Ya está aquí el Leapmotor B10, el SUV eléctrico chino que se fabricará en España
Un SUV eléctrico con 218 caballos, 400 kilómetros de autonomía y equipamiento generoso por apenas veinte mil euros

Leapmotor B10.
Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Esta es la receta del grupo Stellantis para atacar el mercado europeo. En lugar de plantarles cara, se han casado con Leapmotor para fabricar sus productos aquí. Acaba de ponerse a la venta un coche que, de momento, viene de donde sale el sol, pero el año que viene se fabricará en España: el Leapmotor B10.
La llegada de este modelo no es un movimiento más dentro de la avalancha de coches eléctricos que llegan desde China: es un desafío directo a las marcas europeas que llevan años intentando dominar el segmento de los SUV compactos eléctricos sin terminar de encontrar la fórmula. Y es también una demostración de cómo Stellantis ha decidido aplicar el pragmatismo al asociarse con un fabricante emergente, apostar por un precio agresivo y, en un paso siguiente, fabricar en suelo español.
El B10 es el tercer modelo de la marca que llega a nuestro mercado. Es más grande que el T03 y algo más pequeño que el C10. Mide 4,52 metros de largo y se inscribe en el competido segmento C-SUV. En apariencia es un coche más dentro de una categoría saturada, pero bajo su piel se esconde una estrategia agresiva.
Su diseño combina líneas limpias y un cierto aire futurista, con un frontal cerrado que recuerda al lenguaje de los eléctricos más modernos y una zaga compacta que transmite solidez. No rompe moldes, pero sí logra una presencia atractiva con proporciones equilibradas.
En lo mecánico, en Leapmotor no se han complicado. Todas las versiones comparten un único motor eléctrico de 160 kW, equivalente a 218 caballos, con tracción trasera y obvio cambio automático. El par máximo es de 240 Nm, lo que garantiza un empuje suficiente para la mayoría de conductores y un 0 a 100 km/h que ronda los ocho segundos. No busca cifras de récord, pero sí un comportamiento sólido y homogéneo en cualquier situación, desde el tráfico urbano hasta los viajes por carretera.
El B10 se ofrece con dos posibilidades en lo tocante a su batería: un paquete LFP de 56,2 kWh que homologa 361 kilómetros de autonomía y otro de 67,1 kWh que eleva sus capacidades hasta los 434 kilómetros. Sobre el papel, ambas cifras son competitivas en su categoría, aunque la clave está en la recarga. Aquí la marca ha querido dar un paso más allá de lo habitual en sus competidores: el coche admite hasta 168 kW en corriente continua, lo que permite recuperar del 30 al 80 por ciento de la batería en apenas veinte minutos. Además, incorpora de serie cargador de 11 kW en alterna y función V2L, que permite alimentar dispositivos externos o incluso otro vehículo. Es un detalle que refleja hasta qué punto Leapmotor quiere presentarse como una marca tecnológica, no solo asequible.
El equipamiento es otra de sus bazas. La gama arranca con el acabado Life, que ya incluye control de crucero adaptativo, asistente de mantenimiento de carril, detección de ángulo muerto, cámara de 360 grados, climatizador automático, techo panorámico y llantas de 18 pulgadas. Es una opción básica bastante bien provista, con elementos propios de gamas medias en muchos de sus competidores.
Un interior más grande de lo que parece
Una vez dentro, la pantalla central de 14,6 pulgadas se convierte en el centro de un interior amplio y luminoso, donde destacan los materiales correctos y una sensación general de buena calidad percibida. Por encima se sitúa el Design, que añade asientos eléctricos calefactables y ventilados, portón trasero eléctrico e iluminación ambiental. No hablamos de un coche de lujo, pero sí de una propuesta que, por precio, ofrece mucho más de lo esperado.
