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BMW está triunfando con sus eléctricos y acaba de dar con la solución del sonido

Si otras marcas no están obteniendo ese éxito es porque no ofrecen lo que sus compradores desean

BMW está triunfando con sus eléctricos y acaba de dar con la solución del sonido

Imagen de un modelo eléctrico de BMW. | BMW

Suena. Es un coche eléctrico, pero mete ruido como uno de combustión. En BMW parecen haber encontrado la cuadratura de círculo, porque han dado con la manera de hacer que los silenciosos coches a batería emitan un alarido similar a los de gasolina. Es uno de los ingredientes clave para que triunfe su nuevo M3 eléctrico.

De momento es solo una muestra —que se puede escuchar al final del vídeo enlazado—, pero ha revolucionado a observadores y seguidores de la marca. Los coches eléctricos no tienen tubo de escape, carecen de expulsión de gases, y no disponen de turboalimentación. En toda su fisonomía no existen los elementos mecánicos que provocan el característico ruido al acelerar y cambiar de marchas, un hecho diferencial que genera el abismo de sensaciones que tanto echan de menos los críticos.

Pero BMW parece haber dado con la tecla, y el reflejo es la sonrisa de los dos técnicos de la marca cuando aceleran a placer en el video; el mismo efecto que causa en los que pueden verlo en YouTube. Puede que no sea un sonido natural, pero emula de una manera bastante satisfactoria la sonoridad del motor seis en línea que lleva la última generación de los legendarios BMW M3.

Los M3 son el epítome de la deportividad de una marca cuya dinámica y espíritu va asociada de forma inherente a su historia. Se juegan mucho con su Neue Klasse, una nueva línea de modelos 100% eléctricos, y el M3 a batería no puede permitirse defraudar, de ahí la importancia de todos los detalles, y uno es el sonido.

El BMW M3 eléctrico, con nombre en clave ZA0, verá la luz en 2027 y presidirá esta novedosa familia de coches. Del futuro iM3 se espera que inicie su gama en una potencia que ronde los 600 y 700 CV, y que más tarde le sigan versiones más potentes. La propia marca ha dejado caer que veremos vehículos eléctricos de cuatro motores y más de 1.300 CV. Si las preferencias no se dirigen hacia el eléctrico, BMW trabaja en la próxima generación del M3 con motor de combustión interna, y se espera que llegue en 2028.

A BMW le están saliendo las cosas en su apuesta por lo eléctrico, algo que no pueden decir sus competidores más cercanos, Volkswagen, Audi, Mercedes y Porsche. Estas otras cuatro marcas están pinchando en hueso con la electrificación, y cada una por una causa distinta. Sin embargo, a BMW el negocio le va redondo, y es la única marca de referencia que puede decir que le va bien; del resto, todos sufren. En el viejo continente, la referencia global en el diseño y producción de coches durante décadas, está derrapando a lo grande con la electrificación.

La introducción del vehículo eléctrico en el marco europeo está repleto de contrastes. Viajan desde el 88,9% del mercado noruego al escaso 5,6% del mercado español, con sus 57.374 coches a batería matriculados. Es el índice de penetración más bajo de la zona euro.

La Unión Europea clava las espuelas en forma de regulaciones y ayudas, pero el crecimiento de la tecnología depende de numerosos factores. Si el precio es el primero, la cultura, las diferencias sociales, el grado de concienciación de los consumidores, el número de cargadores públicos o el tipo de ayudas son diversos elementos que apalancan el resultado.

Las marcas, en general, están sufriendo. Sin ir más lejos, Volkswagen pelea con sus sindicatos ante el posible cierre de factorías por primera vez en su historia. Su filial Audi liquidará la que produce el Q8 e-tron en Bruselas ante el limitado éxito del modelo. Alemania sufre.

No están solos ante las olas

En el conglomerado francoitaliano Stellantis las cosas no van mucho mejor en esta asignatura. Algunas de sus factorías han tenido que reducir sus turnos de producción a niveles que rondan hasta el 40%, y otras han tenido que reconvertirse y dar pasos atrás para olvidarse de los eléctricos y volver a producir híbridos.

Imagen de un modelo eléctrico de BMW. | BMW

El Fiat 500 a batería prometía ser un coche muy acertado para el uso urbano, pero no ha calado en el mercado como esperaban. Y es extraño, porque compite con el Mini, que supone el 44% de las ventas de esta marca propiedad de BMW, y aquí se abre un análisis, con la opinión de los analistas Juan Francisco Calero y Alex Adalid.

