Medio millón de jóvenes sufren el síndrome de la puerta cerrada
En este sentido, la encuesta refleja que 541.000 jóvenes de entre 15 y 39 años sufren este síndrome. Por otro lado, la preocupante cifra es menor que la registrada en 2010, cuando 696.000 personas lo padecían. Sin embargo, ahora el tiempo que permanecen aislados es mucho mayor, ya que el 35% se encierran al menos durante siete años. También se ha duplicado el número de personas de entre 35 y 39 que padecen hikikomori. Este fenómeno social apareció por primera vez en la década de 1990, aunque no ha sido catalogado como un trastorno oficial ni tiene tratamiento recomendado. Los médicos creen que las influencias psicológicas y culturales influyen en la determinación de esta conducta, siendo más frecuente en las clases medias y afectando más a hombres que a mujeres ya que se enfrentan a enormes presiones para tener éxito temprano. El fenómeno no se limita a Japón. Un estudio publicado en 2015 encuentra numerosos casos en Estados Unidos, China y España.
Más de medio millón de jóvenes en Japón han decidido abandonar la vida social y han elegido vivir aislados, según un nuevo sondeo publicado por el Gobierno. El fenómeno, llamado hikikomori o síndrome de la puerta cerrada, lo padecen aquellas personas que se encierran en sus viviendas y que durante, al menos, seis meses, no tienen ningún tipo de vida social, según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar nipón.
En este sentido, la encuesta refleja que 541.000 jóvenes de entre 15 y 39 años sufren este síndrome. Por otro lado, la preocupante cifra es menor que la registrada en 2010, cuando 696.000 personas lo padecían. Sin embargo, ahora el tiempo que permanecen aislados es mucho mayor, ya que el 35% se encierran al menos durante siete años. También se ha duplicado el número de personas de entre 35 y 39 que padecen hikikomori.
Este fenómeno social apareció por primera vez en la década de 1990, aunque no ha sido catalogado como un trastorno oficial ni tiene tratamiento recomendado. Los médicos creen que las influencias psicológicas y culturales influyen en la determinación de esta conducta, siendo más frecuente en las clases medias y afectando más a hombres que a mujeres ya que se enfrentan a enormes presiones para tener éxito temprano. El fenómeno no se limita a Japón. Un estudio publicado en 2015 encuentra numerosos casos en Estados Unidos, China y España.