Los pacientes hospitalizados en el Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid que fueron tratados con un ciclosporina –un fármaco inmunosupresor– tuvieron un 81% menos de posibilidades de morir que aquellos que no la recibieron, según concluye un estudio realizado por el hospital y la Universidad Europea que se ha publicado este jueves en E Clinical Magazine, una revista del grupo de The Lancet.
En contexto: la ciclosporina es un medicamento que se administra habitualmente para prevenir el rechazo del sistema inmunológico a un trasplante, normalmente de riñón, de hígado o de corazón. Además de ser inmunodepresor, ha demostrado en estudios de laboratorio con otros coronavirus que es capaz de inhibir la replicación del virus. La ventaja de este fármaco es que tiene la doble función: una acción antirreplicativa del virus y la capacidad de modificar la respuesta inmune.
El estudio analiza los tratamientos de más de 600 pacientes con coronavirus ingresados en este centro sanitario desde el 10 de marzo hasta el 15 de abril de 2020. Los pacientes analizados, de 69 años de media, son predominantemente varones, con tasas de comorbilidad asociadas similares. El 47% eran hipertensos; el 16%, diabéticos; 22%, enfermos cardiacos; y 19%, enfermos respiratorios.
«Hemos estudiado los tratamientos que recibieron en nuestro hospital más de 600 pacientes entre marzo y abril. Estudiamos los efectos de la hidroxicloroquina, el lopinavir-ritonavir, corticoides y tocilizumab, además de la ciclosporina. Estudiamos la relación con la mortalidad en pacientes graves y ninguno consiguió reducirla tanto como la ciclosporina. Los pacientes que no fueron tratados con ella tuvieron cuatro veces más posibilidades de morir que los que la tomaron», explica Daniel Carnevali, jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y profesor de la Universidad Europea.