La visión femenina, clave para la competitividad de las empresas
«Si el sector privado quiere aprovechar el mercado femenino lo primero que debe hacer es reconocer su relevancia»
Como ustedes ya saben el Día Internacional de la Mujer conmemora cada 8 de marzo la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona en pie de igualdad con el hombre.
Para mí, con el Día Internacional de la Mujer pasa un poco lo mismo que con la Navidad. Unas fiestas en la que todos nos convertimos durante unos días en magníficas personas, y crece en nosotros la sensibilidad, la solidaridad y el deseo de buenos augurios para todos los que nos rodean.
En la conmemoración del 8 de marzo, un sinfín de iniciativas afloran en nuestro entono. Actos y eventos reconociendo los avances conseguidos y reivindicando mejoras para conseguir la tan anhelada igualdad entre hombres y mujeres. Manifestaciones de buena voluntad de empresas e instituciones y anuncios del lanzamiento de una batería de medidas por parte de los gobiernos como muestra de su compromiso. Sin embargo, aunque en los últimos años parece que se ha dado un gran salto, según el Foro Económico Mundial, quedan aún 131 años para la eliminación de las brechas que hay entre hombres y mujeres. Por ello, propongo que cada día se conmemore el Día Internacional de la Mujer y así, con un poco de suerte, en 60 años conseguiremos eliminar las brechas de género.
Pero no voy a referirme en este artículo a todo el camino que aún queda por recorrer sino a la importancia de integrar la visión femenina en todos los ámbitos económicos. El otro día leía un artículo sobre los viajes de negocios. El artículo indicaba que el 64% de los viajeros en el mundo son mujeres. Y de los que son viajeros de negocios el 52% son mujeres, de las cuales – según un estudio hecho por SHe Travel Club – el 90% considera que la oferta actual de alojamiento hotelero no cubre sus expectativas en temas como la seguridad, el confort, los servicios, amenities y la restauración. Las mujeres dan mucha importancia a la seguridad, quieren que la puerta de la habitación disponga de doble cerradura; tenga mirilla, los pasillos estén suficientemente iluminados y haya un servicio de recepción las 24 horas del día. En relación al confort, prefieren unos amenities pensados para ellas, no quieren maquinillas de afeitar ni peines del tamaño de un dedal que no sirven para nada. Quieren duchas de mano, disponer de un kit con compresas higiénicas, desmaquillantes. Quieren suficientes perchas para colgar la ropa y un secador potente que no les lleve media hora secarse el pelo. También valoran que el hotel disponga de una pequeña sala para poder practicar yoga o meditación, información sobre itinerarios para practicar jogging, servicios de masaje, manicura o pedicura con horario flexible y diversidad de menús saludables las 24 horas del día.
Mientras iba leyendo este artículo pensaba que, sin lugar a dudas en el sector hotelero, como en tantos otros, ha faltado la mirada femenina. Seguramente su construcción, servicios, operaciones han estado pensados e ideados por hombres y ello hace que en el mundo actual no cubran las expectativas de las mujeres.
Las mujeres representan un gran mercado de consumo y la mayoría de las empresas no han sabido aprovecharlo. En la actualidad, las mujeres, son una de las mayores fuentes de crecimiento económico; un mercado cuyo poder adquisitivo no para de crecer en particular en los países en vías de desarrollo. Como comentó la que fue directora del FMI Christine Lagarde en un discurso memorable en Japón :“Las mujeres representan el 70% del gasto de consumo global. Si queremos crecimiento debemos ponerlas al mando.” Sin embargo, muchas empresas continúan haciendo productos mal concebidos en los que queda patente la ausencia de la visión femenina. Aquellas que cuenten con las mujeres crearán mejores productos tanto para hombres como para mujeres.
Me viene a la memoria la experiencia llevada a cabo por Volvo, cuando esta marca de coches decidió que sus empleadas diseñarían un automóvil. Los resultados fueron determinantes; al poner a las mujeres al frente del diseño obtuvieron todo lo que los hombres buscaban en términos de estilo, capacidad, prestaciones, pero además ganaban muchos elementos que ellos no consideraban. En definitiva, concluyeron que al tener en cuenta la visión femenina se consigue un mejor producto que da cobertura a las expectativas de todos los consumidores.
En consecuencia, si el sector privado quiere aprovechar este mercado femenino lo primero que debe hacer es reconocer la relevancia de las mujeres como consumidores. Esto implica diseñar y desarrollar estrategias pensadas para las mujeres que tengan en cuenta sus requerimientos, necesidades y preferencias y para lograr este objetivo, el camino más efectivo es uno: incluir a las mujeres en los ámbitos decisorios más altos de las empresas.