Pedro Sánchez besa la lona
«Cada fiel componente del sanchismo, y de manera ordenada, besará la lona, como quien jura la bandera»

Lona de Hazte Oír contra Sánchez. | Europa Press
Pedro Sánchez está grogui. Ya no sabe ni por dónde le vienen los golpes. Se mantiene en pie de puro milagro. Parece buen encajador, pero falta el golpe definitivo que le haga permanecer en la lona durante los diez segundos reglamentarios que hagan oficial su derrota. Le han hecho la cuenta varias veces, pero al llegar al seis o al siete, se incorpora sacando fuerzas gracias al autómata en el que se ha convertido. Un servidor cree que este golpe llegará pronto. Mike Tyson pilotaría la información donde la trama de Air Europa dejaría sin «rescate» posible a un boxeador incapaz de levantar los brazos para seguir peleando. El «terror del Garden» disfrazado de un jardinero que enterraría definitivamente las malas hierbas.
Pedro Sánchez se ha pensado siempre que él era el Floyd Mayweather Jr. de la política española. Para quien no lo conozca, decir que fue campeón del mundo en cinco pesos distintos y que tiene un récord de 50 victorias y ninguna derrota. Pero su característica principal y donde viene la comparación con el presidente del gobierno, es que su virtud principal en el ring y donde no ha habido nadie mejor en la historia de este deporte no era el ataque y lo duro o certero que pegaba, sino su defensa. Los rivales eran incapaces de tocarle el rostro. Sus esquivas eran movimientos tan armoniosos que se convertían en una danza sublime. Terminaba los combates con la cara intacta y aún más sonriente de como había entrado al cuadrilátero. Y así ha vivido hasta ahora Sánchez, observando como los puñetazos se los llevaban los demás, ya fueran su mujer, su hermano, algunos de sus ministros o quien sea, lo importante es que él permaneciera sin ser golpeado, y que ni siquiera le rozara el aire del guante que pretendía noquearle. Ganar a los puntos, y si hiciera falta, comprando a los jueces de la pelea.
El lunes fue noticia la lona que mandó colocar la asociación Hazte Oír enfrente del Congreso de los Diputados. En ella aparecía una imagen gigante de Pedro Sánchez acompañada de la palabra «corrupto». Pues parece ser que el Gobierno no ha agradecido el recordatorio de lo que una gran parte de la sociedad piensa por si se les olvida, y en esa misma noche mandó a los bomberos y a la policía que la quitaran. Salir de ese micromundo fantasioso que es el Congreso y encontrarse de frente con la realidad. Que el espejo les devuelva su verdadera imagen, y no la desfigurada por sus propios intereses. Que el reconfortante y plácido sueño de verse protegido por los techos y paredes de ese edificio, se convierta en cuanto ponen un pie fuera de él, la misma pesadilla que es para los demás verles allí dentro.
Es comprensible que al gobierno no le gustara la lona. A nadie le gusta que públicamente se le saquen sus defectos e impurezas. Tuvo la «suerte» de su lado, y a un juez le pareció que el mensaje de ese póster gigante «se excedía a la hora de entender la libertad de expresión» y, por tanto, había que retirar la lona.
A un servidor lo que le gustaría saber es lo que harán con dicha lona. Mis espías dentro de la secta sanchista me han dicho que durante todo este martes, el partido socialista hizo gestiones para hacerse con ese gran cartel y colocarlo en algún lugar donde quepa. Una vez encontrado ese lugar, se recortará la lona hasta quedarse únicamente con la imagen del presidente del gobierno. Y después, por fin, cada fiel componente del sanchismo, y de manera ordenada, besará la lona, como quien jura la bandera. Y así cada día hasta que su amado líder también la bese, pero de la manera que más temen, y que menos les conviene.