Economía en claroscuro, casi negro
«La economía ha crecido más de lo previsto, y eso está bien. Pero el casi exclusivo beneficiario de esa mejor evolución va a ser Hacienda»
La economía española ofrece una imagen en la que por una esquina ofrece un fulgor llamativo. Se trata del dato de crecimiento, que ha subido al concluir el primer trimestre 0,7% intertrimestral, sorprendiendo a casi todos los analistas que no daban por encima de un 0,4%.
De esa subida, la demanda nacional es responsable de 0,2 puntos y la demanda externa de 0,5 puntos. Un dato muy relevante lo representa la inversión, que en términos de Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) ha ascendido el 1,3%. Por el lado de la oferta, la industria aguanta con un crecimiento del 1,6%, los servicios se mueven planos y el sector primario desciende a casi la mitad. En términos interanuales, el crecimiento es más modesto, el 0,3% con mayor peso de la demanda nacional y mucho menor de la externa.
A partir de aquí, el brillo se va atenuando, ensombreciendo, porque de ese esfuerzo, quien verdaderamente saca partido son las administraciones, cuya glotonería impositiva es insaciable, especialmente por lo que se refiere al Estado. Según la Agencia Tributaria, tenemos que en el mes de marzo, la recaudación tributaria aumentó el 12% anual, con lo que para Hacienda los ingresos trimestrales crecieron el 7,5% hasta 60.386 millones.
El citado organismo sitúa esta evolución al alza en el incremento de las retenciones sobre el rendimiento del trabajo y del capital mobiliario, e insiste en «la robustez de la creación de empleo», los aumentos salariales y de las pensiones, de los tipos de interés de las cuentas bancarias y de los dividendos. En resumidas cuentas, Hacienda farda de que no hay un céntimo que se le escape de las mejoras salariales y de las pensiones, que, en no pocas ocasiones, implican subidas de tramos en la tarifa del IRPF. Así se explica que las retenciones del trabajo y de actividades económicas hayan aumentado en el primer trimestre el 7,9% (el 10,4% sólo en el mes de marzo).
El ahorro en nuestro país es perseguido con saña. Véase si no, la evolución de las retenciones por rendimientos del capital mobiliario, que han subido en marzo el 74% (han leído bien) completando el trimestre con un incremento del 38,3%. Asimismo, la recaudación por ganancias patrimoniales en fondos de inversión han aumentado el 76% (también han leído bien) en marzo, para completar el primer trimestre con un 47,6%.
Y todavía Hacienda se lamenta de que sus ingresos no hayan sido mayores porque ha tenido «pérdidas de recaudación» de 550 millones por descuentos en el IRPF a las rentas bajas (ínfimas, diría yo) y de 440 millones por rebajas del IVA en alimentos básicos.
Sería legítimo (y espero que no se considere insidioso) preguntarse cómo han evolucionado las cuentas públicas, con estas recaudaciones. Pues bien, nuestra manirrotas administraciones, ha seguido incurriendo en déficit como si fuera una obligación gastar más de lo que se ingresa. Al terminar febrero, las administraciones públicas central y autonómicas y la Seguridad Social habían incurrido en un déficit de 12.031 millones de euros, el 17,6% más que en el mismo periodo del año pasado.
Vuelvo al principio. La economía ha crecido más de lo previsto, y eso está bien. Pero el casi exclusivo beneficiario de esa mejor evolución va a ser Hacienda, no los exangües contribuyentes españoles. Y eso está mal, incluso para un Gobierno que se dice progresista.