El Senado ha confirmado a Brett Kavanaugh como juez del Supremo de Estados Unidos en una ajustada votación con 50 votos frente a 48 este sábado, pese a las acusaciones de abuso sexual. Kavanaugh cubrirá el puesto vacante dejado por el juez Anthony Kennedy, que se jubiló este verano, y se convertirá en el noveno magistrado del alto tribunal, la máxima corte de Estados Unidos.
Pese a las alegaciones y las dudas de última hora sobre qué iban a votar los senadores moderados, Kavanaugh ha sido elegido tras cosechar los respaldos que requería en la Cámara Alta. La suma de los votos fue 98, en vez de 100, porque el senador conservador Steve Daines acudió a la boda de su hija en el estado de Montana en el momento de la votación y su compañera, la republicana Lisa Murkowski, que iba a votar «no», optó por votar «presente».
Antes de la votación, Pence tuvo que pedir «orden en la sala» en repetidas ocasiones después de que decenas de personas empezaran a gritar consignas contra Kavanaugh desde dentro de la propia cámara del Capitolio.
Cientos de personas se han concentrado a las afueras del Capitolio nacional para protestar por el nombramiento durante la votación. «¡Nosotros os creemos!», han proclamado los manifestantes, en alusión a las tres mujeres que han acusado a Kavanaugh de abusos sexuales.
Tras haber combatido ferozmente durante tres semanas las acusaciones que pesan sobre él de abuso sexual, la victoria de Kavanaugh es también la del presidente, que le ha escogido y apoyado durante todo el camino. Trump insistió este sábado a pocas horas del inicio de la votación en que Kavanaugh es un «muy buen hombre».
Con esta votación se han cerrado varias semanas de encarnizada lucha política, en medio de las acusaciones de abuso sexual por parte de tres mujeres contra el magistrado, que han dividido a la sociedad estadounidense.
La llegada de Kavanaugh, un ferviente defensor de los valores conservadores, colocará a los jueces progresistas en minoría —cuatro de nueve— en el Tribunal Supremo durante varias décadas, debido a que son puestos vitalicios.
Este nombramiento supondrá un giro a la derecha de la más alta autoridad judicial en Estados Unidos, que verifica la constitucionalidad de las leyes y arbitra en los conflictos más espinosos de la sociedad (derecho al aborto, pena de muerte, matrimonio homosexual, regulación de armas, protección del medio ambiente…).
«Es un gran día para Estados Unidos», celebró el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en declaraciones a la cadena Fox News, donde felicitó a sus colegas por «haber rechazo ceder a la intensa presión».
Los demócratas y los defensores de los derechos civiles se han movilizado desde la nominación de Kavanaugh en julio para intentar evitar su confirmación, por su perfil abiertamente conservador. Se han llevado a cabo campañas y manifestaciones con el objetivo de tratar de cambiar el voto de los senadores republicanos moderados.
Pese a sus esfuerzos, Kavanaugh parecía tener la vía libre para ser confirmado en el Senado. Hasta que a mediados de septiembre, el testimonio de la académica de California Christine Blasey Ford hace tambalear su candidatura. Blasey Ford le acusa de intento de violación en una fiesta en 1982 cuando ambos eran estudiantes de secundaria.
Esas afirmaciones cayeron como un balde de agua helada en un país ya muy sensible a los temas de agresiones sexuales tras la catarata de denuncias contra el productor cinematográfico Harvey Weinstein, que dieron nacimiento al movimiento #MeToo.
Ambos acabaron testificando dos semanas después ante el Comité de Justicia del Senado, una audiencia seguida a distancia por 20 millones de estadounidenses. En ese punto otras dos mujeres más habían acusado a Kavanaugh de abusos sexuales. Christine Blasey Ford, profesora universitaria de 51 años, dijo estar «100% segura» de haber sido agredida por Kavanaugh cuando ella tenía 15 años y él 17.
El magistrado respondió asegurando su inocencia y se presentó como víctima de una campaña orquestada por la izquierda. Al negar con vehemencia las acusaciones, el juez estuvo a punto de perder los cabales, con la voz entrecortada por los sollozos reprimidos y con un discurso muy agresivo.
Bajo la presión de algunos legisladores indecisos, el Senado decidió encargar una investigación al FBI. El informe de la policía federal dejó satisfechos a los republicanos, para los cuales no había «nada» comprometedor sobre el magistrado. De inmediato, pusieron en marcha la fase final del proceso de confirmación.
Los abogados de Blasey Ford estimaron, de su lado, que la investigación adicional, que se completó en una semana, no fue satisfactoria. «Una investigación del FBI que no incluyó entrevistas con la Dra. Ford y el juez Kavanaugh no es una investigación significativa«, dijeron en un comunicado.
«No es el hombre indicado»
El viernes, en un voto previo de carácter procedimental necesario para convocar otra votación definitiva, los senadores decidieron la confirmación de Kavanaugh con 51 de 100 votos a favor. De los cuatro senadores que hasta ahora habían reservado su voto, tres —los republicanos Jeff Flake y Susan Collins y el demócrata Joe Manchin— anunciaron que respaldarían a Kavanaugh.
En el campo republicano, sólo Lisa Murkowski dijo que rechazará la nominación. «Brett Kavanaugh no es el hombre indicado para la Corte en este momento», explicó la senadora a la prensa.
«Si el Senado confirma a Kavanaugh, estará enviando un mensaje claro y desmoralizador a los estadounidenses: si usted es víctima de una agresión sexual, más le vale que permanezca en silencio«, proclamó la organización feminista Equality now.
El jueves, miles de mujeres protestaron en Washington ante la inminente confirmación del juez. Unas 300 fueron detenidas por manifestarse ilegalmente, entre las que estaba la actriz Amy Schumer o la modelo Emily Ratajkowski.
Queda por saber el impacto de esta decisión sobre las elecciones legislativas de medio mandato del 6 de noviembre.
La historia detrás del hombre que divide a EEUU
Kavanaugh, nacido en Washington, ha servido en el importante tribunal de apelaciones de la capital durante más de una década. Comenzó su carrera como secretario de Anthony Kennedy, el magistrado considerado durante mucho tiempo como un voto decisivo en la Corte Suprema, y al cual hoy sucede.
Se graduó de la prestigiosa Universidad de Yale, donde otra mujer le ha acusado de abuso sexual por obligarle a tocarle los genitales durante una fiesta.
El juez conservador formó parte del equipo legal de George W. Bush, donde dejó constancia de sus decisiones conservadoras. En 2012, Kavanaugh fue parte de un panel que eliminó una medida de la Agencia de Protección Ambiental destinada a reducir la contaminación del aire en Estados Unidos.
Recientemente expresó su desacuerdo con una decisión judicial que permitió a una adolescente inmigrante tener un aborto.
Un católico devoto, Kavanaugh es activo en varios grupos religiosos y es un ferviente partidario de los derechos de los propietarios de armas.