España necesita plasma: «La situación es de emergencia»
Los medicamentos derivados del plasma desempeñan una función esencial. «Imprescindibles» para los pacientes, la situación es «crítica»
«Te lo voy a definir en una palabra. La situación es de emergencia». Son declaraciones de Carlos Jiménez Contreras, presidente de la Asociación Española de Déficit Inmunitarios Primarios (AEDIP), que insiste a THE OBJECTIVE que si estos pacientes no reciben los productos medicamentosos derivados del plasma (PDMP) «acabarán muriendo».
El plasma sanguíneo humano es el activo principal para la producción de tratamientos plasmaderivados, dado que constituye la parte de la sangre en la cual se contienen proteínas esenciales de defensa. Personas que padecen inmunodeficiencias primarias (IDPs), hemofilia, angioedema hereditario, la enfermedad de Von Willebrand, neuropatías periféricas y algunos tipos de cáncer, entre otras muchas patologías, necesitan tratamientos derivados de plasma.
Sin embargo, en estos momentos, España es deficitaria en más de un 50%, según datos aportados a este periódico por la Federación Española de Donantes de Sangre (FedSang).
En total, según la AEDIP, entre 35.000 y 65.000 pacientes en España únicamente de patologías raras necesitan tratamientos derivados del plasma. No obstante, solo se trata de datos estimados ya que se carece de registros adecuados para estas patologías y la información recogida es incompleta.
Racionamiento en hospitales
Los medicamentos derivados del plasma desempeñan una función esencial en muchos escenarios clínicos. «Imprescindibles» para los pacientes, la situación de suministro es «crítica». Tanto es así, que ahora mismo hay que «racionarlo». «Hay mucha escasez, hay pacientes a los que no les llega el suministro», cuenta a THE OBJECTIVE Pablo de Paz Molero, portavoz y voluntario de la Federación Española de Donantes de Sangre (FedSang).
Por su parte, según Carlos Jiménez, a las personas con alguna enfermedad de inmunodeficiencia primaria, de la cual hay unos 400 tipos, «se les está quitando gramos» o incluso «ampliando el plazo de ponérsela». Esto es, si una persona tenía que recibir un medicamento cada 15 días, ahora lo recibe cada mes y pico o dos, como mínimo. Algo que, en palabras de Jiménez, es «totalmente contraproducente». «Eso no es una alternativa terapéutica correcta, no es una solución porque lo que hace es empeorar la vida de los pacientes», agrega.
Cómo donar plasma
A menudo se confunde donación de sangre con donación de plasma y se desconoce la utilidad de esta, componente mayoritario de la sangre (55%) utilizado en la fabricación de medicamentos imprescindibles para el tratamiento de ciertas enfermedades.
De esta forma, conviene saber que el plasma se puede obtener de dos formas: mediante la donación de sangre, de la cual se puede extraer unos 200 centímetros cúbicos de plasma, o mediante la plasmaféresis, es decir, a través de la obtención directa, de la que se pueden conseguir unos 600 centímetros cúbicos, esto es, tres veces más.
El gran problema estructural (que se ha agravado en el último año) es que dependemos demasiado de las donaciones de sangre completa, de las cuales se extrae poco plasma. Para ser eficientes y poder tener estos productos derivados, se necesitan muchísimas más donaciones de plasma directamente por plasmaféresis. Sin embargo, en España la plasmaféresis es tremendamente inferior a la media europea: 0,7 litros por 1.000 habitantes frente a 8 litros por 1.000 habitantes, según los propios informes del Ministerio.
Otra diferencia entre la donación de plasma y sangre es que mientras que para esta última solo se puede donar cuatro veces al año, con un intermedio de dos meses entre una y otra, la donación por aféresis –que suele durar unos 45 minutos y para la cual se necesita un buen caudal de vena– se puede realizar cada 14 días, es decir, 24 veces al año, de forma que de un solo donante se pueden obtener entre 600 y 800 centímetros cúbicos al año.
¿Por qué España no dona plasma?
El 70% de los PDMP que entran en España procede de EEUU, donde se paga a los donantes. Así, llegados a este punto cabe preguntarse, ¿por qué un país que va a la cabeza en cuanto a donación de órganos y tejidos tiene que acudir al mercado internacional para la obtención de productos derivados del plasma?
Tanto Carlos Jiménez como Pablo de Paz coinciden en tres factores. Por un lado, apuntan a que hay un «problema estructural». Las donaciones de plasma –aseguran– «han sido las grandes olvidadas» de este país. «Nunca se han hecho los deberes. Era más fácil comprar fuera que invertir aquí en una red de recolección», relata el presidente de AEDIP.
Por otro lado, la pandemia habría frenado el número de pacientes que iba a los centros de donaciones; y en tercer lugar, el desconocimiento, esto es, hay una gran desinformación y confusión, de forma que muchas personas, como hemos comentado anteriormente, confunden donación de plasma con donación de sangre.
«Mucha gente no sabe que puede donar plasma porque no hay campañas de concienciación adecuadas», cuenta el portavoz de la Federación Española de Donantes de Sangre, Pablo de Paz Molero.
Sin embargo, matiza Jiménez Contreras, «el Estado tiene primero que invertir en los centros de recolección para después hacer las campañas de concienciación adecuadas». Y es que según los expertos, los centros de transfusión y bancos de sangre no están preparados ni tienen el personal y las máquinas suficientes para atender a todos los donantes en caso de campañas y llamamientos masivos.
Donación voluntaria y altruista
El sistema europeo de donación, que admite la recolección de plasma pública o privada es voluntario y altruista. Por su parte, EEUU, el mayor contribuyente al suministro global de plasma de origen, la capacidad de compensar a los donantes y, por supuesto, la predisposición de estos a hacerlo, hizo posible que solo en 2019 se recolectasen cerca de 40 millones de litros de plasma.
Entonces, ¿sería el pago por donación la solución a esta escasez en España y Europa?
Para Daniel-Aníbal García, presidente de la Federación Española De Hemofilia (FEDHEMO), «para problemas complejos, soluciones simplistas no arreglan el problema».
Pablo de Paz Molero, va más allá y asegura que el sistema altruista «evita la explotación del vulnerable». En su opinión, «el vulnerable sería el que acudiría a vender plasma a cambio de dinero». Además, señala, «si abrimos la puerta al comercio con la sangre y derivados plasmáticos «estaríamos abriendo las puertas al mercado de los órganos».
Sin embargo, para el presidente de la Asociación Española de déficit inmunitarios primarios, Carlos Jiménez, no se trataría de pagar al donante sino de «compensarlo» por los gastos que pueda tener. «¿Sería algo estrambótico que el Estado compensara por los gastos que un donante pueda tener por ir a donar?», se pregunta: «Eso no es pagar, parece que la gente va a poder vivir donando plasma y va a haber un mercantileo, pero eso no es así, se trata de compensar».
«Si el sistema no funciona, hay que cambiarlo. El Estado tiene la obligación de dar a estos pacientes el producto que necesita», concluye.