Este martes alumnos con mascarillas han vuelto a las clases en Wuhan, la ciudad del centro de China donde emergió el coronavirus a finales de 2019, y que ha reabierto colegios y parvularios por primera vez en siete meses.
En contexto: cerca de 1,4 millones de estudiantes han reanudado sus clases en cerca de 2.800 jardines de infancia, centros de primaria y colegios de toda la ciudad. Los institutos de secundaria reabrieron en mayo.
Los medios estatales han mostrado imágenes de estudiantes enarbolando banderas chinas, lo que forma parte de la rutina en colegios públicos, pese a las advertencias de evitar aglomeraciones.
Los colegios tienen protocolos para evitar cualquier riesgo de rebrote y los alumnos deben llevar mascarillas y evitar en la medida de lo posible los autobuses y trenes públicos. Según datos oficiales, Wuhan concentró el 80% de los más de 4.600 casos de fallecimientos por la COVID-19 registrados en todo el país. La ciudad estuvo confinada y cerrada durante más de dos meses a partir de finales de enero.
Wuhan ha llevado asimismo a cabo en mayo campañas de test masivos para su población de unos 11 millones de personas.
China ha logrado controlar en gran medida la epidemia de la COVID-19, y los colegios de todo el país –que fueron cerrados a fines de enero– han vuelto a abrir de forma gradual. Además ha afirmado que lleva probando desde el pasado mes de julio varias candidatas a vacunas contra la COVID-19 en personal médico y funcionarios para «casos de emergencia», ha afirmado el director del Departamento de Desarrollo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Nacional de Sanidad, Zheng Zhongwei, a la televisión estatal CCTV.
A pesar de ello, ninguna vacuna ha superado los ensayos finales a gran escala que demuestran que es lo suficientemente segura y eficaz como para proteger a las personas.