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Nuestro suicidio cotidiano como mal menor

«España está condenada a ganar títulos desde el antifascismo y a celebrarlos desde el fascismo»

Nuestro suicidio cotidiano como mal menor

Pedro Sánchez. | Alberto Gardin, Europa Press

1. La abyección ideológica concentrada en esto que puso Vallín tras el atentado fallido a Trump: «Uuuuuy». 

2. El sesudo Alba Rico, muy reconocido por los suyos por su portentosa capacidad de pensamiento, ha encontrado la síntesis hegeliana que el Gobierno andaba buscando para mantener la Eurocopa en la buchaca al tiempo que reprueba los elementos antisanchistas de la selección: una cosa es el juego de la España plural y diversa, que gana títulos, y otra la celebración, en que la España fascista reaparece. Es una teoría mágica de España que deja en bragas a Dragó: España logra olvidar que es fascista y entonces juega como los ángeles y gana; pero la victoria relaja el logro de su olvido, con lo que la España fascista renace. Más que mágico, es un destino trágico: España está condenada a ganar títulos desde el antifascismo y a celebrarlos desde el fascismo. Una solución (más estoica que hegeliana) sería ganar los títulos y no celebrarlos. Pero entonces, ¿para qué los querría ganar? 

3. Arcadi Espada se equivoca al afearle a Jorge Bustos (podría habérmelo afeado a mí también) su regocijo por la conducta de los futbolistas de la selección con Sánchez. El fundamento es correcto: el presidente es una institución que representa a todos los españoles y hay que respetarlo. Pero es que esta institución está ahora encarnada en Sánchez, que denigra a la mitad como mínimo de los españoles (y la aparta explícitamente: «el muro»). Aun así, en efecto, la institución está por encima de la persona, la trasciende. Si Sánchez no está a la altura, el defecto es suyo. El problema me preocupa. Pero yo, como Alba Rico, encontré una especie de síntesis: en realidad los jugadores fueron educados, le dieron la mano al presidente, no se la negaron; lo que sí le negaron fue la adhesión emocional. Al final actuaron como fríos patriotas constitucionales.

4. El problema anterior tiene una dimensión más profunda: ¿ha dejado de ser España un Estado de derecho? Con un Tribunal Constitucional presidido y acaparado por peones del Gobierno, y que suplanta al Tribunal Supremo, ¿qué podemos hacer? ¿Desacatarlo? ¿O acatarlo a sabiendas de su fraude? Sócrates optó por lo segundo en su día: por preservar la ley, acató su condena injusta y se autoejecutó. Tal vez los patriotas constitucionales debemos hacer lo mismo y aceptar nuestro suicidio cotidiano como mal menor. Aunque no sin hablar.

5. No se le puede reprochar al PSOE que no se arrime al toro en cuanto implacable maquinaria de poder. Es puramente goebbelsiano. Sánchez, el mayor degenerador de nuestra democracia, exige la regeneración de nuestra democracia. Los socialistas andaluces condenados por los ERE, que ven aliviadas sus condenas por este Tribunal Constitucional de parte, no se limitan a disfrutar de su alivio: de inmediato pasan al contraataque, acusando al PP y proclamando poco menos que lo volverán a hacer.

6. Juan Cruz, cuyo cerebro no se aloja dentro de su cráneo sino dentro de las paredes de Ferraz, emite pensamientos como este: «El líder del PP solo va a sus medios afines. Su crítica al Gobierno es la que se espera del que no cree sino en su lado del campo».

7. Manuel Vilas anuncia su nueva novela, que se publicará en Destino el 25 de septiembre. Título: El mejor libro del mundo. Juan Tallón anuncia su nueva novela, que se publicará en Anagrama el 4 de septiembre. Título: El mejor del mundo. Es como cuando dos señoras coinciden en una boda con el mismo vestido. La batalla creo que la gana Tallón. El que pone una palabra menos siempre gana. 

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