Un niño, primera víctima de la oleada de migrantes que ha desatado Turquía
Es la primera muerte que se conoce en los cuatro días que han transcurrido desde que Turquía decidió abrir sus fronteras y cancelar así de facto el acuerdo con la Unión Europea sobre migración
Varios miles de personas han pasado la noche en los alrededores de la ciudad turca de Edirne esperando para poder cruzar la cercana frontera con Grecia, atrapados entre la Policía turca, que les anima a intentarlo, y la griega, que usa la fuerza para impedírselo.
Esta mañana, un niño ha fallecido al volcar un bote con 48 migrantes y refugiados ante las costas de la isla griega de Lesbos, según ha informado la guardia costera. Los tripulantes de un bote, que iba acompañado por una embarcación turca hasta la linde marítima con Grecia, hicieron volcar la embarcación, algo que -según la guardia costera- es una práctica común recomendada por los traficantes para forzar el rescate. La guardia costera griega pudo rescatar a toda la tripulación, menos a un menor que ingresó cadáver en el hospital.
¿Por qué esta oleada?
Han transcurrido cuatro días desde que Turquía decidió abrir sus fronteras y cancelar así de facto el acuerdo con la Unión Europea sobre migración. Como respuesta el gobierno de Grecia, también fronteriza con Turquía y territorio de paso para los refugiados, ha anunciado que suspende el derecho a pedir asilo durante el próximo mes.
Turquía comparte su frontera sur con Siria y es el país que más refugiados sirios alberga: 3.7 millones. Hace cuatro años, en 2016, la UE selló un pacto con Ankara por el que acordaba la devolución de los migrantes a su territorio a cambio de unos fondos de ayudas de 6.000 millones de euros. Esto significa que por cada sirio retornado a Turquía, otro debía ser reasentado legalmente en la UE. Turquía se comprometió a adoptar las medidas necesarias para cerrar las rutas migratorias que controlaban las mafias de traficantes.
Sin embargo, el pasado jueves Turquía rompió el acuerdo tras la muerte de 33 soldados turcos en la región de Idlib -al noroeste de Siria- en bombardeos atribuidos por Ankara al régimen sirio. Este es el peor ataque sufrido por el ejército turco y en plena crisis.
El presidente turco anunció el jueves, tras el bombardeo que rompería el acuerdo de su país con Bruselas para evitar que los inmigrantes entraran en la UE, salvo que recibiera un mayor apoyo de los 27 estados miembros para su intervención en Siria. El sábado reiteró que no tenía intención de reconsiderar su decisión y abrió la frontera oeste dejando paso libre.
Tras la apertura fronteriza, los oficiales griegos han lanzado gases lacrimógenos a los inmigrantes sirios, algunos incluso han lanzado piedras y han utilizado barras metálicas mientras intentaban entrar en Grecia por el pueblo del noroeste turco, Kastanies.
Desde las 7:00h del pasado domingo por la mañana han arribado cerca de un millar. La guardia costera ha realizado más de veinte operaciones de rescate en apenas 24 horas. La mayoría de estas operaciones se produjeron en Lesbos, donde desembarcaron 423 personas.
Mientras tanto, el gobierno de Atenas ha enviado un mensaje de texto a todos los números internacionales en la frontera de la región advirtiendo a la gente de que no cruce la frontera. «Desde la República Helénica: Grecia está incrementando la seguridad fronteriza al máximo nivel. No intentéis cruzar la frontera de forma ilegal«, indica el mensaje.
En medio de esta nueva vuelta de tuerca de la crisis migratoria, el mando del ejército en Lesbos ha anunciado hoy maniobras con artillería pesada en muchas de las playas de la isla, y ha alertado a la población de que si penetraba en las zonas en cuestión corría peligro. En los alrededores de la zona donde se hacen las maniobras suenan las alarmas y hay personal que advierte a los que se acercan, según han especificado fuentes militares a Efe. Si a pesar de todo hay personas que penetran en esas zonas -también por mar- estas se interrumpen hasta su evacuación.