Si esto suma puntos en el plano técnico, hay elementos de juicio subjetivo que se perciben al sentarse en él, y uno clave es la sensación de espacio. La distancia entre ejes de 2,73 metros garantiza comodidad para los ocupantes traseros, y el maletero, con 515 litros de capacidad, se sitúa en lo más alto de su categoría. La luminosidad que aporta el techo panorámico y la abundancia de huecos portaobjetos lo convierten en un coche pensado para convivir a diario, con un equilibrio entre diseño y funcionalidad poco habitual en los eléctricos de corte económico.
En términos de seguridad, Leapmotor asegura que el B10 aspira a lograr cinco estrellas en los test de Euro NCAP. Para ello confía en una estructura con acero de alta resistencia y un paquete de asistentes de conducción con hasta diecisiete funciones. Puede que no todas estén a la altura de las mejores marcas premium, pero sí colocan al coche en una posición muy competitiva frente a sus rivales directos.
Planta cara a sus competidores
Las comparaciones resultan inevitables. Frente al Peugeot e-3008, que juega en casa con el respaldo de la red europea, el B10 gana por goleada en precio. Frente al Renault Scénic iguala prestaciones y autonomía con una factura mucho menor. Frente al BYD Atto 3, se impone por accesibilidad. Es cierto que Leapmotor aún carece de la reputación y la confianza de sus competidores más asentados; también es verdad que el consumidor europeo empieza a mirar los coches chinos con otros ojos, especialmente cuando ofrecen tanto por tan poco y van de la mano de una compañía con cientos de concesionarios «hermanos».
El otro gran pilar de la estrategia es la producción local. Aunque las primeras unidades llegan desde China, Stellantis ha confirmado que el B10 se fabricará en la planta de Figueruelas, en Zaragoza, a partir de finales del próximo año. Esa decisión no es casual. Supone reforzar el arraigo industrial en España, generar confianza en los consumidores y, de paso, esquivar posibles tensiones comerciales entre Europa y China. Que un SUV eléctrico de precio rompedor vaya a salir de la misma línea que hoy produce el Opel Corsa es un mensaje claro: el futuro se construye también por estas latitudes.
Los precios oficiales son claros: 27.300 euros para el Life Pro, 29.300 euros para el Life ProMax y 30.700 euros para el Design ProMax. A estos hay que restar las ayudas del Plan Moves III y los descuentos de lanzamiento, lo que sitúa la tarifa real del modelo básico en torno a los veinte mil euros.
El precio, su gran baza
En un mercado donde rivales como el Renault Scénic eléctrico parten de 35.600 euros y el BYD Atto 3 de 38.990, la diferencia es abismal. Stellantis y Leapmotor han querido dinamitar la barrera psicológica que durante años ha separado a los eléctricos del grueso del mercado, y lo han hecho con un planteamiento casi disruptivo.
La gran pregunta es si un coche como el B10 puede alterar el equilibrio de fuerzas en Europa. Hasta ahora, el relato dominante hablaba de eléctricos caros, inaccesibles para el ciudadano medio, con autonomías aún justas y precios que superaban en miles de euros a sus equivalentes de combustión. Con el B10 esa narrativa se tambalea. El cliente que pueda acceder a un SUV eléctrico con 218 caballos, 400 kilómetros de autonomía y un equipamiento generoso por apenas veinte mil euros tras ayudas tendrá pocos argumentos para seguir esperando.
Las entregas comienzan ya en septiembre, con la vista puesta en un 2026 donde el coche será, además, made in Spain. El tiempo dirá si este SUV compacto cumple con lo prometido o si su historia se diluye entre tantos lanzamientos que no lograron pasar de la anécdota. Pero lo cierto es que, en este momento, pocos modelos reflejan mejor el cambio de paradigma en la automoción europea: de los eléctricos aspiracionales y caros a los eléctricos racionales y accesibles. El Leapmotor B10 está entre lo que la mayoría de conductores necesitan… y pueden permitirse.