La Comisión Nacional de Sanidad de China ha informado que el país asiático ha registrado un total de 127 nuevos contagios de coronavirus[contexto id=»460724″]. Es el tercer día consecutivo con más de un centenar de nuevos positivos, la intensa mayoría se ha dado en la provincia de Xinjiang, donde se detectó un rebrote hace casi tres semanas.
Lo más importante: la tendencia de nuevos casos continúa a la alza en China, con cifras no vistas en el país desde el pasado mes de abril pese a las estrictas medidas de seguridad para intentar frenar la pandemia. En esta última semana los contagios han aumentado con 34 el viernes pasado, 46 el sábado, 61 el domingo, 68 el lunes, 104 el martes y 105 el miércoles.
Xinjiang ha confirmado 112 de los 127 nuevos casos, mientras que el otro rebrote activo, el de la provincia nororiental de Liaoning, ha sumado 11 más, todos ellos por contagio local.
Por su parte, los contagios detectados a viajeros procedentes del extranjero, conocidos como casos «importados», han ascendido a cuatro, tres de ellos en la provincia suroriental de Cantón y uno en la nororiental de Tianjin.
Aunque la Comisión no ha anunciado nuevos decesos por COVID-19 —con la cifra total de 4.634 — ya son 84.292 infectados diagnosticados oficialmente en China desde el inicio de la pandemia, de los cuales 78.974 superaron la enfermedad y fueron dados de alta.
Hasta la fecha se ha realizado seguimiento médico a 787.335 contactos cercanos con infectados, de los cuales 18.461 continúan en observación.
Mientras tanto, en Hong Kong el rebrote detectado hace un mes sigue agravándose, tras anunciarse 149 nuevos positivos en la ciudad semiautónoma. La cifra total asciende hasta los 3.151 contagiados, de los cuales al menos 25 fallecieron. Además, como medida para detener los diferentes focos de infección en Hong Kong, hace tres semanas se suspendieron las clases en guarderías y centros de educación primaria y secundaria.
Las autoridades sanitarias del país asiático continúan adoptando distintas acciones para contener el coronavirus —que apareció a finales del 2019— con el uso obligatorio de mascarillas, medidas de confinamiento y una política de rastreo de los contactos. Unas maniobras que han podido paliar rápidamente la aparición de nuevos contagios masivos.