THE OBJECTIVE
OPINIÓN

Lo que olvidamos cuando llamamos gorda a una mujer

«Hablamos de las personas olvidando por completo que lo son, con sus inseguridades, sus traumas o sus luchas»

Lo que olvidamos cuando llamamos gorda a una mujer

Pilar Vidal, periodista y colaboradora frecuente en 'Y ahora Sonsoles'. | Ilustración de Alejandra Svriz

El caso Lalachus sigue coleando. ¡Qué aburrimiento, la verdad! A ver, que uno puede entender que lo de la dichosa estampita con el Sagrado Corazón del Grand Prix le haya ofendido, al fin y al cabo cada uno es libre de vivir su fe con la intensidad que quiera, pero por muy molesto que se sienta con lo sucedido, nada, absolutamente nada, justifica que para protestar uno se escude en los insultos y los ataques personales. ¿Que se siente atacado por lo que considera una ofensa? Pues dígalo, explique sus razones e invite a la humorista a recapacitar. ¿Pero realmente tiene que llamarla gorda y cerda para defender sus creencias religiosas? Personalmente, no solo me parece innecesario, también demuestra una falta grave al mandamiento que el apóstol Mateo consideró el segundo más importante: «Amarás al prójimo como a ti mismo». Pero vivimos tiempos en que nos dejamos llevar por el lado oscuro de nuestro corazón –al fin y al cabo el mundo está lleno de pecadores– y nos despachamos con tremendo odio en las redes sociales, donde todo es tóxico, irrespetuoso e irracional.

Pero centrémonos en el insulto mayoritario, ese «gorda» que el que se pretende estigmatizar a quien padece sobrepeso resaltando la obviedad de su realidad para convertirla en una cruel excusa para la burla. Las «gordas», para esta gente, están de más en una sociedad que cosifica y exhibe un modelo de cuerpo perfecto en el que las mujeres (y los hombres) deben encajar. Las «gordas» molestan porque no cumplen el canon. Y muchos tienen la jeta de asegurar que las llaman gordas por su bien, porque estar gorda no es bueno para la salud. ¡Qué detalle por su parte, preocuparse por ellas con tanta delicadeza! Como si esas mujeres no supieran que no encajan en ese modelo ideal, como si ellas no vivieran en constante conflicto con su cuerpo, como si ellas no cambiaran una y mil veces de dieta por si alguna funcionara. Y es que hablamos de las personas olvidando por completo que lo son, con sus inseguridades, sus traumas o sus luchas.

Esta semana, Sonsoles Ónega ha querido abordar este tema con la ayuda de una de sus colaboradoras más carismáticas, Pilar Vidal, un torbellino de mujer con apabullante fuerza de voluntad y sentido del humor. En mi vida he conocido una mujer más generosa, más pendiente de las personas que quiere, más ilusionada con su trabajo. Pilar Vidal es top. Que a usted no le gusta, usted se la pierde. El caso es que la valenciana se abrió en canal en Antena 3 y acabó a lágrima viva repasando el calvario que para ella ha supuesto vivir con el problema del sobrepeso.

Para sorpresa de su madre, Pilar vino al mundo con casi cinco kilos. Como no parecía contenta al ver que su hija era tan grande, se preocupó por ella e intentó controlar su peso recurriendo a distintas dietas durante su infancia. Pilar creció viendo a su hermano comer de todo mientras a ella le servían carne a la plancha y verduras: «La gente que tiene obesidad en determinado grado debería aprender desde pequeños hábitos saludables. No estar a dieta, sino saber vivir con ello. Pero eso no lo tuve yo». Según Pilar, estamos hablando de una enfermedad: «Somos condescendientes con determinadas condiciones, pero no los somos con la obesidad», de ahí que ella considere que no hay empatía hacia unos enfermos que necesitan un tratamiento especializado, pues «se trata de un problema físico y emocional».

La periodista denunció la discriminación que sufren en distintos ámbitos, como la moda, reclamando más inclusión a la industria: «Es hora de que las marcas entiendan que todos tenemos derecho a vernos y sentirnos bien». Habrá quien considere esto como algo trivial, seguramente porque siempre encuentra ropa de su talla. Pero Pilar también abordó cuestiones más profundas, como lo relacionado con la autoestima y el amor: «Para querer a alguien tienes que sentirte bien contigo misma. Y yo ahora mismo no me siento bien. Hay gente que solo valora el físico y no te quiere porque estás gordita. Pero quien te quiera te tiene que querer como eres. Hay mucha gente malvada». Y se sinceró en los aspectos más íntimos: «Yo ahora mismo no me siento bien como para acostarme con alguien o tener una relación».

Pilar Vidal no se rinde. Este año se ha propuesto un reto: «Mi peso ideal son 65 kilos. Ahora peso 20 kilos más. Mi propósito es bajar un par de tallas. Tampoco más porque se me va el sentido del humor, y eso no se me puede ir». Y todo, que quede claro, por su salud. Deseo de corazón que lo consiga, menuda es ella cuando se propone algo, y de paso cierre bocas que nunca debieron abrirse.

Así que, por favor, antes de despachar con desprecio a alguien que no le cae bien, recapacite antes de llamarla gorda, entre otras cosas porque desconoce las batallas que esa persona está librando. De paso se ahorra que a usted le tachen de imbécil.

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