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'Hombres': el libro sobre los problemas que ellos sufren y de los que el feminismo no habla

Este polémico ensayo aborda las vicisitudes de ser varón: sinhogarismo, fracaso escolar, accidentes laborales, etc.

‘Hombres’: el libro sobre los problemas que ellos sufren y de los que el feminismo no habla

Ilustración de Alejandra Svriz.

«El discurso dominante sobre la igualdad de género se configura casi exclusivamente en función de las desventajas que sufren las niñas y las mujeres». Esta es la premisa de Hombres, el best seller de Richard V. Reeves prologado en nuestro idioma por el periodista Juan Soto Ivars, que denuncia que «no se habla de brecha de género en los suicidios, los accidentes laborales mortales o incapacitares, el sinhogarismo, el fracaso escolar, el desigual destino de recursos a la investigación de cáncer de mama y próstata, la obligación de combatir en una guerra, la población reclusa, el reparto de los bienes o el tiempo con los hijos tras un divorcio o, por resumirlo todo, la esperanza de vida».

Los niños y los hombres lo están pasando mal en la sociedad actual, damnificados por los cambios socioeconómicos de las últimas décadas, y desorientados por culpa de un feminismo hegemónico que ataca algunos de sus atributos encasillándolos dentro del cajón de sastre de la «masculinidad tóxica». Eso es lo que lleva al investigador británico, padre de tres hijos, hasta este libro provocador y sugestivo, que abre un debate sobre cómo el mundo posfeminista debe articularse en torno a las diferencias biológicas entre sexos, que importan, y volver a nivelar a varones y hembras el margen de guerras ideológicas y en pos de la verdadera igualdad.

Pero el autor, y así se lo reconoce Soto Ivars, no participa «como francotirador en una desabrida batalla cultural», sino que ofrece «el poder liberador de los datos» y apela a la empatía para encontrar soluciones. Su lucha es contra la izquierda progresista que «desestima las legítimas preocupaciones que existen en relación con los niños y los hombres y patologiza la masculinidad», pero sin comprar el marco conservador que parece «más sensible» al tema sólo «en aras de justificar la necesidad de dar marcha atrás y restaurar los roles de género tradicionales».

Las chicas mandan

Reeves realiza una radiografía de la masculinidad contemporánea; y lo hace con un mimo excelso. Y es que sólo desde el rigor -casi- científico puede abordar uno un tema tan -extrañamente- polémico. En el prefacio, de hecho, admite cuánto le ha «costado escribir este libro»: «Han sido tantos los que me lo han desaconsejado que ya he perdido la cuenta. En el actual clima político, poner de relieve los problemas de los niños y los hombres se considera una empresa peligrosa».

Pero bajo el convencimiento de que no debería serlo, y con la clara vocación de invertir el paradigma, presenta pruebas del malestar masculino, comenzando por los problemas en la educación. Un dato demoledor: en los EEUU, la «brecha de género» en 2019 era ya del 15% a favor de las mujeres en cuanto a la obtención de títulos universitarios. En 1972, la brecha era del 13%… en la dirección opuesta, a favor de los hombres. Es decir, en 50 años, la desigualdad de género en la educación se ha invertido. Ya es más amplia que en 1972, solo que en sentido contrario. Y nadie -mucho menos el feminismo- lo está denunciando.

Por otro lado, en 2018, el 88% de las chicas se graduó a tiempo en el instituto, frente al 82% de los chicos. El bajo rendimiento escolar de los varones se explicaría a partir de la pobreza -la tasa de graduación masculina apenas rebasa el 80 por ciento entre los estudiantes más pobres-, el fuerte sesgo a favor de las profesoras -tres de cada cuatro, y subiendo- y, sobre todo, el desarrollo cerebral: casi uno de cada cuatro niños (el 23%) tiene una «discapacidad del desarrollo». Ante esta tesitura, propone que los chicos vayan a la escuela un año más tarde que las chicas.

El ‘blues’ del hombre trabajador

Reeves también desmonta el mantra de la brecha salarial, ya que, en su opinión, la palabra clave para explicarla es «hijos»: «Entre los adultos jóvenes, sobre todo si no tienen hijos, la diferencia salarial es prácticamente nula. (…) La trayectoria salarial de las mujeres sin hijos es similar a la de los hombres». Sin embargo, un problema menos cacareado, pero más real, es el de «la sangría en puestos de trabajo tradicionalmente masculinos, como la industria manufacturera y la pesada».

Así, en pos de la igualdad, se habría incorporado a la mujer en muchas profesiones antes dominadas por hombres, sin contrapartida inversa. «La segregación por sexos del mercado laboral ha sido prácticamente unidireccional», critica Reeves. En particular, la proporción de hombres en profesiones HEAL (por sus siglas en inglés: salud, educación, administración y alfabetización) sigue siendo «obstinadamente baja», y ya es urgente procurar una proporción equitativa.

Padres desplazados

Otro de los grandes males que acecha al varón occidental es la pérdida del valor que tiene en la familia, pues el viejo modelo de la paternidad, basado en la provisión económica, no se ha revisado tras la «igualdad de género» laboral. La paternidad se habría convertido en un elemento más de las guerras culturales: los progresistas se oponen a cualquier propuesta que huela a «derechos paternos», mientras que los conservadores «lamentan la pérdida de la figura paterna, pero sólo con el fin de restaurar el matrimonio tradicional, con papeles claros y separados».

Ante esto, el autor de este best seller aboga por aumentar el papel del varón en los cuidados, adaptándose a un mudo «en el que pero más que las madres no necesiten a los hombres, los niños siguen necesitando a sus padres». La mala noticia es que en gran parte de nuestra sociedad, los hombres están lejos de poder cumplir ese papel. Por eso sería necesaria una agenda política de apoyo al nuevo modelo directo de paternidad basada en el derecho a permisos remunerados iguales, un sistema reformado de ayudas a infancia y oportunidades de empleo favorables.

En busca de la igualdad

Una de las críticas más atinadas que se ha hecho al feminismo de cuarta ola, y que fue verbalizada en su día por Milo Yiannopoulos, es que blasona de defender la igualdad, pero su discurso no hace una representación igualitaria de los problemas que tienen los hombres y las mujeres, sino que se central exclusivamente en los que sufren estas. En este libro el investigador Richard V. Reeves elabora algunas propuestas para una verdadera igualdad. Para quienes la quieran.

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