Ninguna esperanza, toda la curiosidad
«Los independentistas catalanes y los proetarras están dándolo todo para que se visualice con quién está pactando el PSOE»
1. Por la historia de España no tengo ninguna esperanza, pero sí toda la curiosidad.
2. Ojalá rebose de gente la manifestación de hoy 8 de octubre en Barcelona. Aunque no servirá para nada, como no sirvió la de 2017. Esta vez no estaré, solo seré compañero de viaje (¡inmóvil!) desde mi sofá austrohúngaro: el sofá en el que vivo ya la descomposición que viene. Soy el nuevo hombre sin atributos de la nueva Kakania.
3. Los españoles tuvieron su bola de partido el 23-J y la desaprovecharon. Lo poético es que lo van a pagar, y cómo. Hablo en tercera persona porque yo no tengo nada que ver con esos tipos. ¡Los españoles! Esos que aclaman a Fernando VII («¡vivan las caenas!»), dejan que Franco muera en la cama y no castigan electoralmente a Sánchez.
4. La culpa de que siga el PSOE, con lo peor (el PSOE formando parte ya de lo peor), la tienen la incompetencia del PP (y su falta de ejemplaridad) y la existencia de Vox: este, de raíz. Aparte de los españoles, esos ‘cracks’, naturalmente. También tenemos nuestra culpa los que nos abstuvimos en las elecciones generales de 2019. Teníamos razón, pero qué desastre. ¡No se puede tener razón! Tal vez como ahora. Pero ahora yo ya me limito a padecer la historia. Mi única ‘acción’ es la escritura.
5. Ceaucescu ha tratado a cuerpo de rey a los mandatarios europeos en los palacios del sur, explotando como un gigoló su capital erótico con la máxima, consentidísima ella (¡el ideal de Rubiales!), y en su presencia ha presumido de sus ceaucescadas. Los mandatarios europeos, ‘jartos’ de jamón y vino, flamenco y escenarios nazaríes, asienten y sonríen. (Orbán, eres un aficionado.)
6. Si no hay ningún corte en el vídeo (yo no lo aprecio), esto es lo que dijo exactamente Sánchez sobre la amnistía a los golpistas catalanistas ante el presidente del Consejo Europeo y la presidenta de la Comisión Europea: «Cuando se den a conocer los acuerdos, no tengan ustedes ninguna duda, serán públicos, transparentes, y por tanto validados por el poder legislativo e incluso, si quieren ser recurridos ante el Tribunal Constitucional por parte de la oposición, también [por] el Tribunal Constitucional». El asistente Cué (hasta a él debió de sonarle un pelín totalitario lo de su señor) lo adecenta en El País: «Y si la oposición quiere recurrirlos al Tribunal Constitucional, también se tendrá que pronunciar». En el vídeo apostilla Sánchez: «Plena normalidad democrática». Y aquí la que protesta es su lengua (¡hasta la fisiología de la fonación de Sánchez tiene más conciencia moral que Sánchez!), porque se traba ligeramente al decir ‘normalidad’.
7. Del mismo modo que Vox no quiso, en los casi dos meses que fueron del 28-M al 23-J, que se dejara de visualizar la panda de millanastraycos buxadeses con los que tendría que pactar el PP, los independentistas catalanes y los proetarras están dándolo todo para que se visualice con quién está pactando el PSOE. Y me resigno cansinamente a repetir que mi repugnancia por Vox no me impide ver que los otros son (aún) peores, y además anticonstitucionalistas y cómplices de la delincuencia, cuando no practicantes.
8. La resplandeciente princesa Leonor jura la bandera y jurará la Constitución del país que no será. El país que es y será es el de Yolanda Díaz, que visita al golpista prófugo Puigdemont y habla de presos políticos. No digo el país que los tiene, sino el país cuya vicepresidenta dice que los tiene. Y probablemente con ella, y con Sánchez, los tendrá. Nos tocará la nostalgia (¡sebastianista!) del leonorismo.