El juez Ismael Moreno ha procesado al que fuese jefe militar de ETA Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, Ata, y a otros tres colaboradores por el atentado donde murió un guardia civil en Leitzo (Navarra) en 2002 tras la explosión de un artefacto trampa, escondido cerca de una pancarta usada como señuelo.
En contexto: en un auto del pasado 10 de diciembre, al que ha tenido acceso Efe este lunes, el magistrado propone juzgar también a Miren Itxaso Zaldúa, a Jon Lizarribar y a Ruben Gelbentzu por unos hechos que podrían ser constitutivos de presuntos delitos de pertenencia a banda armada, asesinato terrorista con resultado de muerte, cuatro delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa y tenencia de explosivos.
Estos tres procesados han comparecido este lunes ante la Audiencia Nacional por videoconferencia y han negado su participación en los hechos y su pertenencia a ETA en el momento en el que se produjo el atentado, han informado a Efe fuentes jurídicas.
Actualmente, Carrera Sarobe se encuentra cumpliendo pena en Francia y ha sido condenado también en España, donde está además procesado en causas como la del asesinato del presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad, en 2001, por la que hace unos meses ingresó en prisión provisional Itxaso Zaldúa, quien también estuvo presa en Francia.
También Jon Lizarribar fue condenado por un tribunal de París en 2007 al considerarle miembro del aparato logístico de ETA y después, en 2013, estuvo un tiempo en prisión provisional en España junto con Ruben Gelbentzu por su presunta participación en cuatro atentados cometidos en 2002.
Los hechos por los que los cuatro han sido ahora procesados se remontan al 24 de septiembre de 2002 cuando, según el auto, un agente destinado en Málaga que se encontraba de permiso en Leitza (Navarra), vio en la carretera que une la localidad con Berastegui (Guipúzoa) una pancarta con términos alusivos a ETA y amenazas a la Guardia Civil como «Guardia Civil Bertan Hill» («Guardia Civil muere aquí»).
Esta pancarta era un señuelo que formaba parte de un artefacto explosivo dispuesto dentro de una olla o cazuela metálica, en el interior de una mochila, y que se ubicaba sobre un talud de la carretera.
Al recibir la denuncia del agente, cuatro compañeros -entre ellos la víctima del atentado, el cabo Juan Carlos Beiro- acudieron al lugar y, cuando uno de ellos fue a comprobar si la pancarta era «un artefacto explosivo-trampa», se produjo una explosión de «forma repentina» que ocasionó la muerte del cabo y heridas a los otros agentes. ETA reivindicó el atentado cinco días después.
El juez ha encontrado indicios de criminalidad contra los cuatro procesados tras recibir el pasado 30 de julio un informe de la Guardia Civil sobre la identificación de miembros de ETA vinculados a este atentado.
Explica que, según la investigación, Carrera Sarobe y Zaldúa estaban considerados miembros del comando ilegal Basajaun, que a su vez coordinaba «cuatro comandos legales en 2002», entre los que estaba Izarbeltz, que presuntamente integraban Lizarribar y Gelbentzu.
Según el auto, el comando Basajaun planificaba «la realización de un atentado especial» denominado en clave «cazuela», motivado presuntamente por la detención de los entonces responsables del aparato militar de ETA Jon Olarra y Ainhoa Múgica el 16 de septiembre de 2002, y con el objetivo de «dar un golpe de autoridad».
Para cometer el atentado investigado, el comando Basajaun «habría dispuesto» que los dos miembros del comando Izarbeltz colocasen la «pancarta-señuelo», mientras que los otros dos se encargarían de activarla.
Para la investigación también ha sido clave un documento hallado tras la detención en 2002 del antiguo jefe etarra Juan Ibón Fernández, Susper, atribuido en su mayor parte a la exdirigente de la banda Ainhoa Múgica Goñi con datos sobre armamento y material asignado al comando Basajaun en 2002.