Rescatan a una niña en Turquía tras pasar más de 90 horas bajo los escombros del terremoto
Ayda Gezgin, una niña de cuatro años sepultada bajo los escombros ha sido rescatada con vida este martes en el oeste de Turquía, cuatro días después del violento terremoto que ya deja un centenar muertos en esta región. Con Ayda, son ya tres las menores -una de ellas una niña de tres años– que han conseguido salvar los equipos de rescate en las últimas horas. «Hemos asistido a un milagro 91 horas después», ha declarado el alcalde, Tunc Soyer, en Twitter.
En contexto: las rescatadas son Ayda Gezgin, una niña de cuatro años que ha pasado 91 horas bajos los escombros, Idil Sirin, una adolescente de 14 años, que fue rescatada tras pasar atrapada 58 horas bajo los restos de un edificio colapsado de la ciudad de Esmirna, y Elif Perinçek, una niña de tres años que había quedado atrapada en un edificio en el que murió su hermano. Con las tres niñas, ya son 107 los supervivientes que el servicio de emergencias turco ha conseguido localizar tras el sismo que deja al menos 102 muertos y más de 900 heridos, según los datos de la agencia de gestión de emergencias y desastres (AFAD).
Ayda Gezgin estaba sentada en la cocina de un edificio derruido cuando llegaron los equipos de rescate, en un hueco que había quedado intacto entre la encimera y la lavadora, según contó uno de los profesionales que la atendieron a la cadena de televisión NTV. Se cree que la madre de la niña, Fidan Gezgin, sigue aún bajo los escombros, mientras que su padre, Ugur, se salvó y ya está con ella.
La pequeña Elif había quedado atrapada junto a su madre y tres hermanos en un edificio que colapsó entero en el barrio de Bayrakli. Su madre, Seher Perinçek, y dos hermanas gemelas fueron salvadas el sábado al tiempo que se recuperó el cuerpo sin vida de su hermano, y desde entonces los equipos han trabajado para alcanzar el punto en el que se hallaba la niña.
Según explicó a la cadena CNNTürk un bombero del equipo, Ahmet Yavuz, la pequeña estaba en un «hueco de vida», con los ojos abiertos y consciente, cuando la encontraron.
No hay cifras sobre cuántas personas pueden estar aún bajo los escombros de los edificios en los que trabajan los socorristas, pero fuentes municipales adelantaron el domingo a Efe que el saldo final de víctimas probablemente vaya a superar el centenar.
Casi todas las víctimas mortales del temblor de 6,8 grados de intensidad murieron atrapadas por los 17 edificios que colapsaron en el barrio de Bayrakli, en la periferia norte de Esmirna, mientras que el resto de la urbe, de cuatro millones de habitantes, apenas sufrió daños. Mientras llora a los muertos, Turquía también se pregunta por los responsables del desastre, que ha golpeado un único barrio a 60 kilómetros del epicentro.
La culpa del desastre apunta a la mala calidad de las construcciones de este barrio, rápidamente expandido en los años 70 y 80. En varios edificios se habían eliminado incluso pilares de carga en los bajos para ensanchar el espacio disponible, debilitando así la estructura. La Policía ha detenido en Esmirna a nueve personas, entre responsables de constructoras y dueños de negocios en los edificios derruidos, para interrogarlos, informa la agencia Anadolu.
Cerca de 5.000 personas se han quedado sin casa al quedar inhabitables o gravemente dañados otros 117 edificios. Para acogerlas, se han levantado más de 1.000 tiendas de campaña en parques y áreas verdes, improvisados refugios que no resistirán la bajada de las temperaturas ni son compatibles con las medidas de distancia e higiene que impone la COVID-19.