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Opinión

Nadal inquieta, Mbappe 'jarta'

«Los propósitos de Nadal son meridianos, si el físico aguanta. Diferente es la estrategia de Mbappe, un arcano que ni siquiera la margarita se atrevería a resolver»

Nadal inquieta, Mbappe ‘jarta’

El tenista Rafa Nadal.

Érase una vez, hace muchos, muchos años, cuando Rafael Nadal y Kylian Mbappe ni siquiera eran un proyecto y los haigas no tenían aire acondicionado, que Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, viajaba por la costa gallega junto a Pío Cabanillas, su secretario de Estado, en el coche oficial, un Dodge Dart de Barreiros «made in Spain». Cantaba la chicharra en aquel tórrido mes de julio y las ventanillas, abiertas de par en par, apenas suavizaban la temperatura. Con el pañuelo en la mano, empapado de sudor, el ministro mandó al chófer detener el vehículo y sugirió a su acompañante que les vendría bien un baño. Conocía por la zona, cerca de Cambados, una playa salvaje. Cabanillas le recordó que no llevaban ni un socorrido meyba. «Aquí no viene nadie», respondió Fraga. Dejaron la ropa en la arena y, desnudos, muy a pesar de la reticencia del secretario de Estado, se zambulleron en el Atlántico. Tras el alivio inmediato, el susto: junto al Dodge paró un autobús escolar del que empezaron a bajar niñas y monjas. Los bañistas se quedaron helados, en sentido figurado; el de rango superior tomó la iniciativa: «Aquí no nos vamos a eternizar, salgamos». Iniciaron la aproximación al bulto de ropa, Cabanillas se tapaba las partes pudendas. Al verlo, Fraga le espetó: «¿Qué haces, Pío? Tápate la cara, que por los huevos no nos van a conocer». Y esto, a cuento de qué, pues que en la era de la IA todavía se nos identifica por nuestras obras. Dos ejemplos: Nadal y Mbappe, la esperanza y el hastío; uno inquieta y el otro «jarta». 

Tres pelotas de partido desaprovechadas, un dolor intenso en la zona del psoas y la cadera, parecido a lo de hace un año. Interviene el fisioterapeuta, lo suficiente para finalizar dignamente el encuentro con Jordan Thompson, tenista australiano que comparte con sus compatriotas de Brisbane el cariño que dispensan a Nadal, más preocupado por esas molestias que le resultan familiares que por la derrota, después de casi tres horas y media de combate. Rafa, extenuado, sale de la pista ovacionado, lo agradece, pero no oculta su preocupación: si la incipiente lesión es muscular, aleluya, si es el tendón, allá va la despedida.

Necesitaba Rafael Nadal comprobar si después de un año en la enfermería podía volver a competir. El «dobles» que jugó con Marc López le animó, aunque perdieron. Constató su recuperación cuando se deshizo de Thiem y Kubler sin contemplaciones. Había superado dos rondas, su tenis volvía a emocionar, tanto como su regreso. En el tercer partido consecutivo, sin descanso, sólo dio muestras de fatiga en el tercer set, a punto de superar las tres horas. Fue entonces cuando pidió permiso al juez de silla para que lo atendiera el «fisio» en el vestuario. Volvió y al ganar el punto con su servicio pareció que podía remontar. Fue un sueño. Con 5-3 Thomson mantuvo el nivel y venció (6-3). El Abierto de Australia es el objetivo inmediato de Rafa, faena de aliño con picadores, sin exigencias extremas si se encuentra en perfecto estado de revista. Más allá, Roland Garros y los Juegos Olímpicos, los objetivos premeditados.

Los propósitos de Nadal son meridianos, si el físico aguanta. Diferente es la estrategia de Mbappe, un arcano que ni siquiera la margarita se atrevería a resolver: sabe lo que va a hacer y prefiere ocultarlo, para que los hinchas del PSG le dejen dormir tranquilo. Desde el lunes pasado, 1 de enero, es libre para decidir su futuro. Tiene 25 años y esa prerrogativa; Rafa ha cumplido 37 y su cuerpo determina el final. Como Fraga y Cabanillas, el futbolista se quedó una vez en pelotas a los ojos de todo el mundo, cuando hace dos temporadas plantó al Madrid a nueve días de cumplir con el compromiso adquirido. Hoy la situación es distinta. El Madrid se ha gastado en Tchouaméni (80 millones), Bellingham (104) y Endrick (60) lo que planeaba pagar por él y descarta asistir a una subasta. Según Pedrerol (El Chiringuito), si quiere jugar de blanco debe saber que no cobrará más que Bellingham (25 millones) ni más de cien millones de prima de fichaje. ¡En el PSG le pagan 150 millones anuales! Qatar le ofrece el oro de los nuevos ricos y el Madrid la púrpura de una leyenda. Es su decisión.

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