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Sanidad

La OMS reconoce que los hombres han sido discriminados en la salud y pide corregirlo

La organización llama a los países a reconsiderar sus políticas sanitarias para atender las particularidades de los varones

La OMS reconoce que los hombres han sido discriminados en la salud y pide corregirlo

Ilustración de Alejandra Svriz.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido por primera vez que la salud de los hombres se ha ignorado históricamente y ha llamado a adoptar políticas exclusivas contra problemas específicamente masculinos como la elevada tasa de suicidio, estrechamente relacionada con la salud mental, o el cáncer de próstata. Lo ha hecho a través de una reciente publicación de la investigadora sudafricana Morna Cornell, Políticas de salud masculinas: ya va siendo hora, que hace un llamamiento a los gobiernos de los distintos países del globo: «La salud masculina debe reconocerse como una cuestión fundamental, no como una consideración secundaria».

El artículo, recogido en el último boletín de la OMS, la publicación mensual de referencia en materia sanitaria entre científicos y políticos, recuerda que los hombres de todo el mundo viven vidas más cortas y enfrentan una mortalidad mayor que las mujeres. Sin embargo, reciben una menor atención en las políticas de salud pública. Cornell analiza la evidencia, las lecciones de otros países y las acciones que se necesitan ahora.

«Históricamente, la salud de los hombres ha sido ampliamente ignorada por las agencias internacionales de salud, los financiadores y los programas nacionales, una situación que se ha descrito como un abandono sistemático», reconoce la OMS, que abunda: «Los hombres todavía no son identificados como un grupo vulnerable en la mayoría de las políticas nacionales de salud. Hombres y mujeres son tratados como poblaciones en competencia, con los hombres considerados, de alguna manera, menos merecedores de atención. Sin embargo, dada la evidencia sobre el acceso a la salud y los resultados, los hombres claramente están quedando más rezagados».

Un texto disruptor que enfatiza que, a nivel mundial, los hombres tienen una esperanza de vida más corta y una mayor mortalidad que las mujeres: «En 2023, la esperanza de vida mundial al nacer era de 71 años para los hombres y de 76 para las mujeres, una brecha que se mantiene desde 1950. Además, la tasa de mortalidad en 2023 fue de 176 muertes por cada 1.000 hombres y de 113 muertes por cada 1.000 mujeres». En este sentido, la autora subraya «la alta carga de lesiones, accidentes de tráfico, suicidio y salud mental que sufren los hombres», incidiendo en que «la inseguridad financiera y la migración aumentan la vulnerabilidad y la exclusión social» de estos.

El informe recuerda que la revisión de 37 documentos de políticas sanitarias mundiales sobre salud sexual y reproductiva reveló que solo cinco países incluían metas para los hombres. Para más inri, «cuando se incluía a los hombres en los documentos de políticas sanitarias mundiales, con frecuencia se hacía de forma instrumental, para proteger la salud de las mujeres, en lugar de abordar las necesidades de salud de los hombres». «Se debe revisar el lenguaje de los objetivos globales para garantizar la coherencia entre cuatro objetivos cruciales e interrelacionados: pobreza, salud, igualdad de género y reducción de la desigualdad, a fin de garantizar que los ODS se basen en la evidencia y se centren verdaderamente en la equidad», prescribe Cornell.

Avances insuficientes

En los últimos 15 años hay «un pequeño número» de países -entre los que no se encuentra España- que «han centrado su atención en la salud masculina y la han defendido», en algunos casos «hasta 20 años después de formular políticas para mujeres, personas mayores y personas con discapacidad». El último boletín de la OMS señala Irlanda como ejemplo positivo por haber liderado el camino con un informe exhaustivo sobre los hombres y salud que sirvió como inspiración para políticas de salud masculinas en Australia, Brasil y Canadá.

«Estas políticas confirman que los hombres presentan una mayor mortalidad y una menor participación en los servicios de salud que las mujeres, y abordan los factores de riesgo individuales y sistemáticos que impulsan estas disparidades», señala la doctora Morna Cornell, que pone como ejemplos de buena praxis las políticas que «proponen puntos de acceso para involucrar a los hombres en la atención, incluyendo la paternidad en Brasil, la circuncisión médica masculina voluntaria en Sudáfrica y un enfoque en Quebec que promueve los aspectos positivos de la masculinidad».

También se alaba que en Reino Unido e Irlanda del Norte «ahora se considera el género al contratar todos los nuevos servicios, lo que ha cambiado la forma en que se prestan intervenciones como la prevención del cáncer y el riesgo de suicidio». En este sentido, la estrategia nacional contra el suicidio del Reino Unido se centra en los hombres, mientras que la Comisión Europea recomienda la introducción de programas de detección del cáncer de próstata en todos los países de la Unión Europea (UE). Pese a estos avances, se lamenta que «la mayoría de las políticas no se centran lo suficiente en el seguimiento y carecen de objetivos y plazos específicos y alcanzables».

Por todo lo expuesto, se insta a los gobiernos a dotar políticas de salud masculina con marcos claros de seguimiento y evaluación. «A medida que los gobiernos trabajan hacia la cobertura sanitaria universal, la salud masculina debe reconocerse como una cuestión fundamental, no como una consideración secundaria. Abordar las desigualdades de género en materia de salud, incluidas las que afectan a los hombres, es esencial para garantizar que nadie se quede atrás», afirma la autora.

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