En conversación con THE OBJECTIVE, se llegaron a interesantes conclusiones de por qué algunas marcas están sufriendo con productos equiparables a BMW, que está batiendo récords de ventas. El año pasado, los bávaros vendieron algo menos que en 2023, con una caída del 2,3% en sus ventas, aunque de los 2.200.177 que matricularon en el último ejercicio, casi uno de cada cinco coches era eléctrico, en una proporción no igualada por ninguna otra marca europea.

Cifras récord

BMW vendió 368.523 coches eléctricos en 2024, con un crecimiento del 12% respecto al ejercicio previo en este segmento. Mercedes y Audi, marcas competidoras, que construyen excelentes productos, y bastante equiparables, perdieron terreno. Con unos 185.000 y 164.000 vehículos colocados, casi la mitad que BMW, registraron caídas del 23 y el 8% respectivamente.

Las causas de este desvarío atienden a varias razones. La primera es que BMW empezó a electrificar su gama en 2013. En ese año lanzaron al mercado el i3, al que siguió el deportivo i8. Ninguno de los dos fue un éxito de ventas, pero gracias a ellos, la marca aprendió muchas lecciones.

Desarrolló la tecnología, la cadena logística, concertó acuerdos con proveedores, y puso sus pies en un terreno que otros desdeñaron. Les ha pasado un poco lo mismo que a las marcas chinas: llegaron antes, y la experiencia ha pagado dividendos cuando el mercado cambió.

Muchas posibilidades

La segunda causa es que ofrecen sus coches en diversas configuraciones, tanto con motor térmico, híbrido, enchufable o eléctrico. Si se ponen los pies en un concesionario de la marca, las diferencias externas entre el Serie 4 y el i4 son menores y apenas referentes a lo estético. Son el mismo coche, con iguales medidas, y multitud de piezas comunes.

Imagen de dos modelos eléctricos de BMW. | BMW

Esto abarata mucho la fabricación, y las líneas de producción, y proveedores pueden compartirse sin gran dificultad. Mismas llantas, mismas puertas, mismo interior, misma carrocería y como consecuencia, precios vecinos.

Al llevar años de experiencia, el proceso productivo está mucho más optimizado que cuando se acelera el paso para estar dentro de lo deseado contra reloj. Ante este escenario, los márgenes de beneficios de BMW son superiores, y con ello pueden permitirse jugar con descuentos, ofertas, y planes de lanzamiento. Al ser más sencillo saltar de una motorización a otra, BMW tiene una gama más amplia, con mayor número de modelos y opciones. A esto hay que añadir un extra: Mini.

Los de Múnich son propietarios de una marca muy británica, que tiene una enorme implantación en su país de origen, y donde a su vez lo electrificado avanza muy rápido. Eso ha llevado a que el 44% de los Minis que se vendan, sean eléctricos.

Es un eléctrico prémium, muy prestacional, con la opción de los descapotables, y acabados muy refinados. No son perfectos, pero ha encajado muy bien con un tipo de clientela muy concreta: clase alta, pocos viajes por carretera, uso muy urbano, y con frecuencia un segundo coche de casa de familias adineradas. Ni Audi ni Mercedes tienen un producto similar; ni siquiera vagamente parecido.

¿Te gusta conducir?

Y después está el elemento emocional. Las dos marcas, BMW y Mini, han desarrollado una estrategia de imagen muy asociada a la experiencia, la deportividad, y el placer de conducir. Cuando los coches eléctricos conectan con su clientela desde el punto de vista emocional, las barreras y prejuicios tienden a desaparecer. Le ha pasado a los Tesla, que ha generado una legión de clientes entregados cuya pasión rayan lo religioso, el Renault 5, con miles de entregas mensuales, o el Rolls-Royce Spectre.

Los Rolls se siguen haciendo en Inglaterra, pero la capitalidad es germana. Atienden a una tipología de clientes muy especial, que valora la comodidad y silencio de lo eléctrico, y no suelen hacer largos desplazamientos; para eso tienen se manejan con medios alternativos.

Imagen de un modelo eléctrico de BMW. | BMW

Los de Goodwood se han visto desbordados por el éxito de su primer eléctrico, hasta el punto que la matriz germana ha decidido inyectar 300 millones de euros en la factoría. Necesitan más espacio, personal y medios para atender la demanda.

La clave al final no es solo crear un buen producto, sino el adecuado para tu clientela. Si otras marcas no están obteniendo ese éxito, es que no conocen a sus compradores y no les han ofrecido lo que desean. Tendrán que hacerlo mejor en adelante, y los de Múnich les han dejado escrito el guion que funciona. Lo del ruido de los BMW eléctricos no es más que dar a sus compradores lo que les piden. Cuestión de saber escuchar.

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