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Opinión

La burla de Von der Leyen a los españoles

«Pocos días atrás, la Comisión Europea publicó el ‘in-depth review 2024’ (revisión a fondo) correspondiente a España»

La burla de Von der Leyen a los españoles

Von der Leyen. | Alejandra Svriz

Pocos días atrás, la Comisión Europea publicó el «in-depth review 2024» (revisión a fondo) correspondiente a España. Es un informe anual que integra el mecanismo para detectar y corregir desequilibrios económicos, con la intención de evitar crisis. Un mecanismo perfectamente inútil pues no ha evitado que la economía española continúe acumulando graves desequilibrios. La novedad es que, además de inútil, ahora podemos decir que se trata de un mecanismo hipócrita y hasta contraproducente. 

El informe señala como uno de los principales desequilibrios la gigantesca deuda pública. Pese a un enorme déficit fiscal de 3,7%, la misma, como proporción del PIB, bajó desde 115,9% en 2022 hasta 107,5% en 2023. Fue posible gracias a que la inflación engordó el PIB un 6%, además de un crecimiento real de 2,5%.

El futuro que se proyecta no es alentador: «En el escenario base, la relación entre la deuda pública y el PIB se mantendrá alta en el mediano plazo, bajando hasta 106% en 2026 antes de acercarse al 110% en 2034». Los escenarios alternativos son aún más desfavorables. 

La «necesidad de financiación» es la cantidad de deuda pública que tendrá que emitir el gobierno para pagar los títulos que vencen y financiar el déficit. A este respecto, el informe añade: «La necesidad de financiación del gobierno será grande a lo largo de todo el período de proyección, superando el 20% del PIB en 2034». 

Estos dos puntos (deuda estabilizada en más del 100% del PIB y necesidad de financiación grandísima), constituyen un típico ejemplo de «el Excel lo aguanta todo»: uno puede hacer las proyecciones de crecimiento económico, inflación y déficit fiscal, y calcular mecánicamente que la deuda pública llegará al 110% del PIB dentro de diez años, mientras se necesita anualmente emitir nueva deuda por el equivalente al 20% del PIB. Otra cosa es creer que esa será la realidad. 

El gobierno de Sánchez

Si miramos lo ocurrido en los últimos diez años, es evidente que en los próximos diez es muy probable que también haya sorpresas desagradables. Pero una cosa es que una crisis encuentre al país con una deuda pública del 36% (2008), otra distinta es que lo pille con una del 98% (2020) y otra peor es que lo sorprenda con el 110%. Al menos por los próximos diez años, viviremos en una cornisa. El informe lo dice de forma técnica: «en el mediano plazo, los riesgos a la sostenibilidad fiscal serán en general altos». 

Es indiscutible que el gobierno de Pedro Sánchez tiene una responsabilidad directa en esta delicada situación. Si hubiera priorizado el ordenamiento de las cuentas públicas, podría haberlo hecho, como lo hicieron Portugal y Grecia: aunque la pandemia fue un importante factor en contra, tuvo a favor los menores tipos de interés en décadas y la inflación (que reduce el valor real de la deuda y aumenta la recaudación tributaria). Sánchez eligió seguir gastando. Y para gastar más, subió la presión tributaria a máximos históricos. 

Sin embargo, no podemos omitir la complicidad de la Comisión Europea, que suspendió innecesariamente las reglas fiscales durante cuatro años. Lejos de admitir su complicidad y ajena a que ningún gobierno español subió los impuestos tanto como el de Sánchez, la Comisión le recomienda al gobierno… ¡que aumente los impuestos!: «habría espacio para ser más ambiciosos». Menciona, concretamente, el IVA: «posibles medidas para incrementar los ingresos podrían incluir una simplificación del IVA», es decir, pasar bienes exentos y de tipos reducidos (4% y 10%) al general (21%). Los principales candidatos a sufrir el sablazo son los servicios de educación y sanidad privados, la hostelería, el transporte y los medicamentos. También sugiere aumentar los «impuestos ambientales».

El guardián abrió la puerta de la jaula, el león se escapó y ahora, como si no tuviera nada que ver, te pide que seas tú el que lo meta de nuevo en la jaula. Indignante.

Termino con una buena noticia. Hay algo que podemos hacer para que esta Comisión Europea sepa que no somos tontos: votar en las próximas elecciones europeas y poner nuestro granito de arena para que Úrsula Von der Leyen, principal responsable de este y otros despropósitos, pase a ser, en pocas semanas, apenas un mal recuerdo. De lo contrario, lo que te espera, son más impuestos y menos libertad. Y que te sigan tomando por tonto.

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