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Opinión

La patraña de la consulta sobre la OPA: cinismo, incompetencia y demagogia

La consulta sobre la OPA de BBVA sobre Sabadell es una claudicación más de Sánchez ante el independentismo

La patraña de la consulta sobre la OPA: cinismo, incompetencia y demagogia

El ministro Carlos Cuerpo charla con Josep Oliu y Carlos Torres Vila, presidentes de Banco Sabadell y BBVA, respectivamente. | Ricardo Rubio (Europa Press)

Se llama Carlos Cuerpo Caballero y es ministro de Economía, Comercio y Empresa y en menos de 15 meses se ha hecho para mí acreedor a los atributos con los que he titulado este artículo. Verdaderamente lo siento. Es demasiado joven. Quizás las malas compañías.

Pero lo cierto es que su decisión (o la decisión de otros, asumida por él en primera persona) de hacer una consulta popular sui generis, más propia de un alcalde de aldea que de un ministro de España, sobre algo como una OPA lanzada por un banco nacional sobre otro banco nacional es una manifestación pública de incompetencia en su doble sentido. Él es un incompetente y, además, tiene una idea sobre la competencia en el mercado que hace que su cargo sea totalmente inmerecido.

En ocho días, el señor Cuerpo ha enajenado su responsabilidad, poniendo en solfa el trabajo que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha tardado un año en analizar, gestionar y decidir. Con esa premura, dudo que el titular de Economía haya echado un vistazo, siquiera superficial, al dictamen de la institución independiente. Sobre todo porque no le hace falta, cuando desde el minuto uno de la OPA ya afirmó que no le gustaba. Como diría su compañera de Consejo, la señora Alegría, ¿para qué perder el tiempo leyendo un documento denso, pactado y firmado por cinco expertos, si ya tienes tomada la decisión?

La patraña de la consulta (vista su formulación y las nulas garantías de verosimilitud, incluso de legalidad) la apoya el señor Cuerpo en falacias que quiere hacer pasar por argumentos. Los clásicos enunciaban diversas clases de falacias. Algunas de ellas están presentes en esa convocatoria. (Para interesados, citaré, con su venia, algunas como la petitio principii, ad absurdum, ad verecundiam, ad ignoranciam, ad ridiculum …). Para desautorizar a un organismo independiente que ha hecho su trabajo, no hacía falta tanto esfuerzo en ponerse en ridículo.

El titular de Economía no ha aprovechado las sabias enseñanzas en la Universidad de Extremadura que prodigó el catedrático José Eugenio Soriano, uno de los más destacados expertos españoles en materia de Competencia. Por eso se ha tenido que agarrar al capcioso concepto del interés general para justificar su convocatoria, que no reúne ni las mínimas condiciones de garantía procedimental, como cualquier lector puede comprobar personalmente. Uno, en su modestia, pensaría que no hay mayor interés general que el cumplimiento estricto de la ley. Pero claro, eso queda para los crédulos. Los taimados tienen otros recursos, que les valen igual para un apagón general que para un parón ferroviario. O para frenar una OPA.

La defensa del interés general que ahora se invoca fue precisamente lo que la CNMC no encontró en las demandas de personación que hicieron patronales, sindicatos y otro tipo de organizaciones, la mayoría de ellas catalanas, entendiendo el organismo independiente que no representaban interés legítimo en la operación, sino una movilización de evidente color político.

Y aquí está la madre del cordero de esta seudoconvocatoria, que no tiene ni el más remoto carácter vinculante. El Gobierno del que forma parte el señor Cuerpo está en manos de los políticos catalanistas (incluyendo en esta calificación a su casi correligionario señor Illa). Esa ha sido la razón que desde el principio está detrás de la oposición del Ejecutivo a la OPA del BBVA. Y no otra.

De nuevo el cinismo detrás de sus primeras apelaciones a la competencia y luego su llamada al pueblo para que se manifieste. Al día siguiente de conocerse la convocatoria, el partido Junts anunciaba a bombo y platillo su apoyo parlamentario a las medidas anti aranceles de Sánchez. Veremos si el acuerdo alcanza también a la reducción de jornada laboral, a la que Junts repetidamente le ha negado el voto favorable. Decía Plutarco que «el que no tiene vergüenza no se duele de sus feas acciones». Parece que pensaba en los apaños entre el Gobierno y Junts.

El señor Cuerpo acabará teniendo que explicar en Europa por qué se niega a la creación de un banco de verdadera dimensión europea, cuya fusión ha recibido el parabién del Banco Central Europeo (y del Banco de España, no se olvide). ¿Por qué se retuerce la Ley y se priva a los accionistas de ambos bancos de su derecho a disponer de su dinero como les parezca más oportuno y más remunerativo? 

A lo mejor algún preboste europeo ha leído lo que Baltasar Gracián escribió aun sin saber que se lo aplicaríamos al señor Sánchez y al señor Cuerpo. «Las cualidades personales deben superar las obligaciones del cargo y no al revés. Por elevado que sea el puesto hay que demostrar que la persona es superior».  ¿A quién no se le puede aplicar esta sabia sentencia en este Gobierno?   

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