Un nuevo tratamiento por inyección devuelve el olfato a pacientes con covid persistente
El estudio se presentará la próxima semana en la reunión anual de la Sociedad Radiológica Norteamericana
Investigadores de la Jefferson Health en Filadelfia (Estados Unidos) han descubierto que utilizando una aguja espinal en la base del cuello para su inyección en el ganglio estrellado se puede restaurar el sentido del olfato en pacientes que han sufrido Covid-19 prolongado y que aún no han recuperado este sentido.
Para el estudio, que se presentará la próxima semana en la reunión anual de la Sociedad Radiológica Norteamericana (RSNA, por sus siglas en inglés), 54 pacientes fueron remitidos por un otorrinolaringólogo después de al menos seis meses de parosmia post-Covid resistente a las terapias farmacéuticas y tópicas. En el seguimiento una semana después, el 59 por ciento de los pacientes informaron una mejoría de los síntomas.
La parosmia
La parosmia, una afección en la que el sentido del olfato ya no funciona correctamente, es un síntoma conocido del Covid-19 ya que hasta el 60 por ciento de los pacientes con Covid-19 se han visto afectados, según los investigadores. Si bien la mayoría de los pacientes recuperan su sentido del olfato con el tiempo, algunos pacientes con Covid prolongado continúan teniendo estos síntomas durante meses, o incluso años, después de la infección, lo que afecta negativamente a su apetito por la comida y su calidad de vida en general.
«La parosmia post-COVID es común y cada vez más reconocida», afirma el autor principal del estudio y profesor de radiología musculoesquelética en Jefferson Health en Filadelfia, Adam C. Zoga. «Los pacientes pueden desarrollar disgusto por los alimentos y bebidas que antes disfrutaban», añade.
El sentido del olfato distorsionado también puede afectar la percepción del olfato, y algunos pacientes pueden sufrir fantosmia, una condición que hace que las personas detecten olores (malos o agradables) que no se encuentran en su entorno.
Para evaluar un posible tratamiento para pacientes con parosmia post-COVID a largo plazo, los investigadores analizaron los beneficios potenciales del bloqueo del ganglio estrellado utilizando un procedimiento mínimamente invasivo guiado por imágenes.
Los ganglios estrellados, que forman parte del sistema nervioso autónomo, que regula procesos involuntarios como la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la respiración y la digestión, son nervios a cada lado del cuello. Envían ciertas señales a la cabeza, el cuello, los brazos y una parte de la parte superior del pecho.
Bloqueo de ganglio estrellado
El equipo de investigación utilizó un bloqueo del ganglio estrellado, que incluye la inyección del anestésico directamente en el ganglio estrellado de un lado del cuello para estimular el sistema nervioso autónomo regional. El procedimiento mínimamente invasivo dura menos de 10 minutos y no es necesaria sedación ni analgesia intravenosa.
El bloqueo del ganglio estrellado se ha utilizado con diversos grados de éxito para tratar una serie de afecciones, incluidas las cefaleas en racimos, el dolor del miembro fantasma, los síndromes de Raynaud y Meniere, la angina y la arritmia cardíaca.
«El paciente inicial tuvo un resultado tremendamente positivo, casi de inmediato, con una mejora continua hasta el punto de resolución de los síntomas a las cuatro semanas«, afirma el doctor Zoga. «Nos hemos sorprendido con algunos resultados, incluida una resolución cercana al cien por cien de la fantosmia en algunos pacientes, durante todo el ensayo», señala.
Seguimiento de 37 pacientes
Se obtuvo seguimiento de 37 pacientes (65%), y 22 (59%) de los 37 informaron una mejoría de los síntomas una semana después de la inyección. De estos 22, 18 (82%) informaron una mejora progresiva significativa al mes después del procedimiento. A los tres meses, hubo una mejora media del 49 por ciento en los síntomas (rango del 10 % al 100 %) entre los 22 pacientes.
Veintiséis pacientes regresaron para recibir una segunda inyección en el otro lado (contralateral) del cuello después de al menos un intervalo de seis semanas. Si bien la segunda inyección no fue eficaz en los pacientes que no respondieron a la primera inyección, el 86 por ciento de los pacientes que mostraron alguna mejoría después de la primera inyección informaron de una mejora adicional después de la inyección contralateral. No se informaron complicaciones ni eventos adversos.