Guatemala frena con violencia la caravana migrante que se dirige a EEUU
Luis Echeverria | Reuters
Guatemala frenó el domingo a bastonazos y gas lacrimógeno el paso de miles de migrantes hondureños que buscan llegar a Estados Unidos a pie, cumpliendo una orden del Gobierno de evitar la propagación del coronavirus, que había sido detectado en una veintena de integrantes de la caravana.
Lo más importante: los migrantes fueron repelidos con gases por los policías y aporreados con palos por militares en una carretera del poblado de Vado Hondo, en el departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras, un país que ha protestado por la violencia usada contra sus ciudadanos.
La cancillería hondureña ha pedido a Guatemala «investigar y esclarecer las acciones» de sus cuerpos de seguridad y ha llamado al país vecino a enfrentar «unidos como región» la migración irregular. Esta petición llega después de que Guatemala criticara a Honduras no haber contenido la caravana que irrumpió de manera desordenada en la frontera entre viernes y sábado.
Desde la noche del sábado, cerca de 6.000 migrantes de 9.000 que se estima que entraron en Guatemala están varados en Vado Hondo, un punto estratégico a menos de 50 kilómetros de la frontera, pues es difícil continuar el rumbo por otro lado ante la accidentada geografía del lugar.
Los migrantes, entre ellos familias completas con niños, aguantan la intemperie con la esperanza de continuar la travesía y mantienen la esperanza a pesar de que Guatemala ha desplegado a 5.000 militares en todo el trayecto hasta México.
La orden de los uniformados es evitar el paso ante el riesgo de contagios de COVID-19[contexto id=»460724″], según un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que restringe derechos para contener la caravana en la que ya se reportan casos positivos del virus.
Los migrantes hondureños aseguran que buscan escapar de la violencia, la pobreza, el desempleo y la falta de educación y salud, agravados también por la pandemia. La caravana además está alentada por la esperanza de una posible flexibilización de las políticas migratorias en Estados Unidos, cuando el presidente electo, Joe Biden, asuma su cargo el próximo 20 de enero.
