecto para mitigar las limitaciones propias de las ciudades y sus zonas de bajas emisiones. Cuenta solo con cambio automático sin opciones de manual.

El que si está es el eléctrico, uno de los coches a batería más baratos del mercado. Solo le supera el Dacia Spring, y por muy poco. Su batería LFP de 44 kWh le otorga 113 caballos, y más alegría que el motor térmico a secas, algo muy de agradecer en una conducción dinámica y ágil. La homologación WLTP afirma que tiene 326 kilómetros de autonomía, que serán algunos menos en carretera, pero bastantes más en ciudad. Citroën asegura que en ciclo urbano puede irse con facilidad muy por encima de los 400.

Con 4,01 metros de largo mide casi lo mismo que su predecesor, el exitoso C3 de la tercera generación. La diferencia estriba en que ha crecido en altura. Ahora adquiere un aspecto más SUV, y crece en altura interior, al tiempo que gana espacio para las baterías situadas, como es habitual, en el piso del vehículo.

Las formas ahora son más rectas, pero no agresivas. El nuevo logotipo de la marca preside el morro, y dicta las líneas maestras del resto. Vemos faros LED actualizados, la posibilidad de personalizar el techo, los pasos de rueda están ahora más marcados, y el paragolpes trasero sobresale un poco.

Interior del C3.

Acabado básico y uno superior

Hay dos niveles de acabados, el You y el Max. Hay bastante diferencia de precio entre ellos, unos 4.000 euros, y supone —en la más alta, Max— que haya elevalunas traseros, luces LED atrás junto a una cámara, pantalla central de 1,25 pulgadas, y cargador inalámbrico para teléfonos. También se diferencian por las llantas de aluminio y 17 pulgadas —16 y chapa en el acabado de acceso—, o sistema climatizador en lugar de un aire acondicionado de accionamiento manual, por poner varios ejemplos.

El volante es pequeño, aplanado por arriba y por abajo, y con botones, pero los justos. Por encima de él se ve el cuadro de instrumentos, que es muy básico, minimalista, y donde se echa de menos un cuentarrevoluciones. Hay mucho botón físico para manejar el aire acondicionado, y el freno de mano es justo eso, un freno de mano de toda la vida, por palanca, nada de botones.

El coche es económico y se nota. La calidad es la justa, y acorde con lo que se paga. Nada de pieles, texturas exóticas, o detalles de cara a la galería. En la parte trasera hay un mejor espacio que en la mayoría de los coches del segmento B, con un hueco cóncavo en el respaldo de los asientos delanteros que facilita el paso a las rodillas de los pasajeros. En la versión eléctrica se hace todo un poco más complicado por la presencia de la batería en la zona de los pies. El maletero tiene una capacidad de 310 litros y el accionamiento es, en buena lógica, manual.

La gama arranca en menos de 15.000 euros.

Más cómodo, menos deportivo

En marcha la apuesta de Citröen era o comodidad o deportividad. Tiraron por el primer camino, y el coche es realmente confortable en orden de marcha, mejor que la mayoría de su segmento. Ahora bien, en una carretera de montaña no será muy divertido; las dos cosas no pueden ser.

Muy bueno pasando baches, guardias tumbados, alcantarillas y los «accidentes geográficos» habituales de un entorno urbano, su hábitat natural. Se podrían hacer viajes con él, pero la carretera no es su espacio favorito, de hecho, cuando sube de velocidad, el aislamiento exterior empieza a dejar claro que no es su sitio.

El C3 es un coche bien acabado, que no engaña a nadie, de bajo coste, espíritu urbano, y excelente para el que necesite lo mínimo, aunque albergue detalles de ser algo mejor que eso. La gama arranca en menos de 15.000 euros, que pueden ser casi catorce con alguna que otra oferta. Además, la marca pone enormes facilidades de pago, con fórmulas de hasta 100 euros al mes durante un tiempo. Sin duda, el C3 volverá a ser un líder de ventas.

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