Médicos sin Fronteras denuncia el «inaceptable desamparo» que sufrieron las residencias de mayores
Médicos sin Fronteras (MSF) ha denunciado en un informe el «inaceptable desamparo» que sufrieron las residencias de mayores durante el pico de la epidemia en España y alerta de la necesidad de tomar medidas urgentes para evitar que la COVID-19 provoque otra vez una alta mortandad en los geriátricos.
Lo más importante: ante el repunte del virus en toda España, la organización médica urge medidas y planes de contingencia que aseguren «la alerta temprana y la respuesta inmediata en el control de la infección para proteger» a los mayores.
El documento Poco, tarde y mal. El inaceptable desamparo de los mayores en las residencias durante la COVID-19 en España señala que estos centros mostraron un déficit estructural de recursos y de supervisión sanitaria y ningún plan de contingencia.
La organización, que auxilió a 500 geriátricos españoles durante el estado de alarma, ha manifestado los «graves problemas tanto del modelo de gestión de residencias como de coordinación entre administraciones, cuyo resultado es el abandono de las personas más vulnerables a la pandemia y la desprotección del personal que las cuida».
MSF, además, ha recordado que —según datos oficiales— entre abril y junio perdieron la vida 27.359 personas mayores en residencias. Estos datos representan al 69% de las personas fallecidas por COVID-19[contexto id=»460724″] en toda España.
«Esta combinación hizo inviable responder a la epidemia. Al ser residencias, es decir, hogares para los mayores, no disponían de recursos sanitarios y asistenciales, lo que tuvo un impacto directo en los residentes», ha argumentado la responsable de la respuesta en residencias de MSF, Ximena Di Lollo.
Para que no vuelva a ocurrir lo sucedido anteriormente, la organización médica urge «dotar de recursos financieros, humanos y materiales» la atención primaria y los hospitales. En palabras de Di Lollo, es un derecho para los mayores «recibir un tratamiento específico, urgente y digno, incluyendo la asistencia en los centros de atención primaria y las derivaciones hospitalarias».
MSF ha constatado que «a la carencia de recursos, infraestructura, formación o responsabilidad para la atención médica» se sumó la falta de respuesta inmediata y adecuada para salvar las vidas de los mayores. Además, en el informe se ha apuntado la «gravísima carencia de protocolos para cuidados paliativos, final de la vida, despedidas y visitas».
Unido a esto, también se ha remarcado la mala gestión en cuanto «a los casos asintomáticos y la poca credibilidad de los test diagnósticos» y las medidas de aislamiento de los residentes, «a veces de forma indiscriminada» y restringiendo o denegando «despedidas, visitas o movilidad dentro de la residencia». Unas situaciones que han derivado en grandes consecuencias físicas y psicológicas para los mayores, sin contar con apoyo emocional alguno.