Pilar Alegría, misma maña que fuerza
«Cualquier semejanza que se quiera buscar entre Agustina de Aragón y Pilar Alegría será pura coincidencia»
La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.
Con Pilar Alegría un servidor comparte lugar de nacimiento, pero por fortuna para ambos pocas cosas más, o seguramente ninguna. Zaragoza históricamente se sublevó ante el poder impuesto. Los maños somos demasiado cabezones como para que nos quieran imponer algo que esté fuera de nuestra esencia. No nos gusta que nos hagan comulgar con ruedas de molino. Si nos sentimos engañados nos revolveremos de manera enérgica y visible. Nos sentimos muy incómodos ante el poder ejercido de manera autoritaria y déspota. Pero para todo siempre hay una excepción y esa es mi querida protagonista de este artículo, que me pone de muy mala virgen, aunque ella lleve el nombre de la que más respeto, y el apellido que conlleva vivir como no pensarías nunca que lo harías.
Cualquier semejanza que se quiera buscar entre Agustina de Aragón y Pilar Alegría será pura coincidencia. La primera protegía la Puerta del Carmen agarrada a un cañón que disparaba con su dignidad. La segunda se protege a sí misma y a su amado líder, que fue quien la puso allí para que se lo agradeciera públicamente en cada una de sus intervenciones. Sufrir la amenaza latente de que te abran las tripas el ejército francés, o seguir siendo un estómago agradecido que tape el hambre de tu raquítica dignidad. La defensa ciega de Pilar Alegría ante cualquier pregunta que se le hace relacionada con Pedro Sánchez o su mujer, sería de un romanticismo bellísimo, sino fuera porque sus reacciones, tan impostadas como impuestas, acaparan toda la fealdad que puede aceptar la cruda realidad.
Pilar Alegría es ministra de Educación y portavoz del Gobierno. Dos responsabilidades demasiado grandes como para ser reducidas en la defensa a ultranza y a toda costa de su omnipotente jefe. Pero en esto no estaría sola, aquí la acompañarían el resto de ministros y ministras, además del resto del partido socialista. No sé si es lo que quieren mostrar o la demostración de su incompetencia, pero la imagen que da el gobierno es que no trabaja para mejorar la vida de los españoles y tratar de solucionar los problemas que es normal que surjan en toda sociedad, sino que estarían todos enfocados en la adoración al presidente del gobierno y en justificarle todas sus barrabasadas. Si la cosa es más grave en Pilar Alegría es precisamente porque una de sus tareas es la de ser Portavoz del Gobierno. Es la encargada de dar la cara a la hora de explicar las acciones del ejecutivo. No debe ser fácil justificar que la primera tarea, y se podría decir que casi la única, de cada Ministerio al comenzar cada día, sea la de defender a capa y espada todo lo que se diga de Pedro Sánchez. Una vez llevada a cabo esta, que ocupa la mayor parte de la jornada, ya podrían ponerse de manera superficial con el resto de asuntos, bastante más insustanciales para sus intereses.
Pero si hoy escribo sobre Pilar Alegría es porque ha sido noticia que la Junta Electoral la ha sancionado por criticar al Partido Popular y Vox desde La Moncloa en plena campaña electoral de las Elecciones Europeas. Como es lógico, cualquier representante de los poderes públicos está obligado por ley a guardar la neutralidad. Si la ministra reconoce los hechos y no recurre, tendrá que pagar una multa de más de dos mil euros. Un dinero perdido que se sabe que se convertirá en tu mejor inversión.
El refrán popular dice eso de que «más vale maña que fuerza». Ella como zaragozana que es cumple la primera premisa. Si uno fuera tan maquiavélico como el jefe de la protagonista de este artículo, intentaría darle la vuelta a este dicho para llevármelo a mi terreno. Podría explicar entonces que hay veces que la «maña» no sólo sustituiría a la fuerza, sino que se convertiría en ella. Y precisamente esa es la función que le ha otorgado Pedro Sánchez a Pilar Alegría. Que la «maña» utilice su fuerza (bruta) como argumentación en todo momento.
