THE OBJECTIVE
El zapador

Tucker consigue blanquear a un criminal

El díscolo periodista ha conseguido que Putin coloque su enloquecido mensaje victimista ante el mundo occidental

Tucker consigue blanquear a un criminal

Un momento de la entrevista entre Putin y Carlson. | X

Hace tiempo que YouTube ocultó la posibilidad de ver los dislikes de los vídeos subidos a la plataforma. Sin embargo, esto no implica que los usuarios no puedan marcar los videos con un dislike; simplemente, ese número ya no es visible para todos, siendo únicamente visible para el administrador del contenido del canal en cuestión. Aquellos de nosotros que obtenemos ingresos a través de un canal de YouTube estamos al tanto de que existe un plugin con una extensión que te muestra los dislikes. Movido por la curiosidad, he echado un vistazo a la cantidad de likes y dislikes que ha tenido el famoso encuentro entre Tucker Carlson y Vladimir Putin. A las 11 de la mañana del viernes, hora española, la entrevista (por llamarla de alguna manera) llevaba 370.000 likes y 19.000 dislikes, lo que representa casi 20 veces más reacciones favorables que desfavorables, un dato del todo inquietante.

Durante el encuentro, que duró más de dos horas, el expresentador de Fox News evitó confrontar al autoritario líder ruso, cuya guerra en Ucrania ha causado la muerte innecesaria de cientos de miles de personas. Quienes esperaban un choque directo probablemente terminaron profundamente decepcionados por la extensa y errática entrevista, donde incluso Carlson pareció nervioso y desorientado en varios momentos, algo que no ha sorprendió a nadie medianamente avezado, pues enfrentarse a un entrevistado de tal naturaleza en su propia casa acarrea grandes peligros, incluso la posibilidad de perder la vida. Una entrevista crítica era imposible de partida, por lo que si el entrevistado accedió a participar es porque sabía que el periodista no iba a comprometer demasiado sus tesis con preguntas molestas. Pero es que, además, el periodista estadounidense —desde hace algunos años— no ha dudado en mostrarse ante su audiencia abiertamente alineado con las narrativas rusas. 

En 2017, el ídolo periodístico de la derecha trumpista, por entonces en Fox News, sostenía sin rubor que Rusia no representaba una amenaza para los Estados Unidos, instando a una cooperación entre ambos países. El 2 de diciembre de 2019, afirmó que Putin no albergaba tanto odio hacia Estados Unidos como los progresistas liberaloides de MSNBC: «Realmente no les gusta nuestro país». En el mismo contexto, expresó que «deberíamos ponernos del lado de Rusia si tenemos que elegir entre Rusia y Ucrania». El 23 de febrero de 2022, justo un día antes de la invasión a Ucrania, se enrocó en la posición de que no había motivos suficientes para desconfiar de un hombre tan íntegro como Vladimir Putin. Como todos sabemos, la invasión llegó en forma de guerra de conquista, por lo que Tucker redefinió su discurso e hizo llamados a la calma y, por supuesto, a no apoyar a Ucrania de ninguna de las maneras, todo bien acompañado de abundante whataboutism y difusión de teorías conspirativas sobre supuestos laboratorios biológicos secretos de Estados Unidos en Ucrania. Su divulgación de la propaganda a favor de Putin fue tal que los medios rusos utilizaron segmentos de sus programas para reforzar su relato, llegando incluso a ofrecerle trabajo tras su sonado despido. 

Dar voz a un personaje infame como Vladimir Putin no es un ejercicio de libertad de expresión, ya que lo único que hace es reforzar su mensaje y eso tiene externalidades imprevisibles. El liderazgo del líder ruso —como señala Eric Frattini— «conecta con lo más ominoso del pasado soviético, combinando la autocracia de los zares con la obsesión estalinista por eliminar toda posible sombra o amenaza a su poder. A esto hay que añadir un ingrediente adicional que evoca su pasado en el oscuro mundo del espionaje: todos sus competidores u opositores han terminado, o bien en prisión, o bien muertos, ya sea a tiros, envenenados o por «misteriosos» accidentes y suicidios. Y, a día de hoy, la siniestra lista continúa». Por otro lado, debemos recordar que Carlson no es un periodista: es un activista y ya conocemos sus filias y sus fobias.

