Toni Bolaño, tertuliano y 'showman'
«A un servidor cualquier periodista que defienda al partido que gobierna le huele a chamusquina»

El periodista Toni Bolaño. | TO
Toni Bolaño es un periodista que trabaja para los distintos medios del grupo Planeta. Escribe en La Razón, y ejerce de tertuliano en el programa de Antena 3 de Susanna Griso, y en el de Carlos Alsina en Onda Cero. Es uno de los defensores a ultranza de cualquier cosa que haga este infame Gobierno. Sería algo heroico si la causa fuera justa, pero al intentar justificar lo que es imposible, las razones de por qué hacerlo se convierten en algo totalmente alejado de la verdad y lo moralmente ético y estético.
A veces es enternecedor ver cómo saca la cara casi hasta separar la cabeza del cuello como una tortuga pero, eso sí, mucho más rápido. Es escuchar una crítica a sus “líderes espirituales” y lanzarse al cuello de quien ha llevado a cabo tamaña ofensa. Ser un defensor de causas perdidas a veces no es tan romántico ni poético como pueda parecerle a este señor. No sé si este periodista pertenece a ese famoso equipo de opinión sincronizada, pero si no es así, lo disimula muy mal.
A un servidor cualquier periodista que haga una defensa como si le fuera la vida en ello del partido que gobierna, le huele a chamusquina. Me da igual el periodista y el partido que gobierne, que será una cosa que nunca entenderé. Se supone que la prensa está para controlar al poder y que haga un buen uso de él. Investigar si todo lo que hace es lícito, y si no es así, y con las pruebas que lo demuestren, publicar esa información para que la conozca la ciudadanía. Pero ni la prensa ni los periodistas deben estar para justificarle todo a quien manda, ni siquiera si el gobierno de turno fuera un dechado de virtudes, que en la democracia española ninguno lo ha sido, pues estarían haciendo lo que deben.
No sé ustedes qué piensan, pero creo que no es lo habitual que un superior jerárquico en su empresa alabe el trabajo que hacen, ni que busquemos nosotros esas palabras, pues entendemos que un profesional en su oficio debe hacer las cosas de la mejor manera posible sin buscar dicha aprobación. Con que se valore como merece es más que suficiente. Pero es que defender a este Gobierno de república bananera es de traca.
Bolaño cuando es tertuliano en la radio con Carlos Alsina se muestra como una mosca cojonera. Está loco por incordiar, pero sin la gracia y el arte de Rosendo. El rock es otra cosa que arrancar las cuerdas de la guitarra con las uñas, aporrear la batería como si se fuera un romano con un martillo en la cruz de Cristo, o soltando espumarajos como si fuera la niña del exorcista mientras se loa a Pedro Sánchez y al resto de demonios en que se ha convertido el partido socialista.
Antes he comentado que no sé si Toni Bolaño pertenece a ese selecto club de opinión sincronizada. Si alguien se lo preguntase supongo que diría que no, que es un periodista libre y que sus opiniones son propias. A veces, un servidor no tiene claro si es mejor o peor que así sea. Que le piensen a uno podría justificarse cuando se saca algo de ello o cuando fueran respondidos con argumentos sólidos, decir que no eran tuyos, y que los utilizaste por la razón que fuera. Pero por lo menos las gilipolleces no serían propias. Ser el portavoz de las estupideces ajenas.
Pero creo que es peor decir que lo que expresas en esos medios de comunicación sale de tu interior, de tu inteligencia y de tus entrañas. En ese momento de desnudez absoluta no hay manera de cubrirse con prendas que calienten el alma, la inteligencia y el amor propio. Si a Bolaño le parece bien todo lo que hace este Gobierno cuando hay tantas pruebas en su contra tan palpables y evidentes, hablamos de un caso de ceguera tan preocupante como tendencioso y sesgado.
Pero a mí me gusta más cuando va a la televisión con Susanna Griso. El mejor ejemplo es el de ayer mismo. Se coloca las gafas, los ojos tras los cristales le brillan a la espera de su momento de gloria. Escucha a los tertulianos que defienden los postulados conservadores con una sonrisa más cínica que irónica. Se enfada, levanta la voz, le molesta escuchar la verdad más evidente cuando contradicen sus argumentos vacíos de todo contenido. Se empeña en negar lo que ven nuestros ojos, lo que escuchan nuestros oídos, todo es un complot organizado contra él y los suyos. Y digo “los suyos” porque para defender a una organización tan oscura como lo es el partido socialista actual, de manera tan furibunda como si estuvieran vilipendiando a su madre o a un hijo suyo, es porque cree en ellos, casi de manera sanguínea.
Leire Díez no pertenece al partido socialista, según él. Las fotos entrando y saliendo de Ferraz dan para varios álbumes. Imágenes cenando con Begoña Gómez y otras amigas, con su paisano Patxi López, pero para Bolaño es alguien que pasaba por allí y que jugaba a ser una especie del pequeño Nicolás, pero en mujer y más madura. Se encoleriza tanto que no deja hablar ni a la presentadora, y Griso tiene que darle algún toque de atención. Todo un espectáculo el suyo. Yo le daba un programa en Televisión Española, mejor que Cintora o Javier Ruiz seguro que lo haría, o por lo menos más audiencia tendría seguro. Un servidor le vería seguro. Se dice que el periodismo va de informar, formar y entretener. En esto último es un crack, una estrella.