La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado el uso combinado de los fármacos casirivimab e imdevimab, que utilizan anticuerpos monoclonales, para tratar casos no graves de COVID-19 en riesgo de hospitalización, aunque ha pedido a la empresa que los fabrica que facilite su acceso, dado su alto coste.
En contexto: los dos fármacos son producidos por la empresa estadounidense Regeneron y fueron los que utilizó el pasado año el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando contrajo el coronavirus. Un tratamiento con ellos, sin coberturas sanitarias, puede costar miles de dólares.
En su actualización de las pautas de atención a los pacientes de COVID-19[contexto id=»460724″], la OMS ha decidido incluir este cóctel de anticuerpos monoclonales, que también recomienda en casos graves y críticos de la enfermedad, pero sólo si el afectado no tiene anticuerpos contra ella.
Se trata del primer tratamiento recomendado por la OMS en casos no graves de COVID-19, ya que hasta ahora solo tenía dos fármacos en su lista, y únicamente para pacientes en estado grave o crítico: corticoesteroides como la dexametasona (de bajo precio y disponibles en todo el mundo) y antagonistas de interleucina-6, mucho más caros.
Otros tratamientos ensayados el pasado año (hidroxicloroquina, remdesivir, interferón, lopinavir, ritonavir, ivermectina) fueron desechados por su escaso efecto en pacientes, aunque actualmente la OMS realiza test médicos con otros tres candidatos (artesunate, imatinib e infliximab).
Tras la inclusión de los anticuerpos monoclonales, la OMS ha pedido en un comunicado a la empresa fabricante y a los gobiernos que hagan esfuerzos para bajar su precio y aumentar su acceso en todos los mercados, especialmente en países de ingresos medios y bajos.
Una petición similar ha lanzado Médicos Sin Fronteras (MSF), que pide a Regeneron «tomar acciones inmediatas para garantizar que los fármacos sean asequibles y accesibles para todos los que lo necesiten, evitando monopolizar estos nuevos tratamientos».
Los anticuerpos monoclonales son proteínas artificiales que también se han usado en tratamientos contra determinados tipos de cáncer, aunque MSF denuncia que intentos de compañías por crear versiones similares de estos productos se han encontrado a menudo con barreras regulatorias por posible violación de patentes.