La condena de ‘El sátiro’
El Museo el Prado expondrá en mayo el cuadro del pintor valenciano Antonio Fillol, tachado de inmoral en su época
Agosto no es un mes pródigo en noticias culturales. Más allá de festivales veraniegos y los pertinentes obituarios -la muerte no veranea-, la cultura parece dejar una tregua para las actividades más recogidas, como la lectura. De hecho, los suplementos culturales se van de vacaciones dejando sus recomendaciones para leer en verano.
El Museo del Prado ha roto la norma no escrita de dar descanso a la cultura con el anuncio de la compra del cuadro de Antonio Fillol El sátiro (1906) y «nos hemos sobresaltado», como escribía Elena Cabrera en elDiario.es. No estamos ante un cuadro cualquiera y la prueba ha sido cómo la inquietante escena pintada por el artista valenciano -al que algunos llaman el Courbet español- ha empezado a circular a velocidad de vértigo por las redes sociales, que, de inmediato, le han dado una lectura actual.
La obra de Antonio Fillol (1870-1930) ya había llamado la atención en la exposición del Prado Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), comisariada por Carlos G. Navarro. Pero es ahora cuando el gran público se ha estremecido con la escena representada en El Sátiro.
La acción transcurre en un gélido calabozo de las Torres de los Serranos, en Valencia. La protagonizan un abuelo y una niña. Mientras la niña se tapa la cara temerosa y mira de reojo, el abuelo extiende su brazo acusador señalando a cuatro hombres que tienen las manos atrás, lo que inmediatamente nos hace pensar que las llevan atadas. Son reos y uno de ellos mira desafiante al abuelo, mientras los otros tres dedican su atención al que parece ser el cabecilla. En segundo término, aparece un caballero de gesto grave e impecablemente vestido -¿el juez?-, mientras un escribiente sentado a una mesa levanta acta. Se trata de una rueda de reconocimiento tras la violación de la niña.
Un tema tabú para principios del siglo XX ¿Y también para principios del siglo XXI? Fillol presentó la pintura a la Exposición Nacional. El jurado retiró el cuadro de la vista del público, bajo el argumento de que «ofendía la decencia y el decoro», y tachó al artista de «inmoral».
«‘La bestia humana’ puede verse en el Prado sólo desde el año pasado, después de dormir 125 años en sus almacenes»
El pintor recogió su cuadro, lo enrolló y lo depositó en la casa familiar de Castellón, donde permaneció olvidado durante más de un siglo. Años más tarde, se refirió a él en un escrito, esgrimiendo que su intención no era otra que «pintar una de esas brutalidades que de tiempo en tiempo realiza la bestia que el hombre lleva dentro, para excretarla».
Precisamente La bestia humana (1897) es otro de los cuadros más controvertidos de Fillol. Presentado a la Exposición Nacional fue recibido, según recordaría el pintor, «poco menos que a pedradas». El jurado le concedió una segunda medalla, pero le retiró el premio en metálico. Admitía que era una obra extraordinaria de un pintor técnicamente insuperable, pero trataba un tema poco adecuado. «¡Pobre venganza de los altos contra un modesto pintor de las tristezas sociales!», escribió el artista sobre la sanción.
El asunto tratado en La bestia humana -no por casualidad titulada igual que la emblemática novela naturalista escrita siete años antes por Émile Zola- era la prostitución. En el cuadro puede verse a una joven desolada, a la que trata de consolar una mujer mayor ¿la madame? Y, frente a ellas indiferente a la escena, un hombre enciende un pitillo. La bestia humana puede verse en el Prado sólo desde el año pasado, después de dormir 125 años en sus almacenes.
Por su parte, El sátiro, que solo se pudo volver a ver en 2015, pero de forma fugaz, cuando la familia Fillol lo cedió al Museo de Bellas Artes de Valencia, ya que la institución no lo exhibía de forma permanente. Gracias a la celebración del centenario de la muerte de su paisano Joaquín Sorolla, el Museo ha recuperado ahora obras de contemporáneos del pintor de la luz, entre ellos Fillol, que ofrecían una imagen mucho más oscura y dramática de la época.
Ya reposa en el Museo del Prado de Madrid El sátiro. Será restaurado y presentado en mayo en el marco de la exposición Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910), comisariada por Javier Barón, el mayor reclamo para la próxima temporada del museo. Acabada la muestra, en septiembre, El sátiro ocupará el lugar que merece, acompañando de forma permanente a La bestia humana. Y, por fin, se habrá hecho justicia a un artista cancelado por su tiempo, como Antonio Fillol, pero también a la niña que pintó para denunciar la crueldad de los abusos sexuales.