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Opinión

Shakira, por favor, no se puede vivir con tanto veneno

Con su rencor ha creado todo un subgénero musical que la ha llevado a lo más alto de las listas de descargas y reproducciones

Shakira, por favor, no se puede vivir con tanto veneno

Shakira en los premios MTV de este año. | Europa Press

Todo lo que va vuelve. Es una ley universal de la física, pero también lo es del karma. Shakira lo debería tener en cuenta cuando se pone a escribir canciones, que últimamente lo hace como un mono con ametralladora: la colombiana tiene mucho peligro y se recrea disparando ocurrencias contra su ex, Piqué, no dejando títere con cabeza, que ni su exsuegro se libra. Ha encontrado un filón. Y muy rentable. Con su rencor ha creado todo un subgénero musical que la ha llevado a lo más alto de las listas de descargas y reproducciones. Cuanta más caña metía, más subía en el podio. Somos así. Está claro que ella se quedaba a gusto soltando barbaridades y a su público le divertía corear, con una o varias copas de más, eso de una loba como yo no está hecha pá tipos como túúúúú. A grito pelado.

Pero no todo empezó a puñaladas en fa sostenido. Como en un proceso invertido de duelo, Shakira mostró antes la depresión y la aceptación que la ira. En «Te felicito» abre su dolor en canal: «Por completarte me rompí en pedazos. Me lo advirtieron. Me di cuenta que lo tuyo es falso (…) Los ojos rojos de tanto llorar por ti, y ahora resulta que lo sientes. Suena sincero, pero te conozco bien y sé que mientes». En ese suena sincero parecía un tono conciliador. En realidad, Shakira estaba preparándose para coger carrerilla. Luego vino «Monotonía», retrato de un matrimonio roto por una de las dos partes: «De repente, ya no eras el mismo, me dejaste por tu narcisismo. Te olvidaste de lo que un día fuimos». Y el tema contiene una de las frases más locas: «Este amor no ha muerto, pero está delirante». Que no ha muerto, dice. Y va zombie perdido a bronca constante.

Y de pronto llegó «Session #53»: 350 millones de visualizaciones lo convierten en fenómeno viral mundial. La loba se desmelena y se empodera a base de humillar a la nueva novia de su ex: «A ti te quedé y por eso estás con una igualita que tú». Sororidad, ninguna. «Cambiaste un Ferrari por un Twingo, un Rolex por un Casio». La humildad tampoco es lo suyo.

«Lo malo de sacar los trapos sucios de los demás es que te arriesgas a que saquen los tuyos»

La última incorporación a la colección es «El jefe», en la que la cantante ha abierto el campo de batalla de manera sorprendente para meter a la familia en el tinglado, algo delicado al tratarse de daños colaterales: «Dicen por ahí que no hay mal que más de cien años dura, pero ahí sigue mi ex suegro que no pisa sepultura». Que se vaya preparando la exsuegra, que con ella la relación ha sido mucho peor. El estribillo de «El jefe» se te mete en la cabeza y ya no hay quien lo saque en todo el día. Sobre todo si eres trabajador por cuenta ajena: «Tengo un jefe de mierda que no me paga bien, yo llego caminando y él en Mercedes Benz (curiosa su manía de meter marcas comerciales, no sé si es un contenido patrocinado), me tiene de recluta, el muy hijo de puta». Ya se han dado casos de despidos por hacerse el gracioso con la canción en el puesto de trabajo. A quién se le ocurre, vamos.

Pero todo lo que va vuelve. Y es lo que ha pasado con esta coña de jefes hijos de la chingada (recordemos que la canción está dedicada a la niñera a la que Piqué, al parecer, no le quiso pagar la indemnización), que ha salido disparada en todas las radios y playlists y ha vuelto en forma de declaraciones de bailarines, extras y otros profesionales de las giras Shakira, desvelando que ella, como jefa, se merece una de sus canciones: no quiere que nadie le dirija la palabra ni que le miren a los ojos, no soporta que haya bailarinas más guapas que ella, pedía a los de seguridad que las apartasen… Jenny García, que trabajó como parte del cuerpo de baile, asegura que tampoco le pagó. Pero los testimonios de servicio son mucho más contundentes: despidió a la cocinera y su pareja, el chófer, cuando no le quiso preparar un pollo asado a las dos de la madrugada después de que la mujer se hubiera pasado todo el día cocinando para 17 personas.

Lo malo de sacar los trapos sucios de los demás es que te arriesgas a que saquen los tuyos. Y todos tenemos un saco más o menos grande. De todas formas, como bien le cantó Shakira a Antonio de la Rúa, no se puede vivir con tanto veneno. Claro que con lo que factura, como para pasar página.

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