La Vicepresidencia Segunda del Gobierno ha cifrado en 20.268 los fallecidos durante la primera ola del coronavirus en los centros residenciales españoles, según ha recogido la Secretaría de Estado de Derechos Sociales con datos de las comunidades autónomas.
Los datos: a 10.364 residentes se les realizaron test y 9.904 fallecieron con síntomas compatibles con la enfermedad, pero sin confirmación, puesto que al inicio de la primera ola no se contaba con suficientes pruebas diagnósticas.
Esta estimación constituye la primera cifra oficial sobre lo ocurrido en las residencias en la primera ola de la pandemia[contexto id=»460724″]. El objetivo del documento es establecer un marco común de lecciones aprendidas y de cooperación para abordar respuestas cohesionadas en las residencias de ahora en adelante. «Resulta crucial aprender de lo sucedido y articular mejoras en la respuesta».
En el informe —que ha sido adelantado por El País y al que ha tenido acceso EFE— se han analizado un total de 30 factores que influyeron en lo que se describe como una «tormenta perfecta». Aun así, han señalado, continúan existiendo algunas lagunas en el análisis de lo sucedido en estos centros, pues faltan datos «suficientemente robustos y homogéneos entre territorios»
El documento ha recogido, además, que el número total de defunciones por COVID-19 en la primera oleada no está determinado y que la aproximación más cercana hasta el 23 de junio sería, según ese borrador, la de 43.697 fallecidos por todas las causas. Una cifra muy superior a los 28.148 confirmados según el registro oficial.
El caso español se sitúa, en cuanto a porcentaje de fallecimientos de usuarios de centros residenciales, en unos «parámetros intermedios». «Similares a los de Irlanda del Norte (52%), Francia (49%), Israel (45%) o Suecia (47%). Sensiblemente por debajo de Bélgica (64%), Irlanda (63%) o Canadá (85%) y por encima de Reino Unido (41%), Portugal (40%) o Alemania (39%)».
La información disponible indica que falleció un 6% de las personas ingresadas en centros residenciales en España. Una cifra que supone una «alta afectación» si se compara con la de otros países de la OCDE.
Ahora se conoce, según ese informe, que cuando se adoptaron oficialmente las medidas de limitación de visitas en las residencias —entre el 12 y el 18 de marzo dependiendo del territorio— el patógeno ya se había introducido en muchos centros, especialmente en los territorios en los que la incidencia de la infección era mayor.
«El 14 de marzo ya existían en España al menos 46.645 casos positivos (que han sido confirmados posteriormente), de los cuales más del 40% se encontraba en Madrid». También se ha señalado que, a mayor tamaño, existe un mayor riesgo de entrada del virus y, por lo tanto, más dificultades para contener los contagios en las residencias.