Todas las alarmas encendidas en Tesla con un hundimiento de ventas sin precedentes
Lo que es malo para Tesla es magnífico para su competencia, y ya hay marcas posicionándose para llenar el vacío

Una fila de 'cybertrucks' de Tesla en un concesionario estadounidense. | Scott Brauer (Zuma Press)
No tiene sentido. O puede que sí. Los coches Tesla, que han roto previsiones y reventado las estadísticas los últimos años, con el vehículo más vendido del mundo con su Model Y, ahora parece demonizado. Los coches de Elon Musk no son peores, sino mejores, pero el hundimiento de ventas a nivel planetario que están padeciendo no conoce un caso similar en toda la historia de la automoción.
Si empezamos por el paraíso de la movilidad sin motores de combustión interna, Noruega, durante el pasado enero el 95,8 % de los coches matriculados fueron 100% eléctricos. La cuota de mercado de la marca californiana fue de un 18,9 % en enero de 2024, con un total de 24.259 coches vendidos. De forma inexplicable, en el mismo mes de este año cayeron un 38 % con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Pero es que en febrero, esa bajada está rondando el 70. Volkswagen y Toyota la han superado.
El panorama es parecido en nuestras antípodas, en Australia, donde en el mes de febrero las matriculaciones bajaron un 71,9 % con respecto al mismo periodo del año previo. La cuota supera el 81 % si nos centramos solo en el Model 3 Highland. Según datos del Consejo de Vehículos Eléctricos, Tesla registró solo 1.592 ventas en febrero, muy por debajo de los 5.665 de febrero de 2024. Una cifra similar es la percibida en Canadá. Allí el mercado del coche eléctrico está creciendo del orden del 30 % anual, pero Tesla ha protagonizado una monumental caída en sus ventas del 70 %.
En el Viejo Continente la atmósfera es similar. Las caídas son desiguales según mercados, con un 26% en Francia, o un 43,7 en España. El promedio de la zona euro reporta un descenso del 50,3 % en las ventas, y pasa de 15.130 unidades en enero de 2024 a 7.517 en enero de 2025. Esta pérdida de cuota de mercado es bastante sorprendente porque en este periodo, el nivel de crecimiento de este tipo de vehículo fue del 34%. Las ventas de Tesla, el referente para todos y el coche eléctrico más vendido del mundo, en lugar de incrementar en esa medida, han comercializado la mitad.
En el lugar donde la caída parece menos pronunciada es en China. En enero de 2025, Tesla registró una bajada del 11,5 % en sus ventas en comparación con el mismo mes del año anterior. Este año se vendieron 63.238 unidades frente a las 71.447 del año previo, a falta de cifras de febrero.
Las causas son diversas, aunque confluyen en una común. En Europa hay problemas logísticos y barcos que no llegan, en Canadá cesaron las ayudas gubernamentales, en Escandinavia hay muchas quejas por los servicios posventa. En China o Australia, acusan la llegada en tromba de competidores como Polestar o BYD, con productos equiparables, más baratos, que cubren otras necesidades o incluso mejores.
Esa en la que confluyen todos es la enorme animadversión que ha cristalizado sobre la figura de Elon Musk. Al posicionarse como unas de las cabezas visibles del Gobierno estadounidense, que de golpe ha abandonado a su suerte a los ucranianos, parece hacer buenas migas con Rusia, y las simpatías con partidos y corrientes de ultraderecha, muchos compradores se han pensado dos veces la adquisición de sus coches.
En Alemania, donde la marca tiene la Gigafactoría de Berlín, se ha hecho muy popular una pegatina que los propietarios de coches Tesla adhieren a sus maleteros en la que se puede leer «me compré este coche antes de que Elon Musk perdiera la cabeza». En Canadá, tras varias afrentas por parte del empresario y el gobierno de Washington, acaban de liquidar todos los contratos con sus compañías, como Starlink, y han bloqueado todo acuerdo con compañías de su propiedad que haya establecido con entidades públicas.
Pero no solo en los concesionarios está fallando la marca de Elon Musk; también está fallando en el parqué. Cualquier inversor que base su cartera en gran medida en acciones de Tesla ya sabe que es como enhebrar una aguja subido en un toro mecánico. Las subidas y bajadas, y la volatilidad de estas acciones son extremas. Solo este martes, 4 de marzo, su valor en el índice Nasdaq cayó un 7,02% en una sola jornada. Cerraron a 264,66 dólares, lo que representa una caída del 40 % desde su máximo histórico de 488,54 dólares alcanzado el 18 de diciembre de 2024.
Huida en Bolsa
Reseñados defensores a ultranza de este valor, como Cathie Wood y su fondo Ark Invest, vendieron 20.582 acciones de Tesla a través de su ETF ARK Innovation (ARKK) en diciembre de 2024. Ark Invest continuó vendiendo acciones de Tesla en días consecutivos. No es el único, también lo ha hecho Kimbal Musk. Y sí, es hermano de Elon Musk.
Los que se bajaron del barco un poco antes fueron los del Stichting Pensioenfonds ABP. Puede que el nombre no diga nada a la mayoría, pero se trata del mayor fondo de pensiones de Europa, de origen holandés. En otoño vendió la totalidad de su participación –585 millones de dólares en el momento de la venta– debido a diferencias con la dirección de la compañía. Los neerlandeses consideraron que las gratificaciones a Elon Musk eran desproporcionadas.
Tampoco dieron su visto bueno ante los costos industriales, rendimientos potenciales, requisitos de inversión responsable y preocupaciones sobre las condiciones laborales. Esta decisión de venta por parte de ABP refleja una creciente preocupación entre algunos inversores institucionales sobre las prácticas de gobierno corporativo y compensación ejecutiva en Tesla.
Elon no, Tesla tampoco
El sentimiento contrario a Musk y su marca crece, y los stocks de la marca se acumulan en campos y concesionarios. Por eso, muchos críticos piden al CEO de la compañía que se aparte, que se dedique a la política o sus cohetes, y que permita a la marca seguir su programa de crecimiento, con meta en los 10 millones de coches vendidos en 2030, como tenían pensado.
Y claro, lo que es malo para Tesla, es magnífico para su competencia. En Volvo, Polestar, BYD, Volkswagen, BMW, competidores directos de sus productos, o hasta Toyota, que apenas fabrica eléctricos, se frotan las manos. Los coches Tesla no han empeorado, al revés, son mejores que nunca; lo que parece ser peor que nunca es la visión que el público tiene sobre la compañía. Todo suma. O resta.