Bertín Osborne y el amor en tiempos de maduritos
«Incluso Risto Mejide es libre para escoger novia, el pecado será de quien lo elija como novio, sabiendo que la primera vez que se acostó con su ex lo hizo sin quitarse las gafas de sol»
Bertín Osborne lo ha vuelto a hacer. Nuestro hispanic lover de confianza ha salido a las portadas a presentar a su nueva ilusión y como buen rompecorazones ha dejado claro que es su novia, pero no tanto. A ver, no puede sorprendernos, viniendo del hombre que tras dos matrimonios, uno de ellos de 20 años, sigue diciendo que jamás se ha enamorado.
La nueva conquista se llama Marlises Gabriela Guillém, tiene 32 años… sí, 36 menos que Bertín (silencio incómodo). Y aquí es donde podría ir la frase «el amor no tiene edad», pero desde que ha adquirido un tufo a Ministerio de Igualdad, prefiero evitarla y ser clara con Marlises Gabriela, porque hay cosas que el amante Mediterráneo no va a poder ofrecerle y no hablo solo de amor. Bertín no va a dedicarle una canción de Bad Bunny. Mientras que a sus amigas les canten a todo pulmón: «Mi mirada cambió cuando tus ojos vi. Bye-bye a los culo’, ni me despedí» a ella le van a estar cantado al oído un bolero. Su novio podrá ser un «White fox» o madurito sexy, pero no va a poder participar en sus bailes de TikTok sin hacer el ridículo. Pero no todo es malo, no podrá acompañarla a Coachella, pero sí podrán disfrutar de descuentos para otro tipo de eventos culturales como museos o teatros.
La casi romántica presentación de Marlises Gabriela llega en un momento estratégico, Bertín estrenará nueva temporada de su programa de entrevistas y nada mejor para atraer la atención que una historia de casi amor. Y en especial con el tema de las parejas con diferencia de edad de moda. Y no lo digo yo, que podría por experiencia, lo dicen las grandes cadenas de televisión, que han puesto en marcha un casting para parejas con esta característica, que acabará probablemente en reality.
Podría decirse que Risto Mejide es otro embajador de este tipo de relaciones que también ha visto potencial en el tema y ha dedicado un episodio completo de su programa, consiguiendo muy buenos datos de audiencia, pero muy malos datos en el amor, su ex Laura Escanes, 20 años más joven, lo acabó dejando, no tanto por edadismo y sí más por un rockero con tatuajes y 29 años.
El tema del edadismo lo sacó Kiko Matamoros, que aseguró en un plató de televisión, que el juzgar este tipo de relaciones intergeneracionales «es una agresión». Se refiere, en concreto, a los comentarios en redes sociales que recibe su novia, Marta López Álamo, a la que le lleva 40 años. Su historia de amor, podría haber sido una experiencia de amor a primera vista, si no hubiera sido el hijo del colaborador el que le gustó primero a la influencer. Aun así una noche en una discoteca, Marta encontró en Kiko la versión mejorada y sobre todo experimentada de Diego Matamoros.
Llegados a este punto, el que piense que el problema reside en la diferencia de edad se equivoca. Una diferencia de 40 años entre los miembros de una pareja, siempre y cuando los dos sean mayores de edad, aunque sea poco estético, es una decisión basada en la misma libertad que tenemos todos para elegir con quién aburrirnos o divertirnos el resto de nuestras vidas o lo que dure. Victimizar a la mujer que decide ejercer esa libertad estando con alguien mucho mayor que ella es como decir que la mujer en cuestión no es lo suficientemente capaz de ser libre. Esa actitud paternalista con las mujeres, a las que algunos consideran que tienen que guiar para elegir correctamente novio o marido, solo lleva a hacer mujeres infantiles y a hombres temerosos a ser juzgados por aquellos que se perciben liberales pero que han acabado mostrando su lado más puritano. El problema realmente está en el personaje. Pero incluso Risto Mejide es libre para escoger novia, el pecado será de quien lo elija como novio, sabiendo que la primera vez que se acostó con su ex lo hizo sin quitarse las gafas de sol.