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Opinión

Ortega Smith, vuelva a casa por Navidad

«Los hay, siempre han existido, sectarios incapaces de reprochar en los suyos lo que criticarían de los otros»

Ortega Smith, vuelva a casa por Navidad

El portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith. | Europa Press

Ocurrió y lo vimos todos, aunque algunos quieran hacer ver ahora que nuestros ojos mintieron. Un concejal de Más Madrid terminó su intervención y al ir hacia su silla, se giró de un modo brusco sobre el asiento de Javier Ortega Smith con ganas de gresca. Blandió el concejal izquierdista una carpeta de modo poco civilizado, la golpeó contra una botella de agua, colérico, le espetó unas palabras y se marchó de vuelta, aunque uno ya no regrese nunca de esa situación. Pobre Javier, víctima de esta izquierda asalvajada. Más echados al monte que nunca, les sale el agro por las orejas. Violentos mangurrianes. Debe marcharse a su casa el señor de Más Madrid.

Permítanme el juego tosco de colocar la situación al revés de lo que en realidad ocurrió el viernes pasado en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Los hay, siempre han existido, sectarios incapaces de reprochar en los suyos lo que criticarían de los otros. Los otros, qué concepto. Los otros como idea de a los que nunca se les puede perdonar nada. Los otros somos los que no toleramos esa agresividad en empleados nuestros, políticos que viven del erario público y deberían tener la consideración de no convertir en tascas a los centros de debate político. Javier Ortega Smith debe irse a su casa, y qué sea en estas fechas le da un bonito motivo para el retorno al hogar. Ortega, como el turrón, vuelva usted a casa por Navidad. 

Era un viernes de operación salida en las carreteras, y de nuevo, como ya ocurrió en septiembre, el pleno del Ayuntamiento de Madrid era noticia no por lo dicho, sino por lo hecho. Si hace unos meses el protagonista era el concejal socialista Daniel—manitas— Viondi por lo que Vox dijo que fue, en palabras de Pepa Millán, unas formas intolerables, dentro y fuera de las instituciones. Este pasado 22 de diciembre los focos se los llevó Javier Ortega Smith, el más valiente entre los valientes, que una vez terminado su parlamento tuvo la audaz idea de enfrentarse con un concejal de Más Madrid, el señor Eduardo Fernández Rubiño. ¿Qué diferencia a Viondi de Ortega Smith? Sí, es cierto que Viondi llegó a tocar el rostro del alcalde, pero en la forma, en el carácter agresivo de ambas acciones, no hay diferencias

«Si Rubiño hubiera motivado el arranque de macho alfa, porque menospreció a las víctimas del terrorismo, que se aclare y se condene, pero eso no quita importancia al acto en sí»

Mientras que aquel agitado 28 de septiembre, el PSOE reaccionó de manera irreprochable, obligando a dimitir al concejal y pidiendo disculpas, es ahora Vox quien da muestras de un infantilismo político impropio de quien debe dar ejemplo. Habla el PSOE madrileño con la autoridad de quien hizo lo correcto, pero Vox no. Vox se ha enfundado la capa del más cutre victimismo. Somos unos vendidos todos los que pensamos en lo incorrecto de la actuación de Ortega. Le estamos haciendo el juego a la izquierda, exclaman. «Es que ellos pactan alcaldías con Bildu», escriben agitados en busca de argumentarios para tapar el roto de Ortega. Hay quienes, ávidos de ocultamiento, dicen que se le da más importancia al lío orteguiano antes que a los disparos que recibió Vidal-Quadras. Quién da más, señorías. 

Que no, dejen de hacer más comparaciones chuscas. Que hay, debemos ser gente extraña, a quienes nos parece obsceno el pacto del PSOE con Bildu para que estos gobiernen Pamplona, como nos parecieron intolerables las manitas de Viondi, y ahora nos parece igual de inadmisible el carpetazo de Ortega Smith. Porque si lo de Ortega lo hiciera Ramiro con un cliente de su gasolinera, nos parecería mal. Si lo hubiera hecho Paqui con una compañera de su carnicería, nos seguiría pareciendo mal. Pero es que lo ha hecho un político, y eso nos parece peor. Nobleza obliga, inventaron aquel dicho en Francia, si te proclamas noble, debes comportarte como tal. Política obliga, Ortega, y si uno asume el cargo de concejal, debe comportarse como tal. 

Y si Rubiño, con su líder Maestre, exageraron, díganlo, pero eso no quita importancia al acto en sí. Y si Rubiño hubiera motivado el arranque de macho alfa, porque menospreció a las víctimas del terrorismo, que se aclare y se condene, pero eso no quita importancia al acto en sí. Ni Ortega Smith va a dejar el acta de concejal, ni su partido, que debería ser garante del buen hacer, le va a exigir nada. «Como los de enfrente hacen cosas que están mal, nosotros tenemos patente de corso para hacerlas igual de mal», algo así es la idea que está en boga entre cierta clase política. Y no debería extrañar, para un partido de supuesto espíritu cristiano, la práctica del perdón y el arrepentimiento. Pero aquí no hay perdón, ni arrepentimiento, ni dimisión. Macarrismo obliga.

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