Menos libertad, también en la economía
Las señales van dando cuenta de que las cosas no van tan bien como el sanchismo quisiera
Casi nada ocurre por casualidad. Acaso los movimientos telúricos, pero hasta estos van avisando y proporcionando indicios antes de manifestarse. Pasa algo parecido en la economía española. Las señales (los datos, las actitudes, las decisiones erróneas) van dando cuenta de que las cosas no van tan bien como la ingeniería espacial del sanchismo quisiera para su cohete de feria.
A raíz del anuncio de OPA del BBVA sobre Banco Sabadell comentamos cómo la gendarmería gubernamental, especialmente el ministro de Economía, señor Cuerpo, se lanzó a criticar la decisión de una entidad privada de ofrecer a los accionistas de otra entidad privada, una cantidad cierta por sus participaciones, dentro de la más exquisita legalidad vigente. Varias semanas después, sigue en sus trece mintiendo sobre supuestas facultades decisorias, que la ley no contempla.
Hasta hace no mucho tiempo, la doctrina oficial era la contraria a la manifestada por el señor Cuerpo, el sistema financiero debía procurar afianzar su posición mediante fusiones y adquisiciones, porque el mercado financiero es Europa, no España. ¿Recuerdan?
El intervencionismo desaforado del señor Cuerpo en este episodio de la vida financiera del país en el que vivimos (hace tiempo que no digo nuestro país) ha tenido esta semana un reflejo contundente, visible, mensurable. España retrocede en libertad económica, según el Índice de Libertad Económica 2024 (ILE 24) que realiza la Fundación Heritage (lo publica desde hace casi treinta años) y que el Instituto de Estudios Económicos adapta en España.
Con la soberbia característica del Gobierno de este PSOE y algunos de sus corifeos, las señales de alarma que se desprenden del informe son ignoradas porque se trata de una entidad conservadora norteamericana, por tanto sus trabajos son sectarios, sesgados, inveraces. Aquellos a los que cualquier papelito procedente de un grupúsculo de la izquierda o un sindicato mamífero es verdad revelada, pueden ahorrarse el tiempo y dejar de leer. Pero les recuerdo que el citado Índice está sobre la mesa en los despachos de grandes centros inversores de todo el mundo.
En el ranking global del ILE 24, España ocupa el lugar 55 entre los 184 países que lo forman. En el ranking de países miembros de la OCDE, ocupa el lugar 31 sobre 38 y comparándolo con el ILE de la Unión Europea, España ha cedido este año un puesto, colocándose en un vergonzante vigésimo tercer lugar sobre 27 países miembros.
Si nos concentramos en el Índice de Libertad de Empresa, tenemos a España en la mitad inferior del grupo de países desarrollados, ocupando el vigésimo cuarto lugar entre 43 países.
Así las cosas, me pregunto qué es la Constitución vigente para el Gobierno de este PSOE y adláteres. Dice el Artículo 38 de la Carta Magna: «Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación».
Del desprecio del Gobierno por la Constitución tenemos muchos testimonios. El más reciente y acaso de los más dolorosos, ha sido el argumentario de este PSOE sobre la malhadada Ley de Amnistía, afirmando su constitucionalidad en el hecho de que la Constitución solo prohíbe los indultos generales, pero no la amnistía. Una aberración jurídica que me gustaría que algún miembro del Tribunal Constitucional desentrañara hasta las últimas consecuencias, aunque luego pierda en la sentencia.
Perdón por la divagación que precede a estas líneas. Yo debía hablar de economía, en este caso de libertad económica, que tan sabia y prudentemente defiende la Constitución de 1998. A veces cuesta callar.