Itziar Ituño, víctima de apoyar a ETA
«Que se victimice cuando casi 900 familias tienen a sus seres queridos bajo tierra, habla de su escasa moral»

La actriz Itziar Ituño.
Itziar Ituño decidió convertir una entrevista promocional en un ejercicio de autocompasión barata. Hace escasos días, Ituño acudió a eldiario.es para hacer una entrevista como parte de la promoción de la tercera película como director de Daniel Guzmán. Su título es La deuda y en ella aparece Ituño como actriz. Hasta aquí todo estaría bien, una intérprete hablando sobre la película y el poder de las historias sociales para extrapolarlas a la realidad del día a día. Pero todo se torció cuando el entrevistador le recordó su faceta como activista política. Fue el momento donde lloriqueó y practicó un victimismo donde su faceta de actriz no le sirvió para hacerlo creíble.
Habló de su libertad para dar sus opiniones políticas, y en eso, por supuesto, tiene toda la razón. Pero es que la libertad de uno termina donde «atenta» a la de otro, y aquí el verbo «atentar» sí que es importante, ya que dijo que ella había sido atacada hasta por ir a una manifestación, dando a entender que había a quien no le parecía bien que ella ejerciera ese derecho, y que también se le atacaba por ello. Y es que si alguien sabe de atentados es ETA, que en esta práctica tiene un máster y varios doctorados. Lo que no dijo es que esa manifestación en Bilbao era para dar apoyo a los presos de ETA. 20.000 personas apoyando la puesta en libertad de asesinos y entre ellos la actriz Itziar Ituño.
En dicha manifestación organizada por SARE, que es el movimiento de apoyo a los presos de ETA, su portavoz Joseba Azkarraga la calificó de éxito, pero no olvidó que el objetivo no era sólo que estuvieran en prisiones vascas, sino que salieran en libertad cuanto antes. Y esto es lo que la actriz Itziar Ituño no comprende, que defender ideas políticas a través de la violencia nos parece una salvajada que hay que resaltar, y ponernos en el lado contrario del que justifica esa violencia.
Y es que, en esa entrevista para eldiario.es, un medio que no parece tener problemas para dar altavoz a quienes simpatizan con un País Vasco bildu-etarra, y no les plantea ningún debate moral ni ético, Ituño se permitió el lujo de pintar un panorama donde ella es la mártir de una sociedad opresiva.
«Al principio sí, te pegas un susto del copón», dijo, refiriéndose al revuelo que causó su participación en esa manifestación de enero de 2024. Ese día en Bilbao, ella no era una simple paseante, era una de las cabezas visibles. Fue quien leyó el manifiesto pidiendo no solo el acercamiento de los presos etarras a las cárceles vascas, sino el «regreso a sus hogares» lo antes posible. Palabras que imploraban un indulto para quienes sembraron el terror durante décadas.
Pero en la entrevista, ni una mención al contexto real, solo el «monstruo muy feo» que, según ella, viene de la dictadura y que la ataca por ejercer sus derechos. ¿Dictadura? Habla como si España estuviera aún el franquismo, ignorando que la verdadera opresión la ejercieron durante años los pistoleros de ETA en el País Vasco, silenciando a disidentes, extorsionando a empresarios y llenando los cementerios de quienes osaron pensar de manera distinta a ellos.
Que ella se victimice cuando casi 900 familias tienen a sus seres queridos bajo tierra, habla de su escasa moral, por no decir directamente que carece de ella. Una piel muy fina que se cubre de cobre cuando el coche bomba o el tiro en la nuca lo practicaban quienes comparten su ideología, personas para las que la violencia no es siempre violencia, sino algo selectivo según quien la practique.
Una sensibilidad sesgada e interesada. Una actriz que se hizo conocida gracias a La casa de papel, el éxito más internacional de una serie española. Iguales son los cimientos sobre los que se sostienen las ideas de esta actriz. De un papel que de por sí ya es endeble, pero que en su caso además también está mojado, y por tanto desaparece rápidamente para convertirse en nada. Pero lo que no tendría que olvidar la actriz Ituño es que esa humedad se debe a las lágrimas derramadas por los seres queridos de quienes murieron asesinados por defender una manera de ver la vida pacífica y democrática.