Peugeot refresca su 308 sin estridencias para que siga siendo un icono reconocible
Cambios sutiles que mejoran lo ya conocido para encarar a una competencia que acelera

Peugeot 308.
No era fácil. Las leyes de la aerodinámica son las mismas para todos, y es el dios Eolo el que dibuja la silueta de los coches de hoy, cada día más preocupados por la eficiencia. Por eso, hacerse reconocible es complicado, y es una materia en la que el Peugeot 308 no falla porque es inconfundible.
Si además perteneces a un grupo automovilístico que aglutina una quincena de marcas, de las que al menos media docena comparte plataformas, motores y soluciones, tiene casi más valor. Por eso, el Peugeot 308, un clásico del asfalto europeo, cambia lo justo para dar continuidad a lo conocido, aunque mejorado.
La marca del león ha sometido al modelo a una actualización de mitad de vida con una intervención medida, calculada para no llamar la atención de más, pero lo bastante rotunda como para dejar claro que este modelo continúa siendo vigente. La idea no es sorprender, sino convencer. Y lo logra.
Lo hace con un diseño afinado que pule lo existente y subraya su madurez sin necesidad de tocarlo todo. La parrilla adopta un nuevo protagonismo gracias a un logo iluminado que remodela su rostro, pero sin estridencias. La rinoplastia va acompañada por una línea de luz que une los faros y traza una firma que ya empieza a hacerse común en la gama. Las ópticas, en función del acabado, pueden contar con tecnología Full LED o Matrix LED, y se integran con tal armonía en la carrocería que cuesta discernir sus límites.
El conjunto frontal ofrece una imagen sólida y compacta, donde cada trazo tiene sentido. Esa sobriedad continúa en el perfil, donde apenas hay elementos superfluos. Las llantas de hasta 18 pulgadas en los acabados superiores —todas con diseño diamantado— complementan la silueta sin eclipsarla. Incluso los pasos de rueda han sido diseñados para canalizar el aire y mejorar la eficiencia.
La zaga refleja la misma filosofía. La firma lumínica de tres garras, emblema inequívoco de la marca, se encuentra ahora unida por una banda en negro que aporta continuidad visual. En las versiones eléctricas, las salidas de escape desaparecen, lo cual realza aún más la limpieza del diseño. No hay elementos postizos ni detalles impostados; todo responde a una lógica estética y técnica. No sobra nada.
Los nuevos colores aportan un aire renovado. El Ingaro Blue para la versión familiar y el Lagoa Blue para el más compacto añaden matices sin estridencias, un toque de contraste sereno que acentúa la línea sin quebrarla. La ausencia de cromados y la apuesta por el negro piano imprimen al conjunto un carácter sofisticado. Este nuevo lenguaje visual apuesta por una estética limpia que rehúye la ornamentación gratuita.
Interior tecnológico pero sin estridencias
Dentro, Peugeot ha mantenido su apuesta por el i-Cockpit, ese puesto de conducción compacto y centrado en la experiencia. El volante pequeño, el cuadro de instrumentos elevado y la pantalla táctil de 10 pulgadas orientada al conductor siguen marcando la identidad del habitáculo. Los materiales tienen más tacto, más cuerpo, más intención.
Hay Alcantara en los acabados superiores, combinada con materiales textiles reciclados y superficies blandas bastante bien resueltas. Los i-Toggles, esos botones personalizables situados bajo la pantalla, permiten acceder a funciones clave sin complicaciones.
Los asientos, de corte deportivo, sujetan bien sin imponer rigidez. De forma opcional, pueden contar con certificación AGR, un sello de calidad ergonómica que garantiza una postura óptima y cuida la salud de la espalda. Su anatomía ofrece ajustes amplios, apoyos laterales generosos y una buena sensación de recogimiento. El ambiente interior puede personalizarse mediante una iluminación ambiental con ocho tonos distintos, que baña de forma sutil el salpicadero y los paneles de las puertas.
Sin cambios atrás
Detrás, el espacio permanece inalterado tras la revisión. Las cotas no han variado, y eso significa que las plazas traseras siguen siendo correctas, suficientes para adultos de estatura media. El acceso es cómodo, la banqueta está bien resuelta y la ausencia de túnel central facilita el uso del tercer asiento en trayectos cortos. En el 308 SW —el largo—, la modularidad mejora gracias al respaldo trasero partido en tres secciones y al suelo de maletero ajustable en dos alturas. La capacidad de carga alcanza los 600 litros en esa versión, mientras que en el compacto híbrido se reduce hasta los 340 litros debido al espacio ocupado por la batería. Ambas cifras permiten usos familiares y cotidianos con solvencia.
