Por una visión liberal de Europa
Las elecciones del 9-J son más que un plebiscito sobre Sánchez: son una oportunidad para que la UE decida su futuro
En vísperas de las próximas elecciones europeas del 9 de junio, en las que elegiremos a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, nos enfrentamos a un panorama político tan preocupante como esperanzador. La constante amenaza contra las instituciones de la democracia liberal, desde el autoritarismo de Orbán en Hungría hasta el nativismo del independentismo catalán, pasando por el populismo del Gobierno de España, nos preocupa enormemente.
Sin embargo, al mismo tiempo es esperanzador descubrir que, como ha quedado demostrado en Polonia y Francia, el liberalismo sigue siendo la alternativa más sólida para quienes creemos en una Unión Europea fuerte y segura de sus propios valores fundamentales. Valores de esencias liberales que representan el mejor antídoto contra los extremismos, los experimentos infantiles y las tentaciones reaccionarias.
Estos comicios serán algo más que un plebiscito contra el Gobierno de Sánchez: son una oportunidad para que la UE decida qué quiere ser, hacia dónde quiere ir. Mientras en todo el continente se libran constantes batallas nacionales que afectan a la calidad de las democracias, nuestra posición internacional y la expansión de nuestros derechos y libertades personales se ven amenazadas. Las instituciones europeas representan la mejor garantía de nuestros éxitos colectivos e individuales como país y como ciudadanos. Una oportunidad constante para cambiar las circunstancias de lugares como España, un país que lamentablemente se estanca económicamente por la falta de reformas necesarias para impulsar su crecimiento y en el que la lacra del populismo, y a menudo la corrupción, contaminan hasta las más altas instancias del estado.
Por ello, los liberales ofreceremos nuestra visión de España y Europa en estas próximas elecciones europeas. Es esencial representar un espacio político que ha desempeñado un papel crucial en la configuración de la UE, el proyecto más significativo de la historia en términos de paz, prosperidad, derechos, libertades e igualdad de oportunidades. Para nosotros está claro: una Unión Europea fuerte, competitiva y liberal es la única garantía para una España mejor.
Sin embargo, debemos aspirar a más. La UE no es un proyecto cerrado, sino en constante evolución. Por eso, creemos que hay que avanzar hacia unos Estados Unidos de Europa. La compra conjunta de vacunas durante la crisis de la covid-19 y el endeudamiento común que permitió financiar los Fondos NextGenerationEU nos muestran que juntos somos más fuertes que si actuamos por separado. Una integración política más profunda significa más sistemas de contrapesos para contrarrestar la deriva iliberal del continente. Los valores constitucionales europeos son fundamentales para defender el Estado de derecho, la separación de poderes y el imperio de la ley en España y en cualquier otro Estado miembro.
«Europa debe constituirse como una unión militar capaz de defenderse por sí misma»
Más integración también significa defender mejor la seguridad ciudadana en el nuevo contexto geopolítico. Hoy es ingenuo pensar que con la mera colaboración voluntaria entre naciones libres podemos hacer frente a desafíos tan grandes como la amenaza de Putin, las injerencias de Estados autoritarios, la competencia desleal desde China o el terrorismo. Europa, dentro del contexto de la Alianza Atlántica, debe constituirse como una unión militar capaz de defenderse por sí misma, sin depender de los cambios en la Casa Blanca.
No obstante, la seguridad y la autonomía no pueden construirse sin una sólida base económica. El gran desafío de nuestro tiempo es combinar el necesario impulso de la competitividad económica con la lucha contra el cambio climático. Únicamente los liberales ofrecemos soluciones alejadas al mismo tiempo del empobrecedor decrecentismo económico y del irresponsable negacionismo climático.
La transición hacia una economía verde y digital implica retomar la agenda de crecimiento, fortalecer nuestras empresas e industrias, reducir la inflación regulatoria, consolidar el mercado único y fomentar nuevos acuerdos comerciales garantizando el respeto de nuestros altos estándares de producción. Europa debe desplegar todo su potencial de inversión para competir con Estados Unidos y China, pero no es solo una cuestión de dinero. Solo seremos más competitivos si llevamos a cabo reformas económicas estructurales, como las relacionadas con las pensiones, la administración pública y la sostenibilidad fiscal, que han estado languideciendo en cajones durante décadas. Sólo podremos redistribuir si crecemos. Solo podremos mantener y ampliar nuestras libertades y derechos si seguimos siendo un poder económico relevante a nivel internacional.
Por ello, el liberalismo debe garantizar que Europa es el faro de libertad que siempre ha sido. Lejos de obsesiones identitarias, tenemos que centrarnos en la conquista de derechos civiles que todavía están incompletos. Queremos garantizar los derechos de la comunidad LGTBI, incluyendo el reconocimiento de la filiación en cualquier Estado miembro y, especialmente, el derecho al matrimonio. Abogamos por una auténtica igualdad entre hombres y mujeres, sin instrumentalizaciones. Proponemos una política migratoria sostenible, legal, libre de soflamas populistas, humana y capaz de atraer y retener talento. Una política pragmática y, sobre todo, equilibrada. Ni la negación de los problemas ni el extremismo xenófobo ofrecen soluciones a los retos a los que nos enfrentamos.
«Una Europa unida, próspera, libre y segura es la mejor garantía para una España que siga ese camino de reformas»
Los liberales somos esenciales para seguir construyendo una Europa mejor. Ningún otro grupo político, ya sea por dogmatismo, pereza o conformismo, es capaz de defender todos estos principios a la vez. Una Europa unida, próspera, libre y segura es, además, la mejor garantía para una España que siga ese camino de reformas.
Desafortunadamente, nuestras élites políticas han sido incapaces de afrontar los grandes retos que tiene nuestro país para las próximas décadas. Coordinación fiscal, claridad competencial o armonización sanitaria son, por ejemplo, tres materias en las cuales la UE puede, y debe, hacer de motor para que España no pierda otro tren hacia la prosperidad. Frente a los repliegues nacionalistas, los recortes de libertades o la voluntad de preservar el statu quo, los liberales apostamos por la ambición, contra aquellos que desean deshacer todo lo logrado en las últimas décadas.
Estas elecciones europeas son las más importantes en mucho tiempo, y no vamos a desperdiciarlas.
Adrián Vázquez, Jordi Cañas y Eva Poptcheva son eurodiputados de Ciudadanos en el Parlamento Europeo