El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publica un informe realizado entre más de 300 grupos de investigación de 90 centros de este organismo público, que recopila todos los aspectos del coronavirus (prevención, enfermedad, contención y diagnóstico, tratamientos y vacunas, e impacto social) con el ánimo de encontrar soluciones a corto, medio y largo plazo.
Por qué es importante: en pocos meses, la pandemia de coronavirus ha provocado la peor crisis sanitaria del siglo, con más de 20 millones de personas infectadas y más de 700.000 fallecidos en el mundo, 45.000 de ellos solo en España -y en seis meses-, lo que supone el 11% más de muertos que en todo el 2019.
Sobre la prevención, recuerda que el virus se originó por zoonosis, es decir, por un patógeno que saltó de una especie animal (probablemente un pangolín) a la nuestra, y advierte de que los mercados de animales salvajes de Asia y Oriente favorecen el origen de estas infecciones, por lo que resulta «esencial» disponer de instrumentos de regulación a escala internacional. También en la industria agroalimentaria, que emplea a mucha gente que trabaja en contacto estrecho en un entorno cerrado, el riesgo a los brotes es elevado, advierte.
El cambio climático, que beneficia la aparición de epidemias como el zika o la gripe aviar, también debería estudiarse para combatir futuras pandemias y «consolidar una sola salud global que proteja a la vez ecosistemas, fauna y humanos».
Sobre la transmisión, detalla que sigue sin estar clara su capacidad de contagio aérea, por lo que pide guardar la distancia de seguridad de 1,5 metros, utilizar mascarillas FPP2 o N95 en ambientes cerrados y centros de trabajo, y mejorar los sistemas de circulación del aire con filtros especiales en lugares cerrados.
Una parte importante de los pacientes que ha transmitido el virus (44%), lo han hecho durante el periodo presintomático (hasta 2-3 días antes de mostrar los primeros síntomas). De hecho, parece que la mayor capacidad infectiva se alcanza justo antes de mostrar los primeros síntomas, lo que significa que estos individuos pueden transmitir el virus antes de que el sistema de salud los detecte, «un dato importante para intentar contener los brotes de una forma más efectiva».
Al contrario que en otras enfermedades infecciosas, el coronavirus debe parte de su éxito a los supercontagiadores, capaces de contagiar a un gran número de personas: Se estima que un 10% de los infectados contribuye a un 80% de las transmisiones, además, en el caso del coronavirus existe un algo porcentaje de asintomáticos que también transmiten la enfermedad antes de ser detectados.
Sobre los niños, recuerda que tienen infecciones menos graves que los adultos y un alto porcentaje son asintomáticos pero sigue sin estar clara su capacidad de infectar en comparación con la de los adultos. Los estudios epidemiológicos recientes apuntan a que es poco frecuente que los niños infecten a otras personas, siendo más probable que sean los adultos quienes infecten a los niños.
Para controlar los brotes y frenar el contagio, el informe recomienda hacer PCR a cualquiera que tenga síntomas y tener los resultados en 24 horas para rastrear los casos con rapidez, y gestionar la situación y los diagnósticos en la atención primaria y no en los hospitales, y asilar a los casos que den positivo.
En cuanto a la enfermedad, recuerda que el mayor riesgo de muerte está en las personas entre 60 y 69 años (11%) y en los mayores de 80, entre los que fallecen uno de cada tres pacientes. Además, advierte, el pronóstico de la enfermedad es bastante peor en hombres que en mujeres, y mientras que la frecuencia de casos para cada sexo es similar por cada 1.000 personas de uno u otro sexo, la mortalidad (definida por millón de personas del mismo sexo) para las mujeres, en todas las edades, es aproximadamente la mitad de la masculina.
El informe apunta que el esfuerzo global por desarrollar una vacuna «no tiene precedentes en términos de rapidez y recursos» y recuerda que hay distintas vías (ARN mensajero, vacunas de ADN, vacunas atenuadas vivas, etc) y que las candidatas más avanzadas que ya están en ensayos clínicos de seguridad y eficacia humana (fases II y III) son la de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, la de Moderna, la de CanSino Bilogicals, la de BioNtech y Pfizer, y las chinas de SinoPharm y Sinovac.
No obstante, aconseja seguir investigando -España tiene diez proyectos en desarrollo, tres de ellos del CSIC- porque las vacunas que más rápidamente lleguen al mercado serán probablemente eficaces, pero con el tiempo llegará una segunda y tercera generación que pueden funcionar mejor, porque para entonces tendremos más conocimientos sobre la respuesta inmune, concluye.