La oferta mecánica es variada, con muchas opciones, en la que las motorizaciones de gasoil siguen teniendo presencia. La muestra es el eficiente propulsor diésel 1.5 BlueHDi de 130 caballos, con cambio automático de ocho velocidades, que sigue estando disponible para quienes priorizan el consumo en largos recorridos. Luego está el híbrido de 145 caballos, con caja automática electrificada de seis relaciones, que permite desplazamientos urbanos con una asistencia eléctrica ligera y fluida.
De manera estimada —algo optimista—, esta motorización puede recorrer hasta el 50% del tiempo en ciudad sin activar el motor térmico, gracias a su pequeña batería de menos de un kilovatio hora. No es un coche eléctrico, pero sí ofrece una conducción más eficiente sin necesidad de enchufes.
Para quienes desean más autonomía sin emisiones, Peugeot ofrece la versión híbrida enchufable, que entrega 195 caballos combinando un motor de gasolina 1.6 con un bloque eléctrico. La batería de 17,2 kWh permite recorrer hasta 85 kilómetros en modo eléctrico, una cifra que lo convierte en una herramienta válida para el día a día sin consumo de combustible. Puede recargarse en poco más de dos horas con un cargador de 7,4 kilovatios o en poco más de siete horas en una toma doméstica convencional. Esta versión utiliza un cambio automático de doble embrague con siete velocidades.
Con versión eléctrica
La joya tecnológica de la gama es el 308 eléctrico, que entrega 156 caballos y alcanza una autonomía de hasta 450 kilómetros según el ciclo WLTP. Utiliza una batería útil de 55,4 kilovatios hora, que puede recargarse del 20 al 80% en apenas 32 minutos gracias a la compatibilidad con carga rápida de hasta 100 kilovatios. Trae de serie un cargador trifásico de 11 kilovatios y cuenta con sistema de frenada regenerativa en tres niveles seleccionables desde las levas del volante. Incorpora funcionalidades como Plug & Charge y V2L, lo que le permite tanto cargar sin tarjetas ni aplicaciones como alimentar dispositivos externos con hasta 3,5 kilovatios.
En términos de conectividad, el sistema i-Connect viene de serie en los acabados Style y Allure, con duplicación inalámbrica para Apple CarPlay y Android Auto. En los GT y GT Exclusive, el sistema i-Connect Advanced añade navegación conectada, inteligencia artificial y comandos remotos desde la aplicación MyPeugeot. Este ecosistema digital permite localizar el coche, controlar la climatización a distancia, iniciar o programar la carga y recibir alertas de mantenimiento. El enfoque no es ofrecer un arsenal de funciones llamativas, sino integrar herramientas que realmente simplifiquen el uso diario.
La sostenibilidad ocupa un lugar central en el nuevo 308. Más del 30% de sus materiales son reciclados o renovables, incluidos 40 kilogramos de polímeros y biomateriales. El modelo alcanza un índice del 85% de reciclabilidad en masa y un 95% de recuperabilidad, cifras que lo colocan entre los más comprometidos de su categoría. Cada pieza, desde el salpicadero hasta los parachoques, ha sido pensada con esa lógica circular.
Equilibrio entre lo que funciona y lo que funcionará
Fabricado en la planta de Mulhouse y diseñado en Francia, el 308 combina tradición y modernidad con un acento claramente europeo. Se nota en la forma de abordar el confort, en la selección de equipamientos, en la intención de acompañar sin imponer. El resultado es un coche que ha madurado sin perder su esencia. No hay nada forzado, nada excesivo. Solo una evolución bien medida que consolida lo que ya funcionaba y mejora lo que podía afinarse.
Los precios del nuevo 308 arrancan en los 31.000 euros para la versión híbrida suave, mientras que el híbrido enchufable se va a unos 40.000. El eléctrico oscila entre los 33.000 y 41.000 euros según acabado y extras seleccionados. Estas cifras lo colocan en una posición competitiva frente a alternativas del mismo segmento. Peugeot ha buscado mantener un equilibrio entre coste, tecnología y presencia de marca.