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Inglés a mansalva y economía del lenguaje

“Por necesario que hoy sea, a veces sólo chapurreado, ninguna cultura se acaba o culmina en el inglés”

Inglés a mansalva y economía del lenguaje

Una copia original del ‘First Folio’ del escritor británico William Shakespeare. | Jerome Favre (EFE)

Aunque no lo parezca a primera vista, el título de este artículo -lo veremos- está muy relacionado. Hace pocos días, en una cafetería, oí la siguiente respuesta cuando la camarera le preguntó a un ejecutivo de aire modernín y como de unos cuarenta y pocos años, ¿qué va a tomar? A lo que el feliz acaso abogadito respondió: “Una cerve, porfa, para empezar el finde”. Supongo que esta abreviación de las palabras es muy normal. “Porfa” (más vulgar o cursi “porfi”) es de uso casi generalizado. “Finde” por fin de semana, campea desde hace años y sólo era nueva, para mí, “cerve” por cerveza. Dejo para más sabios filólogos dirimir si esta tendencia es buena o mala para nuestro muy asaeteado idioma, pero sí puedo adelantar que el afán (esencialmente oral) de abreviar las palabras o los giros lingüísticos se llama “economía del lenguaje”. Siempre ha existido, pero en estos tiempos es como un feliz potro desbocado. Hoy (tal vez por una prisa general y en todo, de la que ignoro cuán conscientes seamos) se pretende y se quiere hablar, sino con monosílabos con bisílabos como mucho. Ejemplo los tres aludidos: Finde, cerve y porfa… 

Y aquí es donde viene la aludida intersección con el inglés, lengua muy propensa a los monosílabos. Para nadie es nuevo afirmar la enorme, casi brutal presión que todas las lenguas sufren hoy del inglés. La “lengua de Shakespeare” es el vehículo actual del muy avasallador imperialismo estadounidense, que se une a los términos de la técnica y del mundo internáutico y digital, que siempre son palabras en inglés, mucho más gringo que británico, en este momento. La presión técnica del inglés es en este momento inevitable, y sólo cabe defenderse aceptando, como hizo el español verbigracia con la palabra ‘football‘, inicialmente traducida como “balompié” (cuajó muy poco) y después, vía fonética, plenamente asumida por el español en ese “fútbol”, irreconocible para un inglés. Hay quien intenta hacer algo similar con ‘whatsapp‘ que resultaría “guasap” y de ahí hasta “guasapeando”. Hay un inglés técnico con el que es imprescindible convivir o tratar de adaptar. Lo verdaderamente tonto (fruto de un gran esnobismo de ignorantes e ignorantas) es su uso innecesario, porque suponen que resulta “bonito”, “fino”, “moderno” o cosas similares que el inglés ya no representa. Me dice una amiga que está “full cansada”. ‘Full‘ en inglés vale por lleno, entero, completo, del todo, e incluso en el caso dicho muy. Así: estoy muy cansada. Hace muy poco nos hemos enterado de que por si llega un apagón sanchista o una catástrofe atómica, debemos tener un ‘kit‘ en casa. ‘Kit‘ es equipo o bolsa. Y de siempre he conocido en casa un kit de primeros auxilios médicos llamado botiquín. Podríamos además tener un equipo de necesidades básicas. Kit no hace falta. Y menos ‘runner‘ (corredor) que hasta he visto en un periódico. Por ni hablar de la sandez de ‘bakery‘ que tiene unas cinco traducciones al español, desde panadería a confitería o bollería, pasando por obrador. Además, ni ‘runner‘ ni ‘bakery‘ son monosílabas. Pues es el monosilabismo (mal emparejado con la economía del lenguaje) lo que nos lleva a kit o full entre tantas.

Obviamente, es bueno aprender inglés -hoy lengua de comunicación internacional, tras la muy tremenda caída del francés- pero es bueno y necesario aprender otras lenguas, signo de cultura y de descubrimiento de mentalidades diversas. La gente que acepta el inglés prescindible suele demostrar mucho esnobismo (mejor hablar chino) y una muy grande falta de cultura. Que el público mayoritario europeo es cada vez más inculto se ve en la desestima de los productos culturales y en ese confundir el tocino con la velocidad que consiste en decir: me encanta tu outfit, o (más usadas) tu look, o decir estoy buscando un ‘coaching‘. Veamos ‘outfit‘ es vestimenta o atuendo. ¿Problemas? Vestimenta es palabra más larga que ‘outfit‘. ‘Coaching‘ es llanamente asesoría. ‘Look‘, apariencia, pero ahí ganó la repetida necesariamente, economía del lenguaje. Casi prescindo de otras que aún no triunfan, pero ya asoman: ‘deadline‘ por fecha límite. O ‘cover‘ en lugar de versión. O incluso ‘backup‘ por apoyo o respaldo. Hoy se necesita el inglés es obvio, pero sobra el ridículo pseudopijerío de los outfits y compañía.

Es un chiste, pero muy real: ¿sabes cómo se llama al que habla dos lenguas? Claro, bilingüe. ¿Y al que habla tres? Obvio, trilingüe. Pero, cómo se llama al que sólo habla una: ah, estadounidense. Aprender lenguas es maravilloso y cuantas más mejor. Se dice (con razón) que cuantas más lenguas conoces, la nueva resulta más fácil de aprender. Lo importante sería recalcar que por necesario, más o menos, que hoy sea el inglés, a veces sólo chapurreado, ninguna cultura se acaba o culmina en el inglés. Muchas lenguas, cultura amplía, y menos necedad. ¿Será posible? Del “porfi” ya nos irán diciendo. 

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