De infraseres autónomos y colectividades chupópteras
«Los distintos gobiernos decidieron abandonarnos como si fuéramos un perro en una estación de servicio»

Alberto Olmos, durante su entrevista con THE OBJECTIVE. | Víctor Ubiña
Tienen que ver la entrevista a Alberto Olmos que subió este lunes a su canal de YouTube este periódico. El purgatorio es un programa de entrevistas dirigido excepcionalmente por Carlos Padilla. Para mí el que mejor entrevista de este país junto a Carlos Alsina en las mañanas de Onda Cero y Álex Fidalgo con su canal de YouTube, Lo que tú digas. Padilla es un «viejoven» con el duende juguetón y astuto del malogrado Quintero. Menos raro que ese perro, pero igual de andaluz. Alberto Olmos es un escritor y articulista que vive como escribe, a bordo del naufragio. Hay más desasosiego en intentar llegar a fin de mes, que en conseguir que no te cojan robando un libro de Pessoa en la Fnac de Callao. Un Cioran madrileñizado siempre será mejor que un rumano afrancesado. Lo que no hay duda es que ambos son luminosos en su oscuridad. Y es que España iría sobre ruedas si hiciéramos caso a sus dos segovianos vivos más universales, Perico Delgado y el protagonista de este artículo.
En la entrevista con Padilla, Olmos quiso demostrar su malestar con el trato recibido por los autónomos. Uno que también lo es desde hace muy poco tiempo, también siente esa sangría por parte de una piel de toro que es la que utiliza la espada con nosotros. Apenas hay diferencias entre un estoconazo llevado a cabo por José Tomás y el sablazo empleado por el Gobierno de turno. Y es que nadie nos quiere. Para los «peperos» no dejamos de pertenecer a la clase trabajadora. Para ellos, vaga y nada emprendedora. Para los «sociatas» al no estar controlados por una nómina, no son verdaderos trabajadores y se duda de sus ganancias como si fueran «malvados» empresarios. Vivimos en una tierra de nadie que nos aleja del cielo y el infierno, y nos deja en un limbo flotante, convirtiéndonos en astronautas cuya gravedad es serlo.
Los distintos gobiernos decidieron abandonarnos como si fuéramos un perro en una estación de servicio. Pero a los autónomos no sólo lo hacen en verano, sino que durante las cuatro estaciones miran hacia otro lado mientras silban la melodía de Vivaldi. Fui a mi oficina de la Seguridad Social más cercana para informarme de los pasos que tenía que dar para darme de alta en ese matadero que es ser autónomo. Lo hice a primera hora para intentar perder sólo media mañana y con un poco de suerte poder ponerme a trabajar antes de que mis tripas dieran la hora de comer.
Cuando por fin me tocó, una «amable» señora me dijo que la gestión la tenía que hacer yo desde casa, y que después con el número del código, volver a la oficina y entonces ella validar lo que yo anteriormente había hecho. No entiendo por qué entonces a esa señora le tengo que pagar yo el sueldo, si su trabajo se lo hago yo. La estafa del dni electrónico para hacerse uno las gestiones desde su ordenador, pero que no baje el número de funcionarios, sino todo lo contrario, y además nos suban los impuestos, me parece algo mafioso y repugnante. Pero les quiero dejar para el final de mi experiencia personal lo que me dijo la funcionaria que me «atendió» cuando le dije qué podía hacer si al realizar la gestión desde mi casa había algún concepto que no me quedase claro cómo hacerlo. Su respuesta fue que buscase un tutorial en YouTube, que lo iba a entender mejor que si ella me lo explicase. Se lavó las manos a lo Poncio Pilatos, y yo quedé crucificado para siempre.
Como dijo Alberto Olmos al principio de la entrevista, han conseguido que una parte de la población les compre su mafiosa maniobra. Ustedes no deben quejarse por pagar una cuota de autónomo que es un atentado directo a la libertad, la moral y la decencia de un tipo de trabajador tan respetable como todos. Con esa cuota se pagan, por ejemplo, la sanidad y la educación pública, dicen. Y quejarse de que su cuota de autónomo es lo más parecido a pagar el impuesto revolucionario con el que extorsionaba ETA, es ser un desagradecido, además de atentar directamente contra la calidad de esos servicios públicos. Será el culpable de que las listas de espera para operar a los abuelitos aún se extiendan más en el tiempo.
El líder de UGT, Pepe Álvarez, dijo que había que pagar más impuestos para conseguir la excelencia de los servicios públicos. Sus extorsiones se hacen evidentes con estas declaraciones llevadas a cabo por los únicos que se benefician netamente de estos pagos llevados a cabo por nosotros. No nos amenacen con una peor sanidad o educación pública si no queremos pagar las cuotas e impuestos que ustedes quieren. Hay muchas cosas antes en las que se puede ahorrar este dinero como los sueldos de los políticos, sus coches oficiales, sus viajes pagados, las subvenciones a los sindicatos y otras instituciones totalmente inservibles por su inacción y vagancia. En estos días se está hablando de que no pague el IRPF los que cobran el salario mínimo, pero no se dice que no paguen su cuota de autónomo quienes ganan esa misma cantidad o menos al mes. Es entendible, pues, el enfado de Alberto Olmos. Lo que no se entiende es la alegre pasividad de mucha otra gente.