¿Acaso preguntó Carlson por el régimen despótico que sostiene el presidente de la Federación rusa? ¿Por las masacres de Bucha, Mariupol o Kramatorsk? ¿Por Prigozhin y el wagnerazo? ¿Por Alekséi Navalny, el líder de la oposición encarcelado? ¿Por Evan Gershkovich, el corresponsal del Wall Street Journal detenido cuando preparaba un reportaje? Nada de eso. La entrevista comenzó con una digresión de media hora en la que Putin impartió una de sus filípicas pseudohistóricas remontándose a la Alta Edad Media, con el objetivo de argumentar que Ucrania es un Estado que no tiene derecho a existir y que pertenece a la madre Rusia, todo ello sazonado con los elementos de propaganda que frecuentemente emplea para defender la «operación especial» —y no guerra de conquista— emprendida contra su país vecino. En varios momentos el presentador interrumpe y el presidente ruso no duda en desautorizar a Carlson indicándole de manera clara que su pregunta es inapropiada, que carece de conocimiento histórico y que debería limitarse a escuchar y a aprender. Las humillaciones son recurrentes. 

Quizá uno de los momentos más bochornosos de la entrevista (y puede que el más revelador) se produce en un momento en el que Putin afirma que Hitler únicamente quería «realizar sus planes» y que Polonia «no cooperó» y, por lo tanto, «obligó» a Hitler a conquistar el país a sangre y fuego e iniciar la Segunda Guerra Mundial en 1939. Algo muy parecido a lo que ha hecho el líder ruso, un criminal de guerra con orden de arresto por el Tribunal Penal Internacional, que lleva 24 años en el poder, que ya no le interesan las labores de gobierno, que solo le preocupa la historia de su nación y los agravios históricos, que se ha vuelto irascible, obsesivo, paranoico y cruel; por eso hizo con un sumiso Carlson lo que quiso, es decir, colocar su enloquecido mensaje imperial-victimista ante el mundo occidental.

Y vaya si lo ha conseguido. La entrevista ha sido todo un éxito en términos propagandísticos. A tenor de las estadísticas y del ratio de likes/dislikes el vídeo no solo ha sido visto por millones de personas, sino que ha conseguido un sonoro aplauso de buena parte del público, y no solo como ejercicio periodístico, ya que si nos asomamos a la caja de comentarios comprobamos que las reacciones que han tenido buena aprobación son las más elogiosas con el nuevo zar o con su postrado palanganero. Terminemos reproduciendo 10 de ellas: 

1. Ser despedido por Fox News podría ser lo mejor que le pasó a Tucker.

2. Parece razonable. Escucharlo hablar de querer evitar las escaladas y la guerra nuclear me tranquilizó, mientras que los medios occidentales nos dicen que nos preparemos para la Tercera Guerra Mundial. Esta entrevista es un triunfo histórico y me recuerda que debemos comprender ambos lados de cada conflicto.

3. Viendo esto desde Sudáfrica. Tengo familia en Ucrania y Rusia y esta entrevista explica tantas cosas que Occidente parece no entender. ¡Gracias Tucker!

4. ¡Me conmueve el corazón, como ruso, viviendo en Estados Unidos durante 20 años, ver cómo esta entrevista está llegando a tantas personas en todo el mundo! ¡Algo especial!

5. Como ucraniano puedo decir que en 1991 votamos a favor de permanecer junto a Rusia, pero «nuestros» políticos eligieron la independencia. ¡En 2014 los occidentales prepararon Maidan y ni siquiera preguntaron a la gente qué querían! Este conflicto es culpa de Estados Unidos y la OTAN, no de Rusia.

6. Imagínese a un periodista ruso al que se le permite realizar una entrevista de dos horas con Biden. Jajaja.

7. A mí esto no me suena a dictador loco.

8. Hola. Estoy revisando la entrevista nuevamente, esta vez en inglés, y tengo un gran respeto por los traductores, realmente son geniales. [Este mensaje está escrito en ruso] Para mí, como probablemente para la mayoría de los rusos, no hay nada nuevo. Soy bastante escéptico con la información de los medios, pero leyendo los comentarios compruebo que no son tan radicales como pensaba inicialmente. Estoy muy contento de que haya sucedido esta entrevista, para mí personalmente es un rayo de luz, tal vez sea ingenuo, pero tal vez a muchos esta entrevista les abra los ojos. Mis mejores deseos. 

9. ¡El señor Putin conoce y comprende la historia! La mayoría de los estadounidenses hoy en día no podrían dar una lección de historia tan profunda como ésta sobre Estados Unidos. Nuestras clases de historia son una vergüenza estos días. Incluso cuando estaba en historia de la escuela secundaria en los años 80, solo obtuvimos el nivel superficial de la historia. Solo algunos aspectos destacados de lo que el departamento de educación quería que supiéramos.

10. La «parte histórica» ​​no se refería a la tierra o al territorio, sino a las personas que realmente viven allí. Y que [Rusia] es una nación hermana, con amigos, parientes, conexiones, como una sola entidad que fue dividida artificialmente. En otras palabras, ese conflicto no es una reivindicación de tierras, sino de las personas que viven en esa zona.

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