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Stellantis quiere dar carpetazo a sus motores defectuosos e indemnizará a miles de clientes

El grupo quiere liquidar la polémica de los motores PureTech, que ha manchado el buen nombre de varias de sus marcas

Stellantis quiere dar carpetazo a sus motores defectuosos e indemnizará a miles de clientes

Opel Corsa con el motor Puretech defectuoso.

Va a ser un montón de dinero. La corporación Stellantis, propietaria de una quincena de marcas, quiere olvidarse del escándalo de los motores Puretech, y lo hará abriendo la cartera para indemnizar a muchos de los clientes afectados. El descalabro ha sido mayúsculo en la imagen de varias firmas de su propiedad, y aunque no es la primera vez, mucho han tardado en restañar las heridas. Pero más vale tarde, que nunca.

En la historia de las fallas mecánicas, rara es la compañía que no haya tenido problemas con diseños errados, poco probados, o con unos materiales demasiado económicos. Basta recordar la leyenda de decenas de Biscuter que rodaban marcha atrás hacia su factoría porque se quedaba encallada la reversa. Pero lo de Stellantis ha sido mucho peor.

De manera puntual, cada marca ha tenido su cruz. Pueden ser coches que se incendian, que no arrancan, que rompen cigüeñales, o con fallos clamorosos en su electrónica. Sin embargo, el caso de los motores PureTech es especialmente doloroso porque, debido a la particular concepción empresarial del grupo, afectaba a unas pocas marcas; la presencia del mismo propulsor en varias tiznó el bien ganado prestigio de cuatro de ellas. Los propietarios de modelos de Peugeot, Citroen, Opel y DS padecieron los problemas desencadenados por este tipo de motores de 1.0 y 1.2 litros tricilíndricos.

Estos propulsores recibieron diversos premios tras su presentación en 2014, y fueron muy reconocidos por un excelente rendimiento, bajas emisiones, y una potencia impropia de estos cubicajes. El tres cilindros colonizó sus gamas inferiores, pero el tiempo pasó, y empezaron a aparecer problemas inesperados en tres apartados.

El primero en salir fue el relacionado con el AdBlue. Este aditivo, necesario por cuestiones medioambientales en motores diésel, necesita un depósito propio que se rompía de forma inesperada, daba alarmas de mal funcionamiento, o vertía el líquido. El segundo problema detectado fue que con frecuencia bebía aceite como si estuviera en una fiesta universitaria de fin de curso. Se dieron situaciones de consumir medio litro por depósito de combustible, una cifra a todas luces excesiva.

El tercer problema fue el más grave de todos. La correa de la distribución, la que mueve las válvulas del coche de forma sincronizada al giro del motor, iba bañada en aceite. Ayudaba a rebajar consumos y suavizar el funcionamiento de los mecanismos. El aceite acababa devorando la goma, cuyos restos se iban al fondo del motor, y que a su vez atoraba los mecanismos y provocaba averías, algunas muy graves.

Las marcas reaccionaron tarde y mal ante los problemas, o al menos no con la premura y diligencia que hubieran deseado muchos propietarios. Son tantos los que salieron dando voces de los concesionarios, que hasta crearon una asociación de afectados, AFESTEL, con más de 6.000 miembros en España.

En el plano técnico, Stellantis no solo se cargó su denominación comercial, sino que movió ficha y modificó de arriba a abajo el ingenio que tantas noches de sueño les acabó quitando a sus ingenieros y directivos. El sustituto, con prestaciones similares y una arquitectura diferente, tiene un 70% de piezas alternativas, y posee una batería por ser un híbrido ligero. La correa de distribución pasa a ser ahora una más costosa pero mucho más fiable cadena metálica, y la caja de cambios se olvida del convertidor de par, para dar pie a una de doble embrague. La fiabilidad ha pasado de ser un problema a una cualidad.

Tanto es así que, en línea con otras marcas con necesidades de introducirse con buen pie en el mercado, elevan sus garantías hasta los ocho años o 150.000 kilómetros, en las marcas Peugeot y Citroën. Estas dos firmas suelen arrojar altos datos de fidelidad de sus clientes, y si muchos huyeron de ellas tras la fuerte crisis reputacional, puede que vuelvan a sus concesionarios.

Otras acciones anteriores

En cuanto a la respuesta más reciente de Stellantis, se añade a la del pasado marzo de 2024, en la que se extendió una garantía retroactiva. Se otorgó una década o 150.000 kilómetros de garantía a aquellos usuarios que pudieran garantizar que sus revisiones relacionadas con la correa de distribución se hicieran bajo los estándares prescritos, incluso fuera de los talleres oficiales.

Stellantis ha creado un portal de atención a sus clientes, accesible desde aquí, en el que se exponen las soluciones e incluso indemnizaciones a los que hayan sufrido problemas, que ha sido un porcentaje menor de los usuarios de los PureTech, pero muchos más de los que lo hubieran deseado.

Solicitudes online

En la web específica, se pueden solicitar, aunque hay que cumplimentar ciertos requisitos. Si la petición es aprobada, Stellantis reembolsará con carácter retroactivo las reparaciones que se hayan tenido que realizar. De entrada son relativas a reparaciones ejecutadas desde el día 1 de enero de 2022 y hasta el 18 de marzo de 2024. Las condicionantes son las que siguen:

  • El caso ocurrió entre el 1 de enero de 2022 y el 18 de marzo de 2024, con o sin reembolso parcial por parte de Stellantis:
  • Incidencia en la correa de distribución en un vehículo equipado con motor 1.2 PureTech atmosférico producido entre junio de 2012 y junio de 2022 o con motor 1.0 / 1.2 PureTech turbo producido entre abril de 2014 y junio de 2022.
  • Consumo irregular de aceite vinculado a los segmentos de pistón en un vehículo equipado con motor 1.2 PureTech anterior a norma euro 6 de 2 de abril de 2014 a julio de 2018 (para Europa).
  • Consumo irregular de aceite vinculado al separador del aceite en un vehículo equipado con motor 1.2 PureTech de Euro 6.2 en adelante, de febrero de 2018 a febrero de 2023.
  • El vehículo está cubierto por el «periodo de garantía» ampliado (10 años / 175.000 km), a partir de la fecha de inicio de la garantía que, habitualmente, es la fecha de matriculación.

Si los mantenimientos se han llevado a cabo de acuerdo con el manual de uso del fabricante, será necesario presentar las tres últimas facturas. Stellantis considerará como aceptable un retraso máximo de tres meses o 3.000 kilómetros en el cumplimiento del plan de mantenimiento. El proceso de diagnóstico y la intervención de la incidencia deben realizarse en un taller oficial de la marca.

La campaña de reparaciones o indemnizaciones empieza en España y Francia, los dos países donde más coches equipados con estos motores se vendieron de los afectados. Se irá extendiendo a otras demarcaciones y mercados según avance el tiempo. Las marcas tienen responsabilidades, no solo se dedican a despachar coches, sino que tienen que atender a su clientela.

Necesaria fidelidad

La compañía Volvo hizo un estudio a principios de siglo que apuntaba a que si eran capaces de venderle coches a un cliente durante toda su vida, serían capaces de obtener medio millón de dólares de beneficio neto. Para esto, hacen falta muchas cosas, y una de ellas es garantía.

Stellantis reaccionó tarde, pero a base de empujones, ha tirado por este camino. Es el obvio, y el buen nombre de sus marcas dependen de ello. A ver si con estos pespuntes dan por liquidado este episodio, triste, dentro de la historia de marcas con una gran solvencia, historia y prestigio.

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