¿Cómo es posible que la deuda crezca 830 millones al día con la recaudación disparada?
El Gobierno debe aclarar por qué tenemos ese endeudamiento a pesar de que los ingresos fiscales crecen al 10%
Si Pitágoras no miente, y no tiene por qué hacerlo, la deuda de las Administraciones Públicas crece a un ritmo infernal, hasta alcanzar la cifra de 1.625.000 millones en el mes de junio. Esta cifra supone un incremento interanual del 3,6 por ciento, y alcanza con ello el 108,2 del PIB nominal a precios de mercado. Si nos referimos al mes de junio, la deuda creció en 24.913 millones de euros, lo que supone un aumento de 830,4 millones de euros al día. Mientras, la Unión Europea, enfrascada en sus quisicosas organizativas y de poder, sin enterarse o, lo que sería mucho peor, callando.
Si ya se ha repuesto de este dato, vamos a mayor concreción para que no paguen justos por pecadores. La deuda del Estado alcanza 1.468.000 millones, con un incremento de la tasa interanual del 5,1 por ciento; la Seguridad Social acumula deuda por 116.000 millones, con una tasa interanual del 9,4 por ciento, y solo Otras Unidades de la Administración Central (entre las que se encuentran Sareb, Frob, BFA y FADE) han reducido su deuda el 8,3 por ciento interanual, para dejarla en 39.000 millones de euros.
Por su parte, las Comunidades Autónomas alcanzan los 338.000 de deuda, con un incremento interanual del 3,2 por ciento y las Corporaciones Locales (Ayuntamientos y Diputaciones) son las únicas administraciones que han reducido su endeudamiento hasta los 24.000 millones de euros, a una tasa negativa del 0,7 por ciento interanual.
Por su volumen y significado, a la hora en la que algunos pretenden conceder o concederse soberanías fiscales, pero no quieren ni hablar de la deuda común, el análisis no puede ignorar lo que compete a la deuda acumulada por el Gobierno central, a ese billón cuatrocientos sesenta y ocho mil millones, que han crecido a un ritmo interanual que casi duplica la tasa de inflación.
Es difícil explicar este incremento de la deuda de 8.541 millones al mes en los seis primeros meses del año teniendo en cuenta el ritmo al que crece la recaudación de impuestos. Según datos de la Agencia Tributaria, para evitar efectos equívocos de carácter estacional, digamos que en el periodo enero-junio, la recaudación neta de impuestos alcanzó 122.589 millones de euros, con un aumento del 10,4 por ciento.
Aún podríamos añadir los ingresos procedentes de los fondos europeos, para completar la inmensidad de recursos que acumula el Estado, en un ejercicio con el presupuesto prorrogado, que no es más que un trampantojo legal, ya que, como vemos, las cifras que maneja este Gobierno apenas tienen parangón con las del ejercicio anterior.
Puedo equivocarme, pero creo que ningún partido de la oposición ha hecho comparecer ni a la ministra de Hacienda, señora Montero, para que explique cómo van las cuentas de este ejercicio casi fantasmal, ni al ministro de Economía, señor Cuerpo, para que nos diga por qué crece la deuda al ritmo acelerado que lo hace y, al mismo tiempo, haga una detallada descripción del empleo de los fondos europeos.
En muchísimos años no recuerdo un silencio gubernamental del calibre del que padecemos sobre datos que son fundamentales para los análisis no solo macroeconómicos, sino también sobre la influencia de las finanzas públicas en los rating de deuda, eventualmente en la prima de riesgo y, lo que es mucho más importante, para los inversores internacionales.
Y en muchísimos años, tampoco recuerdo una oposición tan ajena al curso de la economía en general y del incremento de impuestos y simultáneamente, de la deuda pública que nos obsequia el Gobierno, en particular. Sobre todo, porque en el plazo que sea, la oposición tendrá que cargar con la pesada losa de la deuda y por ende, nadie podrá creer en sus promesas de reducir la onerosa carga fiscal para particulares y empresas, que siempre ha sido el señuelo electoral en los campos de la derecha.