Nadia Calviño como Carmen Calvo: en Podemos creen que el pacto de investidura y de gobierno con Pedro Sánchez puede no cumplirse si los socialistas, empujados por la ministra de Economía y vicepresidenta primera, interviene en la negociación para derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy. Se trata de un asunto central para Unidas Podemos, y en particular para Yolanda Díaz, que sobre esta iniciativa se juega su futuro. Es por ello que Podemos se prepara a una guerra política por tierra, mar y aire, muy parecida a la que condujo durante la desavenencia entre Irene Montero y Carmen Calvo.
A lo largo de la mañana del pasado martes, Podemos anunció públicamente que exigía que Sánchez convocara la mesa para debatir sobre el cumplimiento del pacto de Gobierno. Era desde finales del año pasado, cuando se estaba debatiendo sobre las políticas del alquiler, que Podemos no se ponía tan agresivo. Los socialistas reaccionaron rebajando las especulaciones sobre una posible caída del Ejecutivo, mientras que Sánchez desde Bruselas accedió a organizar la reunión con los morados.
Desde el partido de Ione Belarra aseguran que Nadia Calviño está entrando en una política que no le corresponde. Sostienen que la derogación de la reforma laboral y el diálogo social entre sindicatos y patronal forma parte de las prerrogativas exclusivas de la ministra de Trabajo, y rechazan su injerencia. Los socialistas, sin embargo, no piensan lo mismo. Y tanto el portavoz del PSOE en el Congreso como la portavoz del Ejecutivo han reiterado que la materia laboral es también competencia de Calviño.
Se propone así un esquema parecido al del choque entre Irene Montero y Carmen Calvo, cuando la número dos de Podemos quería proponer sus iniciativa en materia de Igualdad. Entonces, Calvo intervenía desde el ministerio de Presidencia para modificar o torpedear sus planes. Ahora, en Podemos se respira un conflicto parecido, tal y como ha podido saber THE OBJECTIVE, con la diferencia que después de la salida de Calvo en la última remodelación del Gobierno, esta vez los morados creen tener más conocimiento sobre cómo gestionar estas crisis.
Ataque directo al prestigio de la ministra
De hecho, han aprovechado la salida de Sánchez del país para lanzar su ataque. Se trata de una estrategia de comunicación que en el PSOE conocen ya muy bien, puesto que se ha repetido varias veces. Los morados han activado también sus canales mediáticos para ofrecer de Calviño la imagen de una ministra que maniobra en la oscuridad y que evita explicar con claridad cuáles son sus planes. Los morados sostienen, por ejemplo, que Calviño se mueve más para obtener en el futuro un cargo en Bruselas que por los intereses de los trabajadores.
El choque es real e importante. Yolanda Díaz se juega su futuro político. Hasta ahora ha gozado del apoyo de los sindicatos, pero las centrales exigen a la ministra recuperar su peso político en el mundo laboral a través de la recuperación de los convenios colectivos por encima de los de empresa (Rajoy modificó ese equilibrio). En Comisiones Obreras sostienen que Yolanda Díaz está logrando ganar ese pulso y que Calviño ha intervenido para impedirlo in extremis.
Terreno resbaladizo para Yolanda Díaz
Luego está el capítulo del fuego amigo en Podemos. Fuentes del partido de Belarra y Montero sostienen que si Yolanda Díaz fracasa en la derogación de la reforma de Rajoy, será más fácil prescindir de ella si decide imponer su fórmula de plataforma con Podemos en posición subalterna. Lo que algunos apuntan como una fusión de Podemos, con hasta la pérdida de las siglas en una plataforma integralmente liderada por Díaz, es para algunos miembros destacados del partido morado pura «ciencia ficción».
Calviño, por otro lado, se siente fuerte con el respaldo comunitario. Su equipo se escuda en que la UE ha reiterado una y otra vez que Bruselas quiere mantener la flexibilidad en el mercado laboral tal y como la planteó Rajoy. Asumen que se puede retocar la reforma del PP, pero no derogarla en su integridad, porque esto significaría frenar la recuperación económica del país. Queda sin embargo un incógnita: el papel de las empresas del Ibex en este asunto.
Sea como fuere, en Podemos saben a quién deben presionar para ganar esa batalla. Se trata únicamente del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien han perdido algunos canales directos tras la salida de Iván Redondo de la Moncloa, y que ahora obligan a sentarse en una negociación más política que técnica. Aunque difícilmente la sangre llegará al río, es mejor que Calviño se dé por avisada.