Gigabaterías de agua: una gran solución energética y limpia
«La electricidad proveniente del agua pasaría del 7% al 25% si se utilizaran acumuladores que aprovechasen la capacidad de presas interconectadas»
En una verdadera situación de emergencia energética, surge la necesidad de que países como España, que se dedica a importar más del 50% de la energía eléctrica que necesita, busquen soluciones que tenemos al alcance de la mano.
Las leyes nacionales sobre cambio climático aprobadas por el Congreso de los Diputados en 2021 no alcanzan objetivos claros y concretos para buscar nuevas fuentes de producción energética. De hecho, prohíben o limitan el uso de minerales o hidrocarburos para la obtención de la misma, lo que cierra un grifo que en momentos de crisis puede ser determinante. Alemania, por ejemplo, ha tenido que recurrir de nuevo al carbón ante la falta de gas provocada por la guerra en Ucrania.
Tampoco es serio el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030) redactado por el Gobierno, ya que no marca una sola directriz concreta ante los posibles efectos del cambio climático. Para más inri, ante la crisis de falta de agua, plantea soluciones simplistas. Lo mismo ocurre con los programas de trabajo 2021-2025 del citado Plan Nacional, con un presupuesto aprobado de casi 1400 millones de euros, que se limitan a impulsar el conocimiento, el diagnóstico, la evaluación de riesgos, la observación, la modificación de normativa, los «refugios climáticos resilientes» y cientos de vaguedades y chiringuitos que no resuelve absolutamente nada.
No existen prácticamente medidas serias de inversión. A partir del próximo 1 de enero, el Gobierno reducirá un 40% el caudal del trasvase Tajo Segura, pero no plantea solución alguna para evitar inundaciones. Ni una sola medida sobre limpieza de cauces, por ejemplo. Los trasvases entre cuencas hidrográficas o la construcción de presas no parecen ser una prioridad, cuando en realidad se trata de la fuente de energía más limpia y con menor impacto ambiental.
«El 47% de la energía que se produce en España es renovable, pero solo se consume el 30%»
La paradoja española es que, hoy por hoy, cumplimos con las exigencias a 2030 de la Ley 7/2021 de Cambio Climático, ya que el 47% de la energía que se produce en este país es renovable, pero solo se consume el 30%. ¿Qué pasa con el 17% de las estaciones que no se ponen en marcha porque el Gobierno de Pedro Sánchez prefiere comprar a otros países energía procedente de nuclear o de ciclo combinado de gas? La realidad es que durante el día hay sobrante de renovables que no puede utilizarse porque el uso de la electricidad es instantáneo y sobrecargaría la red.
El 50% de la electricidad que se consume en España proviene de nucleares y de gas natural. El 30%, de renovables (eólicas, el 20% y solar, el 10%). Del agua tan solo procede un 7%. Este último porcentaje, sin embargo, podría aumentar hasta un 25% si los embalses utilizaran gigabaterías, grandes acumuladores capaces de aprovechar toda la capacidad de las presas interconectando unas con otras.
En el Alto Támega, al norte de Portugal, un macroproyecto pretende enganchar tres embalses situados a pocos kilómetros unos de otros para abastecer el consumo eléctrico de 11 millones de personas. La iniciativa, que entrará previsiblemente en funcionamiento a finales de 2023, se denomina en términos técnicos central hidroeléctrica de bombeo reversible y evitará la importación de 160.000 toneladas de petróleo al año y la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2.
«La eficiencia es la mejor forma de mirar de frente a los retos del futuro»
Cuando el agua se turbina en la parte superior de los cauces, esta se acumula en embalses situados en cotas más bajas. En la central reversible, gracias a la energía eléctrica sobrante de un parque eólico anexo, el agua acumulada en esas zonas bajas se bombea de nuevo hacia la cota alta, con lo que puede repetirse el ciclo de turbinado sin perder una sola gota.
En España, la idea puede servir para superar la transición energética del modo más eficaz y sostenible que se conoce. En Madrid, por ejemplo, un bombeo desde el embalse del Atazar al de Riosequillo que se apoyara en presas como la del Villar y Puente Viejas sería suficiente para abastecer eléctricamente a más de dos millones de personas. En este caso, debería ser la Confederación Hidrográfica del Tajo la que implantara parques eólicos que permitieran construir un proyecto análogo al del Alto Támega.
El calentamiento del clima político provocado por Pedro Sánchez no debe nublar nuestra vista. Solo sacando adelante este tipo de proyectos podremos dejar a las futuras generaciones un país en las mejores condiciones. La eficiencia es la mejor forma de mirar de frente a los retos del futuro.
Daniel Portero de la Torre es diputado del PP en la Asamblea de Madrid e ingeniero de Caminos.