La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha afirmado que lo más probable es que haya que esperar hasta mediados de 2021 para que se realicen vacunaciones masivas contra la COVID-19.
Por qué te lo contamos: aunque el proceso de conseguir una vacuna para protegernos se esta acelerando al máximo, con algunas candidatas en fases avanzadas de investigación, las pruebas requieren meses de ensayo y error. Además, en condiciones normales, el desarrollo de estas se extiende durante varios años e incluso décadas.
La portavoz de la organización, Margaret Harris, ha precisado que entre seis y nueve candidatas a vacunas se encuentran en fases avanzadas de investigación, con una parte de ellas en la fase 3 de los ensayos clínicos. Entre todas, destacan de la Universidad de Oxford y AstraZeneca y la de Moderna. Es esta primera una de las vacunas que, desde la Comisión Europea, se prevé que pueda llegar a finales de este año.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump[contexto id=»460724″], ha prometido que el país contará con una vacuna para ser distribuida antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Un factor que podría ser determinante para la posible reelección del político.
Por su parte, Rusia ha anunciado que ya tiene lista una vacuna contra el coronavirus[contexto id=»460724″] y desde la revista científica The Lancet se ha apuntado cómo se ha dado una respuesta inmunitaria sin efectos indeseables graves.
Esta carrera por desarrollar una vacuna contra la COVID-19 —a la que se han lanzado decenas de farmacéuticas y firmas biotecnológicas— ha generado esperanza y a la vez confusión sobre los plazos en los cuales una o más vacunas realmente podrían estar disponibles para el público.
La portavoz de la OMS ha reconocido que este desconcierto existe y que, en parte, ha sido alimentado por el hecho de que hay gente que está siendo vacunada en el marco de los ensayos clínicos que se están realizando con varias vacunas candidatas, pero que no se sabe si realmente funcionan. «Los diferentes grupos de investigación están vacunando a gente, pero en estos momentos no tenemos una señal clara de que se haya llegado a un nivel de eficacia y seguridad suficiente».
Harris ha señalado el peligro de «alimentar falsas esperanzas» entre la población, pues esto puede «aumentar la complacencia» frente al virus y hacer que se descuiden gestos básicos de prevención, como la distancia social, el uso de mascarillas y el lavado de manos. «Recordemos que al principio de esta pandemia muchos le restaron importancia y decían que pasaría pronto. Esa actitud nos ha llevado a tiempos muy difíciles», ha comentado la portavoz del organismo.