La abuela homófoba de tu campaña LGTBI
«La ley de Murphy debería ser renombrada como ‘la ley de Pam’. Todo lo que pueda salir mal, generará polémica»
El Ministerio de Igualdad es gafe. O lo parece. Debemos hacer el ejercicio de apiadarnos de él. De ellas. Cuando todo puede ir bien, casi siempre acaba torciéndose. La ley de Murphy pasará a ser renombrada como la ley de Pam. Todo lo que puede salir mal, no solo saldrá mal, sino que también generará una polvareda de polémica. En el número 37 de la madrileña calle de Alcalá habrán tenido que ser días crudos. El presidente Sánchez, en un acto más de transmutación al que nos tiene acostumbrados, confesó hace una semana en Onda Cero que él tiene amigos de entre 40 y 50 años que se han sentido incómodos con discursos de Igualdad planteados más desde la confrontación que desde la integración. O lo que es lo mismo, que los discursos de Irene Montero han cabreado a la pandilla de Pedro. Imperdonable.
Pero todo se acaba olvidando. Esta vez corrían aires tranquilos. Montero estrenó el pasado viernes en su Twitter la nueva campaña del Ministerio para el Orgullo LGTBI de este año. Un anuncio con el lema «España es orgullosamente diferente». Un spot con aires de videoclip cañí de C. Tangana. El anuncio contaba la historia de una anciana que, sentada en el sofá, miraba la foto de su desaparecido hermano Antonio: «Qué diferente está todo por aquí». Besaba una imagen de su sobrina mientras le cuenta a su difunto familiar, como se le habla a los que siempre quisimos, que ella espera un hijo, la va a hacer bisabuela. Ahí es cuando el spot nos muestra que la sobrina tiene una pareja mujer. «Son libres de estar con quien quieran, y de ser como son», prosigue, y añade: «Ay, hermano, qué libre y qué feliz hubieras sido con tu Vicente en esta España». Al acabar, la señora pasa de estar en el sofá a vivir en comunión callejera con los manifestantes que expresan su amor libre. Y olé.
El sol salió diferente aquel día. Brillaban las calles con la pulcritud de una casa encalada. Las almas cándidas, abobadas por la felicidad, vagaban sin rumbo por las ciudades. Quizá en algún despacho de Igualdad una voz trémula dijo, sin tenerlas todas consigo, «al fin una campaña de la que nadie podría poner un pero. Ningún columnista podrá sacar punta. Una campaña sin señalar a comunicadores». Pero el destino es cruel. La ley de Pam volvió a actuar. Esta vez con menos virulencia. No todo lo que pudo salir mal, salió mal. Pero algo salió mal. Aunque en esta ocasión no es achacable a ninguna dirigente del Ministerio. Habrá que hablar con la directora de casting del spot.
«La agradable anciana que ama a su sobrina lesbiana y añora a su hermano homosexual esconde tras de sí a una actriz que llamó maricón a su vecino»
El periodista Asier Montaño escribió el tuit que acabó con un día que se presumía feliz en Casa Montero. «Esta señora, que es actriz, es propietaria de dos pisos en mi edificio y hace un tiempo me dijo: ‘¿Usted es maricón, verdad? Porque no es un hombre’. Pero veo que por dinero mueve el culo la falsa». O sea, que la agradable anciana que ama a su sobrina lesbiana y añora a su fallecido hermano homosexual, esconde tras de sí, presuntamente, a una actriz que llamó maricón a Asier, su vecino. Acusación que si bien en un primer momento iba sin prueba alguna, fue acompañada después por un vídeo donde la voz de la señora homófoba era, cuanto menos, bastante similar a la de la actriz Silvia Casanova, protagonista del spot.
Bien podríamos pensar que mientras la actriz recitaba «que queda mucho odio por barrer» en el anuncio, para sus adentros, deseaba que ojalá se partiera la puta escoba y odio siguiese esparcido por el suelo. Si la acusación de Montaño hacia Casanova se confirmara, deberíamos concluir que la actriz ha hecho un papel verdaderamente encomiable. Perdonen la osadía. Una actuación para los anales de los spots. La «Grace Kelly con dosis de homofobia». La anciana homófoba que amó a los homosexuales durante una mañana de rodaje. ¿Qué más le puede pasar a los anuncios del Ministerio de Igualdad? Imagínate que hacen una campaña en favor de la diversidad corporal en las playas españolas para el verano, pillan imágenes de personas sin su permiso y a una de las chicas, que tiene una pierna ortopédica, se la quitan y la dibujan con dos piernas. Imagínalo. O mírate la campaña del verano pasado. España nunca deja que te aburras.